viernes, 25 de febrero de 2011

La ministra Chacón, descifrada en clave sucesoria. Por Antonio Casado

La ministra de Defensa, Carme Chacón, uno de los valores del PSOE mejor colocados políticamente para liderar el partido después de Zapatero, debe estar aún perpleja por la tormenta mediática desencadenada por sus respuestas a las preguntas que mi amigo Javier García Vila le hizo el martes pasado en los desayunos de Europa Press sobre el recurrente tema de la sucesión.

La tormenta fue el resultado de la interpretación libre de unas palabras muy medidas por la ministra. Sobre la posible marcha de Zapatero: es el mejor, quiero que se quede y votaré por que se quede. Y si se va, que decidan los militantes. Eso es, en esencia, lo que dijo la ministra: uno, apuesta por Zapatero, y dos, si se va, aplíquense los estatutos del partido. Como se ve, las generales de la ley, como suele decirse.


Palabras absolutamente ceñidas a la normativa estatutaria y, dentro de lo posible, al ruego del presidente del Gobierno de no abrir ahora el debate sucesorio porque los afanes son otros y mucho más graves. Hubiera sido peor el veto previo al tema de la sucesión. O el “no comment” a las preguntas que el periodista le hizo al final de la conferencia (el asunto ocupó apenas cinco minutos de la hora larga de comparecencia en un hotel de Madrid). Aunque no incurrió Chacón en esa descortesía, tampoco dijo nada nuevo.
«Mi apuesta es que Zapatero no repetirá como candidato. Y que Rubalcaba podría ser una opción electoral para salvar los muebles en 2012, no para liderar la travesía del desierto y e intentar la recuperación del poder a medio o largo plazo.»
Sin embargo, las obviedades de Chacón han alimentado la voracidad especulativa de ciertos medios de comunicación. Esa es la clave. Entiendo que la ministra no se reconociera en los titulares del día siguiente pero que reconociera perfectamente a los medios que procesaron sus declaraciones. No en función del interés informativo sino de las posiciones que ocupan o aspiran a ocupar en las relaciones de poder.

Las obviedades de Chacón, que estuvo acompañada de siete ministros, la cúpula militar, el presidente de la patronal, Joan Rosell, el de Comisiones Obreras, Fernández Toxo, etc., se han presentado como el lanzamiento de su candidatura, el frenazo a las aspiraciones de Rubalcaba y, en todo caso, la petición de unas elecciones primarias. ¿Tanto ha dado de sí el remitirse a los militantes del partido si Zapatero decidiese no repetir como candidato en las elecciones generales de 2012? Eso es como pedir primarias, se ha dicho. No necesariamente. Solo si hay más de un aspirante. Y aunque las hubiera pedido expresamente, es una previsión estatutaria, ¿qué tiene de particular?

Lo demás son quinielas. Mi apuesta es que Zapatero no repetirá como candidato. Y que Rubalcaba podría ser una opción electoral para salvar los muebles en 2012, no para liderar la travesía del desierto e intentar la recuperación del poder a medio o largo plazo. En ese segundo reto la actual ministra de Defensa, Carme Chacón, aparece como una de las figuras mejor colocadas por razones políticas y generacionales.

Pero para eso no hacía falta rastrear sus intenciones o leer entre líneas un conjunto de vaguedades sobre el funcionamiento interno de un partido político. Basta citar la doctrina Gallardón sobre la legítima aspiración a todo de un político. Más pegado al asunto en cuestión, también el presidente del Congreso, José Bono, decía el otro día: “Es necesario y legítimo que ministros como Carme Chacón quieran ser los próximos líderes del PSOE”. Pues eso.


El Confidencial - Opinión

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