sábado, 1 de mayo de 2010

Fiesta del desempleo

Los sindicatos saldrán hoy a la calle en la celebración del Primero de Mayo un día después de que se confirmaran oficialmente las demoledoras cifras de la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre del año.

El desempleo se situó en el 20,05%, su mayor nivel desde 1997, lo que supone que 4,6 millones de personas no tienen empleo. Las familias con todos sus miembros en paro alcanzan ya los 1,3 millones, nada menos que 230.200 más que hace un año. Con este panorama, UGT y Comisiones Obreras dedicarán hoy la denominada fiesta del trabajo a responsabilizar a los empresarios, que no al Ejecutivo, de la crítica situación y lo harán acompañados de una pléyade de liberados, pero no de esos cientos de miles de españoles en paro que no han figurado entre sus prioridades durante estos años. La realidad es que Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo no pueden valorar la depresión laboral española con la aséptica mirada de un observador imparcial, porque han sido promotores activos de la estrategia que ha colapsado el mercado de trabajo en nuestro país y que ha frustrado las posibilidades de recuperación. Hasta la fecha, lejos de asumir su responsabilidad en una gestión perjudicial para los trabajadores, se han dedicado a disculpar al Gobierno, por un lado, y por tanto a ellos mismos, y a repartir culpas entre los empresarios, el PP, los bancos, los organismos internacionales y todo aquél que haya denunciado la equivocada política económica.

Es muy probable que Méndez y Toxo compartan las palabras del secretario de Estado José Manuel Campa, que aseguró ayer que España no llegará a los cinco millones de parados. Puede que coincidan incluso con Campa en que, ahora sí, se atisban brotes verdes en el mercado laboral, con un mejor comportamiento de la población activa, la ocupación y la movilidad laboral. Nosotros casi hemos perdido la cuenta de las ocasiones en las que el Gobierno ha realizado pronósticos similares mientras la crisis se extendía imparable y la economía entraba en shock. Aún recordamos cuando el propio presidente aseguró que nunca se alcanzarían los cuatro millones de desempleados, y ya vamos camino de los cinco.

El Gobierno no atiende las advertencias que le llegan desde dentro y desde fuera del país. Las esperadas y necesarias reformas no se concretan mientras se enreda en confusos e inacabables procesos negociadores. Sin actuaciones urgentes en el mercado laboral, en el sistema financiero o en el gasto público, la recuperación de la economía será un propósito inalcanzable y el deterioro una consecuencia ineludible. Ayer, el Ejecutivo aprobó el recorte de 29 empresas públicas y 32 altos cargos para ahorrar 16 millones de euros. Es una medida limitada y tardía, que parece más otra operación cosmética que una apuesta real por la austeridad, tan necesaria en un país con un elevado déficit. Si el Gobierno no afronta las medidas de choque que la Economía precisa, el Primero de Mayo del año próximo será de nuevo la «fiesta» del desempleo.


La Razón - Editorial

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