martes, 28 de abril de 2009

RELACIONES ESTRATEGICAS

El presidente de la República Francesa, Nicolas Sarkozy, inició ayer su primer viaje de Estado a España. Hace tiempo que ambos países consideran sus relaciones como estratégicas, tanto en la gestión interna del proyecto europeo como también frente a terceros, según quedó de manifiesto en el decisivo apoyo de Sarkozy para que España obtuviera plaza en las reuniones del G-20 sobre la crisis financiera o en la elección de Barcelona como sede para la Unión por el Mediterráneo. Con la única salvedad del periodo más atlantista de la última legislatura de Aznar, el entendimiento entre España y Francia ha sido fructífero y profundo, y se ha mantenido a pesar de las diferencias de color político entre los respectivos Gobiernos. Se trata, pues, de una visita que se enmarca en la continuidad y el reforzamiento del excepcional clima existente.

Sarkozy llega a España apenas días después de la detención del tercer jefe etarra que cae en suelo francés en el plazo de cinco meses. La cooperación de las autoridades galas es uno de los elementos imprescindibles para acabar con la lacra terrorista, y es necesario reconocer y agradecer a Nicolas Sarkozy su compromiso personal e inequívoco en esta materia. El éxito en la colaboración contra la violencia etarra ha servido de pauta para elaborar la declaración de seguridad interior que se firmará durante esta visita, y con la que Madrid y París se proponen extender los mecanismos bilaterales de coordinación ya experimentados a la lucha contra el terrorismo yihadista, el narcotráfico, el blanqueo de dinero y, sorprendentemente, la inmigración ilegal. En concreto, la detención y deportación de extranjeros en situación irregular.

Es en este último punto donde vuelve a quedar en evidencia el giro del Gobierno español en materia de extranjería y su propósito de disimularlo detrás de compromisos internacionales. Sarkozy ha abanderado desde hace años la política de dureza contra la inmigración, mientras que, desde el lado español, se ha producido un progresivo alineamiento con las posiciones más conservadoras en el seno de la Unión Europea. Cuando menos, se trata de un giro innecesario: el propio Ministerio del Interior español acaba de confirmar la drástica caída en la cifra de extranjeros que entran ilegalmente en nuestro país, debido a los efectos de la crisis económica sobre el empleo. Y, por otra parte, resulta más que dudosa la consideración de la inmigración como un asunto de seguridad interior, según establece la declaración conjunta que se firmará en Madrid.

En el capítulo de los asuntos pendientes continúa la interconexión ferroviaria a través de alta velocidad, puesto que la línea de muy alta tensión avanza a buen ritmo. Es dudoso que la cumbre ofrezca novedades en este campo, donde el interés español es superior al francés. Francia no tiene previsto unir Montpellier y Perpiñán hasta 2020, ocho años después de que el AVE español llegue a esta última ciudad.

El País - Editorial

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