Decirle a los candidatos municipales que den prioridad al empleo parece un sarcasmo o una provocación en boca de Rodríguez Zapatero.

EN plena precampaña hacia las municipales y autonómicas de mayo, los líderes políticos envían mensajes contrapuestos a la opinión pública. Ayer, en la convención del PP gallego, Rajoy dijo con razón que España no tiene un problema ideológico, sino de competencia —incompetencia, más bien—, ya que este Gobierno carece de criterio fijo y genera una incertidumbre que impide salir de la crisis económica. La mejor prueba de esa «ineficacia absoluta», concluyó el líder popular, son los 4,7 millones de parados y el recorte de derechos sociales más grande de la democracia. Frente a la acusación interesada de que no ofrece un programa de actuación, Rajoy reiteró algunos elementos básicos para un futuro ejecutivo popular: austeridad, estabilidad presupuestaria, techo de gasto público, modelo laboral «flexible» y energía nuclear. Hay, sin duda, aspectos muy positivos en un proyecto que saca provecho de la buena imagen del centro-derecha como gestor de la economía y que otorga prioridad a la competencia sobre la retórica. De ahí que acierte el PP al denunciar el radicalismo del PSOE como una cortina de humo para esconder a base de polémicas artificiales los verdaderos problemas que interesan a día de hoy a los ciudadanos.
A su vez, Rodríguez Zapatero, que volvió a fallar ayer en Sevilla en su enésimo intento de rearme anímico del PSOE, se sitúa en una posición de falso victimismo y, a falta de argumentos, sólo acierta a reaccionar contra Rajoy a base de una campaña de desprestigio personal. Zapatero sabe que, con su liderazgo, el PSOE no está en el mejor camino hacia el 22 de mayo. Su mensaje sería más creíble si en lugar de descalificar a su rival, el presidente del Gobierno hiciera un balance sincero de su pésima gestión y no siguiera elogiando inútilmente ocurrencias fallidas como el Plan E o predicando una austeridad que no practica. Decirle a los candidatos municipales que den prioridad al empleo parece un sarcasmo o una provocación en su boca . El PSOE teme una debacle en las urnas y parece emprender un huida hacia adelante, en contraste con un PP al que los sondeos retratan muy sólidamente. Falta tiempo todavía, pero todo apunta a una campaña dura en la que es exigible que el debate político se imponga sobre las descalificaciones personales.
ABC - Editorial
0 comentarios:
Publicar un comentario