lunes, 12 de abril de 2010

Las caras de la corrupción. Por Félix Madero

En todos los hombres está presente la corrupción: sólo es una cuestión de cantidades. Carlo Dossi

DUDO a la hora de traer aquí verdaderos disparates pronunciados por prebostes de la política. Dudo porque, pudiendo pasar inadvertidos, adquieren resonancia al encontrar espacio en un periódico de gran difusión como ABC. Cuesta soportar que desde Esquerra Republicana de Cataluña den clases de cómo combatir la corrupción. Así es si así os parece, que diría Luigi Pirandello. Sostiene el presidente de ERC Joan Puigcercós que «los votantes del PP son impermeables a los casos de corrupción y que, llegado el caso harían lo mismo». Sostiene tan egregio pensador que «hay gente que cree que la política sirve para esto y vota a partidos que se corrompen. No hay castigo moral».

Pero lo inmoral es que hemos llegado a un punto en que cualquiera se cree cualificado para ofrecer sus recetas en contra de la corrupción. ¿De qué corrupción? Esa que permite y hace legal que un partido que no gana las elecciones sea decisivo en el Gobierno catalán, o sea que titula de legal -y no lo discuto aunque me sorprenda-, que un partidillo secesionista y republicano se siente en las Cortes Españoles para actuar como muleta de la insuficiente mayoría socialista. Y ya puestos a sostener, sostiene Puigcercos que ellos necesitan un Estado para ser felices. ¿Qué me dicen? Ya sé que la tontería no es lo mismo que cobrar comisiones, pero muchos pensamos que la abundancia de semejante mercancía es una forma sutil de corrupción.


Sus caras son infinitas, y por lo que dice el Fiscal General, variadas. En el Congreso, Pumpido asegura que hay en los tribunales 264 procedimientos penales abiertos contra cargos públicos o políticos del PSOE y 200 del PP. Siendo así, sorprende la forma en que el PP encaja los golpes y asume que aunque lo que cae del cielo son orines conviene decir que llueve. Ellos verán. La dificultad del partido de Rajoy para explicarse es proverbial y tiene su origen en la indolencia de la que hace gala el propio Rajoy para explicarse y explicar lo que les pasa a él y a los de enfrente. No debe extrañar que salgan clásicos como Álvarez Cascos demostrando a este PP que la oposición siempre hace bueno eso de que la mejor defensa es un buen ataque.

El miércoles ERC va a preguntar al Gobierno cómo piensa combatir la corrupción. No me consta que desde el PP estén preparando una estrategia para soportar este teatro de pueblo en que han convertido las sesiones de control. El independentista Ridao pregunta por la corrupción -¿sólo del PP?-, y los diputados del PP volverán a sentir en sus hombros que desde el techo cae algo amarillento y caliente. Dirán que es agua, pero les están meando. Igual un día de estos reparan en los números de Conde Pumpido. Y se ponen a trabajar.


Libertad Digital - Opinión

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