miércoles, 27 de enero de 2010

El PP debería impulsar la candidatura de Zapatero en 2.012 . Por Antonio Casado

Por la última prospección del FMI acababa de saber que España sigue arrastrando los pies para superar la crisis mientras el resto de los países desarrollados ya salen del túnel. Así que no estaba el patio para bailar jotas cuando ayer, en Moncloa, preguntaron a Zapatero si será el candidato de los socialistas en las elecciones generales de 2012. Le molesta el tema. No está en su agenda sino en la de otros, no precisamente amigos. Sobre ellos trató de elevarse con apelaciones al “principio de responsabilidad”. La exigencia del gobernante es dedicar más tiempo a los problemas de los ciudadanos que a los propios. “Es lo que hago yo, y con más razón a mitad de la Legislatura”, dijo ante su colega noruego, Jens Stoltenberg, que ponía cara de no acabar de entender las chispas que Zapatero echaba por los ojos.

Tampoco es para tanto. Claro que hay una campaña para fragilizarle personalmente. El PP ha decretado el tiro al blanco contra Zapatero. Forma parte de una dinámica general de desgaste del adversario. Tan viejo como la humedad. Sin embargo, no se entiende el empeño del partido de Mariano Rajoy por focalizar sus críticas en la figura individual de un presidente del Gobierno dizque desahuciado por su acreditada incompetencia política. Al menos esa es la foto fija de Zapatero que todos los dirigentes del PP llevan en la cartera.

El PP tira piedras contra su propio tejado cuando trata de boicotear el eventual reenganche de Zapatero como candidato socialista a la Moncloa. “El debate sobre su sucesión existe porque no tiene nada que ofrecer a los ciudadanos”, de día ayer Soraya Sáenz de Santamaría. Todos los días oímos en boca de estos dirigentes que Zapatero es una desgracia para España. Por tanto, deberían estar rezando para asegurarse de que le volverán a tener enfrente como candidato en las próximas elecciones generales.

El PP prefiere otro candidato

Que las alusiones a un Zapatero terminal no se acompañen del interesado deseo de volverle a tener como adversario solo puede tener una explicación. Aunque el PP sabe que es muy fácil derrotarle en estas condiciones, prefiere que el PSOE se busque otro candidato, por el bien de España. Si no les parece a ustedes verosímil, sólo queda maliciarse que el PP no cree lo que dice y, por el contrario, teme seriamente que Zapatero derrote a Rajoy por tercera vez.

La número dos del partido, María Dolores de Cospedal, se refiere a Zapatero como alguien que manipula las instituciones, aumenta la inseguridad jurídica, recorta las libertades y divide a los españoles. A mi juicio –sólo es una humilde opinión, claro-, semejante forma de referirse al presidente del Gobierno de la Nación desborda escandalosamente el derecho a la crítica que asiste a un partido de oposición aspirante a gobernar, porque si fuera como Cospedal dice, si Zapatero estuviera haciendo deliberadamente todo eso, estaríamos ante un gobernante insensato.

Y si estamos ante un gobernante tan insensato, la obligación constitucional e incluso el deber patriótico del PP debería concretarse en la inmediata presentación de una moción de censura. Siendo tan evidentes las vergüenzas de Zapatero, contaría con respaldo suficiente para echar del poder a un partido que ni siquiera tiene mayoría absoluta para hacer de su capa un sayo. Si no lo hace, es que el PP no cree realmente lo que dice, en cuyo caso los insensatos son sus dirigentes. O está contribuyendo irresponsablemente a la continuidad de un Gobierno capaz de cualquier cosa con tal de mantenerse en el poder.


El confidencial - Opinión

0 comentarios: