La izquierda es experta en el agitprop y en valerse electoralmente de la crispación, como bien quedó demostrado con los movimientos, también falsamente espontáneos, del "Nunca mais", el "Hay motivo" o el "No a la guerra".
Basta echar un vistazo a las propuestas de Democracia Real YA –la plataforma ciudadana que promovió las manifestaciones del pasado domingo en más de 60 ciudades de España– para darse cuenta de que, lejos de ser un legítimo, espontáneo y transversal movimiento de protesta contra la falta de alternativas y de soluciones que ofrece nuestra clase política, se trata de un movimiento muy bien organizado por parte de la izquierda para apropiarse del justificado malestar social y proponer políticas aún peores que los problema que ya padecemos.
Más que a un mayor grado de democracia, a lo que parecería que aspiran los miembros de Democracia Real YA es a una adulteración de la misma. No en vano, la democracia no entiende de adjetivos, sean éstos real, orgánica o social. Siempre que se quiere matizar su clarísimo significado original asociándolo a diversos calificativos, sólo cabe descubrir un subyacente deseo por socavarla.
Más que a un mayor grado de democracia, a lo que parecería que aspiran los miembros de Democracia Real YA es a una adulteración de la misma. No en vano, la democracia no entiende de adjetivos, sean éstos real, orgánica o social. Siempre que se quiere matizar su clarísimo significado original asociándolo a diversos calificativos, sólo cabe descubrir un subyacente deseo por socavarla.
No es de extrañar, por tanto, que partidos como IU o el PSOE hayan querido sacar rédito de esta protesta ciudadana –por ejemplo, vinculándose a través de su página web con el manifiesto de la plataforma–, como si estos partidos no formaran parte de esa clase política que es legítimamente percibida por los ciudadanos como el tercer principal problema de nuestro país, o como si esta plataforma ciudadana de izquierdas no promoviera las ideas que en gran parte son responsables de la crisis que padecemos.
La izquierda es experta en el agitprop y en valerse electoralmente de la crispación, como bien quedó demostrado con los movimientos, también falsamente espontáneos, del "Nunca mais", el "Hay motivo" o el "No a la guerra". Ahora, con casi cinco millones de parados, y ante la nula iniciativa del principal partido de la oposición para liderar el malestar ciudadano, es evidente que esa izquierda quiere ocupar semejante vacío, aunque ello suponga convertir una protesta a favor de la democracia en una destinada a pervertir sus bases y a mejorar las perspectivas electorales del PSOE.
La izquierda es experta en el agitprop y en valerse electoralmente de la crispación, como bien quedó demostrado con los movimientos, también falsamente espontáneos, del "Nunca mais", el "Hay motivo" o el "No a la guerra". Ahora, con casi cinco millones de parados, y ante la nula iniciativa del principal partido de la oposición para liderar el malestar ciudadano, es evidente que esa izquierda quiere ocupar semejante vacío, aunque ello suponga convertir una protesta a favor de la democracia en una destinada a pervertir sus bases y a mejorar las perspectivas electorales del PSOE.
Libertad Digital - Editorial
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