sábado, 25 de abril de 2009

ESPIAS EN EL RETRETE. Por Edurne Uriarte

Releer hoy a Philip Pettit, aquel profesor que ejerció gustosamente de tonto útil de Zapatero, produce carcajadas. Y no sólo por el sobresaliente que otorgaba a su gestión aún hace un año. Sobre todo, por la convicción con la que soltaba aquello de que Zapatero constituye la realización del republicanismo cívico, o sea, del Estado como no dominación, de los ciudadanos protegidos contra los peligros del poder público.

Se ve que a Pettit no le han metido una escucha en el retrete que es lo que se estila por las tierras de su admirado Zapatero. Y no ha experimentado el significado del republicanismo policial. Dado que tampoco sabe español, problemilla que no le impidió dar un sobresaliente a su examinado, tampoco está en condiciones de analizar cómo encaja el espionaje de la Policía a los políticos en eso del Estado como no dominación. Cómo encaja que la Policía grabe conversaciones privadas sin trascendencia penal alguna. Y cómo encaja que, sabiendo de su nula trascendencia penal, las filtre a un medio de comunicación para dañar la imagen del político espiado.


El republicanismo policial consiste en un sistema político en el que uno nunca sabe si le han colocado un micrófono en el retrete. Y cuándo se encontrará sus conversaciones íntimas en la primera de un periódico. Que es lo que deben de estar preguntándose todos los políticos españoles, sobre todo los de la oposición. Además de los empresarios, o los periodistas, excluidos, supongo, los que se han divertido «un huevo» con el espionaje a Camps, quizá porque han hecho las comprobaciones oportunas en sus retretes y están tranquilos.

Puede que el responsable último de estos abusos sea Garzón y no Rubalcaba. Como es posible que lo sean ambos, dadas las estrechísimas relaciones denunciabas hace días por Pumpido. El republicanismo policial, en cualquier caso, querido Pettit.

ABC - Opinión

0 comentarios: