domingo, 21 de noviembre de 2010

Uno. Por Alfonso Ussía

El Gobierno de Marruecos ha reaccionado después de los enérgicos rapapolvos de Rubalcaba y Trini. Y para demostrar su respeto al derecho de información, opinión y expresión, ha autorizado a dos periodistas españoles a entrar en el Sáhara. Rubalcaba ha aplaudido la medida calificándola de «un primer paso» hacia la normalidad informativa. Sólo dos periodistas de medios españoles. En realidad, uno. Porque el corresponsal de «El País», por lógica, será un corresponsal de Rubalcaba. No lo escribo con ánimo de crítica, sino como consecuencia de la trayectoria del periódico gubernamental, último clavo con el que cuenta el Gobierno socialista para esquivar el desastre que se le viene encima. Mi respeto al sentido de la libertad del diario «El Mundo» es absoluto. Pero por muy buena corresponsal que sea Ana Romero, le van a faltar ojos, y manos y sensaciones para conseguir cubrir en soledad la tragedia sahariana y saharaui.

Póngase en otro escenario. En similares circunstancias, un Gobierno del Partido Popular se humilla ante Marruecos. Su ministro de Asuntos Exteriores aguanta una rueda de prensa en la que su colega de una dictadura coronada insulta a los medios de comunicación españoles sin replicar al cónsul del tirano. Posteriormente, otro enviado de Mohamed convence al ministro del Interior de que todo lo que se ha dicho y escrito es mentira, y que en prueba de buena voluntad, se va a permitir la entrada en el Sáhara a dos periodistas españoles. Uno de «El Mundo», y otro de La Razón «ABC» o «La Vanguardia». Y para colmo, el ministro califica esa media con optimismo y satisfacción, considerándola un «primer paso». ¿Se figuran los lectores la reacción de los de Prisa?


«El Mundo» ha criticado la medida, y a pesar de la indignación del resto de los medios, enviará a su corresponsal. Entiendo su decisión. Al menos llegará a España la noticia diaria del Sáhara de la prensa independiente, no sólo de la prensa independiente de la mañana, que en palabras del inolvidable Santiago Amón no es más que eso, la prensa que se independiza de la mañana. Para el resto de los periódicos, con La Razón en primera fila, «el primer paso» es una burla más del Gobierno marroquí al «acojonaíto» Gobierno de España, además de un lacerante agravio comparativo. Ni Fidel Castro se hubiera atrevido a tan ridícula propuesta. «De acuerdo, que informen, pero sólo un periodista», en el caso que nos ocupa, una periodista del diario «El Mundo». Trabajo tiene por delante. Y además se sentirá continuamente vigilada, molestada y trampeada por el rígido sistema policial impuesto por el que convence a Rubalcaba. Mejor uno que ninguno, y en ésas estamos.

Pero considerar tamaña desfachatez como «un primer paso» se me antoja una desfachatez mayor. Este Gobierno nuestro ha perdido completamente los fondos y las formas. No estamos lejos de las depuraciones. El Gobierno cuenta con el apoyo incondicional de poderosos medios de comunicación que se dedican a señalar a periodistas libres con el dedo acusador del poder establecido. Medios castristas dirigidos por el ultracapitalismo de izquierdas, que ya me dirán ustedes en qué consiste.

Feliz estancia a Ana Romero, de «El Mundo», en El Aaiún. En su soledad, no podrá con todo. Bastante tendrá con intentar esquivar a quienes estarán las veinticuatro horas del día siguiendo sus pasos o sus sueños. Pero mejor algo que nada. La libertad, en manos de una periodista. El «primer paso».


La Razón - Opinión

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