
División de opiniones sobre la limitación de mandato a los presidentes de Gobierno. Algunos medios de comunicación han consultado a sus seguidores sobre la más que probable persistencia de Rodríguez Zapatero como candidato para cuatro años más en las próximas elecciones generales, en relación con la doctrina Aznar, cuyo anunciado compromiso fue el de limitar a dos Legislaturas su paso por el poder.
No solo en relación al ejemplo ofrecido por su antecesor en el ejercicio del poder presidencial, que anima la polémica por aquello de las odiosas comparaciones. También en relación con cierta mercancía informativa difundida por El País, según la cual una abrumadora mayoría de ciudadanos opinan que Rodríguez Zapatero debería ceder el paso a alguna otra persona de su partido. Exactamente, según el referido sondeo, un 66 %, frente a solo un 25 % de quienes opinan que debería volver a ser el candidato socialista.
No solo en relación al ejemplo ofrecido por su antecesor en el ejercicio del poder presidencial, que anima la polémica por aquello de las odiosas comparaciones. También en relación con cierta mercancía informativa difundida por El País, según la cual una abrumadora mayoría de ciudadanos opinan que Rodríguez Zapatero debería ceder el paso a alguna otra persona de su partido. Exactamente, según el referido sondeo, un 66 %, frente a solo un 25 % de quienes opinan que debería volver a ser el candidato socialista.
La polémica tiene su morbo, aunque de momento ha quedado eclipsada por el anuncio de que, frente a las especulaciones de estas últimas semanas, los socialistas “no contemplamos una hipótesis distinta” (manufactura verbal de elaboración previa y perfectamente concertada) que la de repetir la candidatura de Zapatero en la primavera de 2012. Tampoco los sectores políticos y mediáticos agrupados en torno a la causa del PP tienen demasiado interés en avivar la polémica. Se lo pondrían demasiado fácil a sus adversarios. El argumento está en la recámara. Si se habla de limitar el mandato del titular, tal vez los socialistas acabasen hablando de limitar el mandato del aspirante ¿Es de peor condición ganar unas elecciones tres veces seguidas que perderlas tres veces seguidas?
La voluntad de los electores
La controversia no puede ser inocente en el aquí y ahora, donde tanto el titular como el aspirante tienen nombres y apellidos. Se trata de Zapatero contra Rajoy. O de Rajoy contra Zapatero, con sus respectivos coros políticos y mediáticos. Pero la cuestión de fondo desborda el nombre del candidato o la sigla del partido afectado ¿Debería limitarse por ley la permanencia de una misma persona en la Presidencia del Gobierno, como en los Estados Unidos, donde sólo se puede ejercer durante dos Legislaturas consecutivas?
En mi opinión, de ninguna manera, pero reconozco que hay buenos argumentos para sostener lo contrario. Sobre todo los que apuntan al paso del tiempo como inductor del adocenamiento del gobernante y la bajada de sus defensas frente a las tentaciones del exterior (léase corrupción y malas prácticas). Sin embargo, y aún así, lo más democrático será siempre dejar que los ciudadanos digan la última palabra. Ningún poder limitador de los mandatos presidenciales tan democrático y tan efectivo como la voluntad de los electores.
La experiencia tampoco permite deducir que la limitación legal es el mejor resorte contra el bonapartismo y otras tentaciones del poder. La historia nos ofrece ejemplos de presidentes que salieron por la puerta grande después de largos períodos de permanencia en el poder y presidentes lamentables cuyo vuelo corto no se limitó sólo a imperativos del calendario legal. Es decir, los hubo malos y los hubo buenos, los habrá buenos y los habrá malos, al margen de que su mandato esté o no legalmente limitado. Lo importante, lo innegociable, es que sean los ciudadanos quienes limiten su paso por el poder en función de su capacidad para gestionar los intereses generales.
La voluntad de los electores
La controversia no puede ser inocente en el aquí y ahora, donde tanto el titular como el aspirante tienen nombres y apellidos. Se trata de Zapatero contra Rajoy. O de Rajoy contra Zapatero, con sus respectivos coros políticos y mediáticos. Pero la cuestión de fondo desborda el nombre del candidato o la sigla del partido afectado ¿Debería limitarse por ley la permanencia de una misma persona en la Presidencia del Gobierno, como en los Estados Unidos, donde sólo se puede ejercer durante dos Legislaturas consecutivas?
En mi opinión, de ninguna manera, pero reconozco que hay buenos argumentos para sostener lo contrario. Sobre todo los que apuntan al paso del tiempo como inductor del adocenamiento del gobernante y la bajada de sus defensas frente a las tentaciones del exterior (léase corrupción y malas prácticas). Sin embargo, y aún así, lo más democrático será siempre dejar que los ciudadanos digan la última palabra. Ningún poder limitador de los mandatos presidenciales tan democrático y tan efectivo como la voluntad de los electores.
La experiencia tampoco permite deducir que la limitación legal es el mejor resorte contra el bonapartismo y otras tentaciones del poder. La historia nos ofrece ejemplos de presidentes que salieron por la puerta grande después de largos períodos de permanencia en el poder y presidentes lamentables cuyo vuelo corto no se limitó sólo a imperativos del calendario legal. Es decir, los hubo malos y los hubo buenos, los habrá buenos y los habrá malos, al margen de que su mandato esté o no legalmente limitado. Lo importante, lo innegociable, es que sean los ciudadanos quienes limiten su paso por el poder en función de su capacidad para gestionar los intereses generales.
El confidencial - Opinión
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