lunes, 23 de noviembre de 2009

Los críticos quedan fuera de todos los órganos

Ni una mención -y mucho menos un guiño- al candidato rival deslizó ayer Rosa Díez en su discurso tras ser elegida portavoz de Unión Progreso y Democracia (UPyD). El derrotado, Valia Merino, empresario madrileño de 35 años, esperó a que terminara el acto para decir luego en los pasillos: "Suscribo punto por punto el discurso de Díez, ha sido brillante. Pero, ¿aplica ella en el partido todo eso que ha dicho?" El aspirante se quedó -con un grupo afín de unos 50 delegados- sentado y sin aplaudir durante toda la intervención, mientras la gran mayoría del plenario se levantaba, batía palmas y jaleaba a la portavoz. No hubo silbidos contra Díez, sí algunas caras largas.

"Si somos tan criticones con el resto de partidos, que no nos cueste tanto hacer autocrítica", pidió Merino, que consideró cumplido el objetivo: "Dar un toque de atención a la dirección, decirle que no todo vale". "Me hubiera gustado que tendieran puentes. Sin embargo, lo que sale de aquí es un Consejo Político monolítico, dócil y fiel a Díez", se lamentó el candidato. Y anunció: "Vamos a seguir movilizando a la militancia".

El Consejo Político es, en efecto, 100% afín a la portavoz: lo eligieron 467 de los 500 delegados del congreso, votando entre más de 400 candidatos que concurrían en listas abiertas. En el Consejo de Dirección, elegido por los afiliados entre dos candidaturas, tampoco estará el sector crítico. De los 4.781 afiliados con derecho a voto, lo ejercieron 1.811, el 62%. Díez recibió 1.417 votos (78,2%); Merino, 332 (18,3%), y hubo 62 votos blancos o nulos (3,4%). Junto a la portavoz habrá ocho cargos con cartera (siete hombres y una mujer) y 12 vocales.

Una escena de El señor de los Anillos -Aragorn llamando a "la lucha" a sus soldados- introdujo en el escenario a Rosa Díez. "Hemos tenido una desgracia en este país: el peor Gobierno posible y la peor oposición posible. ¡Hay que obligarles a ser partidos nacionales! Llegará un día en que UPyD condicione quién y cómo gobierna", dijo. Sólo recibió más aplausos cuando extendió en el atril la bandera de la autoproclamada República Árabe Saharaui y acusó al Gobierno de abandonarla.

El País

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