martes, 26 de julio de 2011

De la caída de Camps a la investidura de Alberto Fabra. Por Antonio Casado

Sesión de trámite en Las Corts para proceder a la conformidad y respaldo parlamentario de Alberto Fabra como nuevo presidente de la Comunidad Autónoma de Valencia en sustitución del dimitido Francisco Camps. Una sesión de investidura cuyo desenlace matemático está garantizado a favor de Fabra. El voto de los 55 diputados del PP le aseguran sobradamente la mayoría absoluta necesaria para ser investido hoy mismo en primera votación, una vez escuchados los discursos del candidato principal y los cuatro portavoces.

Toda la atención está centrada en el discurso de Fabra, a partir de las 11.00 horas. Por ver si se consolidan los indicios que apuntan al distanciamiento con Camps o los que apuntan a la continuidad, porque de lo uno y de lo otro hemos visto estos días. Los que parecen anunciar continuidad pura y dura se refieren a las personas. Ningún cambio de caras en el Consell, según ha anticipado el propio Fabra. Sin embargo son clamorosas las señales de cambio en contenidos y el estilo.

«La hipótesis más probable es que el nuevo presidente se abstenga de remodelar el equipo antes de las próximas elecciones generales.»
En cuanto a retoques en el Consell (Ejecutivo), nada de nada. Lógico. Sus miembros están recién nombrados por Camps después de las elecciones del 22 de mayo. Algunos ni siquiera han tenido tiempo de explicar sus proyectos ante las Cortes, como es preceptivo. La hipótesis más probable es que el nuevo presidente se abstenga de remodelar el equipo antes de las próximas elecciones generales. Lo hará cinco minutos después, ya con la sobredosis de autoridad política que espera obtener tras el previsible triunfo de Mariano Rajoy.

Ese escenario está cantado a la vista de los indicios que apuntan a una gestión política diferenciada de la de Francisco Camps. Diferenciada, por tanto, de la que teóricamente llevaría a cabo el actual equipo, hecho a imagen y semejanza del presidente caído. Las diferencias, de momento, son básicamente de estilo. Fabra ya ha anunciado que no rehuirá las preguntas que libremente quieran hacerle los periodistas, facilitará a la oposición los contratos de las empresas de Gürtel y recibirá a los familiares de las víctimas del accidente de metro de 2006.

Es decir, como Camps pero al revés. Así que cualquiera puede hacerse una idea sobre el impacto del yo no soy como Camps en los todavía recién nombrados consejeros. Empezando por la vicepresidenta, Paula Sánchez de León, cuya candidatura a la sucesión, propuesta por Camps, fue rechazada por la dirección nacional del partido en favor de Rita Barberá y, en su defecto, de Alberto Fabra. Un indicio más de los malos tiempos que vienen para el campismo representado en Sánchez de León y quienes no logren a partir de ahora una creíble adaptación al nuevo centro de poder creado en torno al ex alcalde de Castellón y, a partir del jueves (toma de posesión), nuevo presidente de la Comunidad Autónoma de Valencia.

Insisto: la comedia valenciana del PP, animada por un obsceno amontonamiento de lo político y lo judicial (en las tres provincias tienen los gobernantes del PP causas abiertas por corrupción) no ha hecho más que empezar.


El Confidencial - Opinión

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