
En los mentideros de la izquierda abundante -la otra se extingue con más rapidez que el urogallo-, se viene construyendo un pedestal para encumbrar y hacer visible la figura de Carme Chacón. La joven ministra de Defensa es persona de buena cabeza. Lo demostró en las últimas legislativas, como número uno socialista en la lista de Barcelona. Supo conciliar las músicas del PSC y del PSOE y, con habilidad desusada, suavizó aristas, acercó posturas e inscribió su nombre en la tabla de socialistas con futuro. Suena como vicepresidenta en el supuesto, tan necesario como improbable, de que el presidente se decida a soltar lastre de su globo gubernamental.
Abundan también los augurios de que será ella el relevo electoral de José Luis Rodríguez Zapatero. Aunque en estas horas el presidente se prepara para un revitalizador y largo baño internacional, su carrera está cumplida. Recién comenzada su segunda legislatura su «debe» es inmenso y su «haber» se reduce a promesas incumplidas, palabras huecas y hoscos recuerdos del pasado histórico. Los mentideros socialistas, siempre pragmáticos, trabajan ya en el engrandecimiento de la imagen de Chacón.
España, con buen sentido del Derecho Internacional, no reconoció la independencia de Kosovo y era de esperar la retirada de nuestras tropas allí destacadas. Se ha hecho con la precipitación y el mal estilo propios del momento; pero con aprovechamiento para encumbrar la imagen de la ministra como mujer de Estado y capacidad resolutiva. Mejor hubiera sido hacerlo con plazos de mayor cortesía con nuestros aliados, pero pudiera ser que en el PSOE tengan prisa...
ABC - Opinión
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