jueves, 3 de marzo de 2011

El paro no da tregua

La habitual espiral negativa del paro se agudizó ayer con los resultados de un febrero que el Gobierno ya presagiaba negativo. Lo primero que cabe decir es que cuesta encontrar alguna lectura medianamente digerible del comportamiento del mercado de trabajo más allá del manido argumento al que nos tiene acostumbrados el Gobierno de que el dato era malo, pero que los hubo peores. El desempleo registrado aumentó en febrero en 68.260 personas, una cifra algo mejor que la del mismo mes del año pasado, pero peor que la de 2008, el primer año de la crisis, lo que por sí solo debería haber persuadido al Ministerio de Trabajo de haberse expresado con mayor cautela. De este modo, el volumen total de parados alcanzó la cifra de 4.299.263 desempleados, su nivel más alto en toda la serie histórica comparable, que arranca en 1996, y el más elevado, por tanto, de los tres años de crisis que arrastra ya España. Hablamos de brotes negros, negrísimos, porque el análisis pormenorizado no permite otra conclusión. Las cifras de contratos registrados alientan este pesimismo. Cayeron un 9,4% en el mes y un 1,8% en el año. El balance es más decepcionante en la contratación indefinida, el principal objetivo de la reforma laboral, con un retroceso del 8,1% en el mes y un 6,8% en el año, lo que cuestiona la eficacia de esa tibia modificación en el mercado de trabajo casi medio año después de su entrada en vigor. El panorama en la Seguridad Social tampoco ayuda. Los cotizantes bajan tanto en el mes como en el año, pero con un matiz muy preocupante. La destrucción de empleo ha vuelto a acelerarse, lo que no ocurría desde abril de 2009. Desde ese mes, la comparación del número de afiliados con el mismo mes del año anterior había resultado cada vez mejor hasta este febrero. En este caso son 225.257 cotizantes menos que en el mismo mes de 2010. Para completar este cuadro sombrío, se perdieron 9.530 afiliaciones de autónomos y el paro juvenil aumentó un cinco por ciento. La contundencia de los datos aleja la idea de que el desempleo esté tocando suelo. El presidente del Gobierno negó ayer la mayor y confirmó que mantenía las previsiones de que se crearía empleo neto en la segunda mitad del año. No sabemos ya que es más inquietante: si la propia realidad de un país de parados o la de un Gobierno sumergido en una burbuja virtual que vende a la sociedad espejismos mientras la nación se empobrece de forma acelerada. Así no se construye la confianza. El Ejecutivo sabe que España sólo crea puestos de trabajo netos si su economía crece por encima del 2% y ese escenario está, por desgracia, lejano. La última baza del Ejecutivo parecen ser las positivas perspectivas del año turístico debido a las revueltas árabes. Tanto hablar de un cambio en el modelo de crecimiento para acabar dependiendo de las ansias de libertad de Túnez o Libia. España necesita un plan global con reformas profundas y no intervenciones superficiales como la del mercado laboral. Como acertadamente dijo Juan Rosell en LA RAZÓN, hay que crear empresas y para ello es imprescindible la recuperación del crédito en un sistema financiero que debe sanearse con urgencia.

La Razón - Editorial

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