jueves, 4 de febrero de 2010

Ausencia injustificada

AYER se celebró en Barcelona un emotivo funeral en memoria de John Felipe Romero Meneses, el soldado español de origen colombiano que perdió la vida en acto de servicio el pasado lunes en Afganistán. La presencia del Príncipe de Asturias refleja la relevancia institucional del acto, al que asistieron también la vicepresidenta segunda del Gobierno, la ministra de Defensa, el líder de la oposición y el presidente de la Generalitat, entre otras autoridades. Carece de justificación la ausencia del presidente del Gobierno, que habría tenido tiempo de sobra para desplazarse a Barcelona antes de emprender viaje a Washington para participar en el Desayuno de Oración, donde tendrá la oportunidad de encontrarse con Barack Obama. La inmensa mayoría de los ciudadanos se encuentra legítimamente orgullosa de la misión que cumplen nuestros soldados en el exterior, siempre eficaz y a veces heroica. Romero Meneses, como todos sus compañeros, desempeñaba allí su actividad al servicio de España, en un territorio particularmente conflictivo. Por ello, el presidente del Gobierno tendría que haber estado presente en el cuartel del Bruch en homenaje a un miembro del Ejército que ha sabido cumplir con su misión a costa del máximo sacrificio.

Rodríguez Zapatero se sitúa en cabeza de los gobernantes europeos que han accedido a la petición del presidente de Estados Unidos de enviar más soldados a Afganistán. Asume con ello una importante responsabilidad en el desarrollo de una guerra que está empeñado en no reconocer como tal. Por eso debería ser especialmente cuidadoso en estas situaciones que exigen sentido de Estado y cercanía a las familias de las víctimas. Las Fuerzas Armadas cumplen de forma ejemplar las funciones que les encomienda la Constitución y el resto del ordenamiento jurídico. Cuando actúan en el exterior, dejan el nombre de España a la altura de los mejores ejércitos del mundo. Por eso se ha equivocado Rodríguez Zapatero al no encontrar un hueco en su agenda para contribuir al merecido homenaje a una nueva víctima en la lucha por la libertad de todos, precisamente en un país en el cual el Gobierno no muestra reticencia alguna para comprometer la presencia de nuestros soldados.

ABC - Editorial

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