Sin embargo, por fin parece haber llegado el momento en que los terribles problemas de los españoles, que ha multiplicado con denuedo desde hace años, comienzan a afectarle al Gran Timonel y a su tripulación. Aquí se dijo hace mucho tiempo -y nadie nos tome por Merlín porque había sinfín de indicios para temerlo- que el paso de Zapatero por la historia de España crearía un precedente sobre la capacidad de destrucción en tiempos de paz. El deterioro en la economía ha alcanzado ya una velocidad de vértigo. De sus consecuencias sobre el bienestar, pero también sobre la seguridad de los españoles, tardaremos muchos años en recuperarnos. Zapatero estará jubilado del baloncesto y de todo. Nosotros habremos olvidado de los rasgos de la sonrisa del talante devenida ya en rictus amenazante. Y seguiremos pagando por el hecho de que una mayoría de los españoles se dejara embaucar dos veces por él, su equipo de mercadotecnia y el cutrerío ideológico que disemina. ¿Cómo ha podido suceder? ¿Por qué cuando los españoles estábamos a punto de encontrar nuestro sitio como sociedad moderna entre las demás, pudo producirse este disparate histórico que nos deja inermes como nadie ante la crisis general? Habrá muy sesudos estudios al respecto en el futuro. En todo caso, nuestro presente es cada día peor y nuestro futuro y el de nuestros hijos cada vez más incierto. Hay que irse lejos de la Europa democrática para encontrar instituciones en fragmentación, postración y confusión semejantes. Las conspiraciones y peleas políticas son anécdota. Categoría es la dura senda por la que caminaremos con pesar muchos años.
ABC - Opinión





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