martes, 30 de marzo de 2010

Algo chiquitito, algo pequeñito, en lugar de pacto ZP tiene ‘pactito’ . Por Federico Quevedo

¿Lo ven? Al final los hechos nos dan la razón a quienes denunciamos desde el primer momento que esto era una milonga, una broma de mal gusto, una farsa, pura escenografía, parafernalia y una colosal mentira. No hay pacto.

Hay pactito. Algo chiquitito, algo pequeñito, como dice la canción esa tan soberanamente cursi y ñoña con la que nos vamos a presentar a Eurovisión a ver si ya por fin quedamos los últimos pero, qué quieren, en tiempos de ZP hasta el tema de Eurovisión es para echarse a llorar o para salir corriendo.

Compuesto y sin novias, si lo que pretendía Rodríguez era dejar constancia de la soledad del PP, se ha quedado con las ganas. No sólo el PP le ha dado calabazas, sino que también lo ha hecho IU, Rosa Díez, ERC, el BNG, Coalición Canaria y es más que probable que haya alguna baja más. De entrada, el documento que el viernes hizo circular CiU es bastante elocuente: sí, hay algunos avances, pero en lo sustancial el Gobierno se queda, más que corto, paralizado, viene a decir el grupo catalán, que sólo estará en la foto si Moncloa se aviene a recoger el grueso de sus propuestas. Pero Moncloa ya ha dicho que sólo va a retratarse sobre la base de las 54 tiritas que le quiere poner a la brecha abierta en el corazón de nuestra economía, y que no son del agrado de ninguno de los grupos.

Y es que ésa es la realidad: lejos de la ambición que debería tener un Gobierno verdaderamente dispuesto a afrontar la complejidad de esta situación, adoptando medidas de calado por impopulares que estas pudieran ser, Rodríguez ha optado por el cortoplacismo y la nulidad. Por otra parte es lo que hace siempre, para qué vamos a engañarnos.


Hagamos un poco de memoria, que nunca viene mal. Rodríguez propuso en el último debate sobre la situación económica -al que acudió obligado por la presión de los demás grupos parlamentarios- la búsqueda de un Pacto de Estado contra la crisis, después -eso sí- de que todos los grupos, incluido el PP, se lo hubieran reclamando por activa, pasiva y perifrástica hasta la saciedad. Bien, para ello dispuso de un lugar, el Palacio de Zurbano, y de una ‘troika’ negociadora encabezada por la vicepresidenta Salgado y los ministros de Industria, Sebastián, y Fomento, Blanco. No estaban ni De la Vega ni Corbacho y todavía hoy cabe preguntarse qué hacen que no se han largado con viento fresco, pero ése es otro cantar.

Establecido el marco, faltaba lo más importante, es decir, los temas de negociación, y es aquí donde el Gobierno, fiel a sí mismo, demostró desde el primer momento que esto del pacto le importaba una… En fin, les voy a decir yo lo que le importaba. Un día antes de la primera reunión, a las ocho de la tarde, el Ejecutivo envió a los grupos, no un documento, sino papel y medio plagado de absurdas obviedades. Por supuesto, ni una sola medida de fondo, ni reforma laboral, ni reforma fiscal, ni plan de ajuste, ni nada que se le pareciera, sino la apuesta por el coche eléctrico como medida estrella.

Llegó la reunión del Palacio de Zurbano, como si aquello fuera la Cumbre de Postdam y de ella dependiera el futuro de la Humanidad, y lo único que salió de allí fue la promesa gubernamental de un documento un poco más elaborado. En el siguiente encuentro, esta vez de modo bilateral con cada grupo, la ‘troika’ presentó, ya no un papelillo, sino un documentillo que recogía una serie de medidas deslabazadas, casi todas ellas anunciadas ya, y alguna que otra propuesta realizada anteriormente por los grupos parlamentarios y rechazada por la mayoría socialista, como la rebaja del IVA en operaciones domésticas presentada por el PP en octubre pasado.

Sin interés por el Pacto

El desencuentro fue absoluto, sobre todo en el caso del PP, pero el Gobierno todavía confiaba en poder reconducir esta cosa que yo desde luego no me atrevo a llamar pacto, sobre todo porque siempre quedaba en la guantera la llamada de Rodríguez a Rajoy. Llamada que nunca se ha producido, entre otras cosas porque por más veces que el indocumentado del presidente ha dicho que le llamaría, luego le entra la pereza y lo va dejando para más adelante: ya saben, Rodríguez es un miembro aventajado del club de los que dejan para mañana lo que podrían hacer hoy. No tiene el más mínimo interés, y eso demuestra que más allá de las llamadas a la responsabilidad y a arrimar el hombro quien de verdad nunca ha querido un acuerdo es Rodríguez Zapatero. Solo quería una foto, porque desde lo de Las Azores, Rodríguez es el hombre de las fotos. No se si por envidia cochina o por oportunismo, pero sólo quiere fotos, y se va a quedar con las ganas.

¿Por qué? Es bien sencillo, porque un verdadero acuerdo, un verdadero Pacto de Estado contra la crisis implicaría necesariamente el reconocimiento de los muchos errores que ha cometido este Gobierno y, sobre todo, la toma en consideración de medidas impopulares y ambiciosas, medidas que prácticamente solo podría poner en marcha con el acuerdo del PP y, si acaso, de CiU y a lo mejor el PNV y CC, pero paren ustedes de contar. Y Rodríguez no esta dispuesto a hacer ese ejercicio de humildad y, mucho menos, darle al PP la satisfacción de reconocer, aunque sea implícitamente, que siempre ha llevado razón. ¿Conclusión? Se ha quedado sin pacto. Bueno, tiene un ‘pactito’, probablemente –y ya veremos- con el PNV y poco más.

Digo ya veremos porque, a lo mejor, al PNV tampoco le interesa aparecer ante la opinión pública como el único aval de una política profundamente equivocada y antisocial. La cuestión ahora es: ¿se puede aguantar así hasta 2012? La prerrogativa de convocar elecciones generales está única y exclusivamente en manos de Rodríguez, pero como ya dije en cierta ocasión, si el patrón de la nave se vuelve tarumba, siempre cabe el motín a bordo y hoy, de nuevo, vuelve a ponerse en valor aquel llamamiento de Rajoy a las filas socialistas. Oigan, esto no hay Dios que lo aguante porque no es que vayamos a la ruina, es que no van a quedar de este país ni las aceras como siga en manos del personaje, luego, hagamos algo, por favor. Es ya una cuestión de piedad, de compasión, pero que alguien consiga que se vaya, por favor…


El Confidencial - Opinión

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