miércoles, 2 de diciembre de 2009

Los moriscos del Magreb nos la juegan. Por (Antonio Casado

Una moción del Parlamento español insta al Gobierno a reforzar los vínculos con el Magreb, donde habitan los descendientes de los moriscos expulsados de España en 1609. En mal momento nos inventamos esta percha donde colgar el espíritu de la Alianza de Civilizaciones, que a su vez fue una percha donde colgar una política de entendimiento con el mundo islámico. Oiga, para coincidir con las vísperas de nuestra presidencia semestral europea, no está nada mal este jarro de agua fría que, según parece, nos acaban de echar los moriscos del Norte de África cuatrocientos años después.

La ironía es un balón centrado al pie de quienes teorizan sobre el “buenismo” de Zapatero. Para que marquen a puerta vacía. No faltarán quienes relacionen en serio lo uno y lo otro. Tampoco estaremos a salvo de los necios que vinculen el secuestro de los cooperantes en Mauritania a la debilidad del Gobierno frente a las exigencias de los piratas del Alakarana. Aún así, la seguridad de los tres cooperantes catalanes, Roque Pascual, Albert Villalta y Alicia Gámez, vuelve a estar por encima de cualquier otra consideración. Y muy por encima, por supuesto de cualquier consideración de naturaleza política, como la supuesta flojera del Gobierno al tratar con facinerosos que quisieran aprovechar sus adversarios -los del Gobierno, se entiende- en la lucha por el poder.

Ahí encajan las declaraciones del presidente del PP, Mariano Rajoy, cuando ayer vinculó su deseo de que Alicia, Roque y Albert “vuelvan pronto a casa” con la inequívoca manifestación de apoyo a las gestiones del Gobierno orientadas a ese objetivo. Y ahí rechinan las del portavoz del partido de Rajoy, Esteban González Pons, que más o menos al mismo tiempo acusaba al Gobierno de incurrir en contradicciones públicas y en volver a cometer las mismas faltas de coordinación que durante el secuestro de los marineros del Alakrana.

En este caso la falta de coordinación es notoria en la dirección del PP, de donde también ha salido la orden de retirar las preguntas que el diputado Fernández de Mesa iba a formular hoy mismo, en la sesión de control parlamentario al Gobierno, sobre las gestiones oficiales que condujeron a la reciente liberación de los 36 marineros secuestrados en Somalia. No parece el día indicado para seguir intentando la realización de beneficios partidistas por cuenta del ya famoso atunero de Bermeo.

Esperar con paciencia

Al margen de esos apuntes para el consumo interno de nuestro debate político y mediático, cada vez más barato, se vuelve a imponer la necesidad de quedarse a las puertas del quirófano y esperar con paciencia. Hemos de vencer la tentación de irrumpir en el quirófano a echarle broncas al cirujano, o a decirle lo que tiene que hacer. Además, nos faltan datos para hacer una aproximación razonable al suceso que se produjo el domingo pasado mientras media España, y también los secuestrados, estaba pendiente del clásico Barça-Real Madrid.

Aunque todos los indicios apuntan hacia el terrorismo islámico de estirpe magrebí, por los antecedentes y por la información facilitada por el Gobierno mauritano, a estas horas no tenemos certezas sobre la identidad de los secuestradores y lo que quieren de nosotros. Sin embargo, algunas cadenas de televisión españolas ya han ofrecido algunos publirreportajes sobre estas franquicias de Al Qaeda en el norte de África. Y algunos medios nacionales ya se han dejado llevar por la prisa al anunciar la localización de los secuestrados, con el posterior desmentido por parte de las autoridades mauritanas y españolas ¿Ya empezamos?


El confidencial

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