lunes, 15 de febrero de 2010

Espejismos de la crisis. Por Ignacio Camacho

COMO la noche del sábado, carnaval y San Valentín, no había manera de encontrar mesa para cenar en Madrid, he llamado a un amigo economista, que además es socio de un restaurante, para que me explique si alguien nos está engañando con la crisis.

-No creas en los espejismos. La hostelería llena en fechas concretas, y es cierto que no ha perdido mucho público, pero los que van consumen y gastan menos. ¿Media? Entre el 10 y el 20 por 100. La gente aprieta mucho en los vinos, que es donde el hostelero tiene más margen de beneficio. Sí es verdad que a ciertos niveles se nota poco la recesión. Es antipático decirlo, pero el que tiene empleo estable vive mejor gracias a la inflación baja. El ahorro está creciendo, por fortuna. Y te recuerdo que en España hay tres millones de funcionarios.


-Y cuatro millones largos de parados.

-Ya, pero el drama no es igual de intenso para todos. Los hay menos desesperados.

-¿Te refieres a la economía sumergida?

-No sólo a eso. Admito que suena mal, a fraude consentido, pero te pondré dos ejemplos. Uno, los que prefieren aguantar con un subsidio ligeramente inferior a lo que cobrarían aceptando un empleo de baja remuneración, que es lo único a lo que ahora pueden aspirar. Y dos: un parado con 600 euros no puede vivir, pero una familia de tres parados puede ingresar 1.800 euros, y con eso más las chapuzas sumergidas ya hay un consumo razonable. Mira en tu tierra, en Andalucía.

-Pero el subsidio se acaba.

-Sí, ése es el verdadero problema, y para que no explote Zapatero alarga y alarga las prestaciones básicas. Mientras las haya, los receptores pueden confiar en que la economía empiece a tirar antes de que les alcance el drama.

-¿Ocurrirá?

-No. La creación de empleo va a tardar bastante, y habrá que seguir estirando las percepciones mínimas, incrementando el déficit. La situación es gravísima porque aunque acaso un millón de los parados oficiales no viva en angustia máxima o tenga un acomodo invisible, los otros tres millones son o van a ser una emergencia social. Éstos son los que explican el desgaste del Gobierno en las encuestas. Jóvenes sin perspectivas laborales remotas, parados maduros que saben que pueden no volver a trabajar... y trabajadores de empresas en dificultades, acojonados por la posibilidad del despido. No volverán a votar a un Gobierno que no cree empleo. Gran parte de los despedidos en estos años tal vez no encuentre ya nunca otra ocupación de garantías, y no se les puede conformar con subsidios.

-Ya. Y ésos son los que no salen a cenar en San Valentín...

-Ésos y otros muchos. Tienen poco que celebrar. Ven una noche entre semana a mi negocio y verás si hay o no hay mesa...


ABC - Opinión

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