jueves, 12 de febrero de 2009

Un escándalo: ¿De dónde saca Garzón 4.000€ para un fin de semana de caza?

Juan Antonio González, todopoderoso comisario general de la Policía Judicial, también estuvo presente en la cacería que el pasado viernes reunió a Garzón y a Bermejo. Más datos: el juez y el ministro estuvieron en otra cacería el pasado 24 de enero en una finca cercana a la localidad toledana de Talavera de la Reina. El coste de la actividad ronda los 4.000 euros. ¿Puede un juez permitirse gastar ese dinero un fin de semana? Y si alguien se lo paga, ¿a cambio de qué? ¿Tiene algo que decir el CGPJ?

La ignominiosa cacería de Garzón con Bermejo y una fiscal parece causa justificada de recusación del magistrado. No sólo por su impúdico compadreo y su falta de sensibilidad en medio de una instrucción crítica, sino porque contamina moralmente el sumario y puede ofrecer a los imputados un resquicio para la escapatoria. Si los hechos son tan graves como la parafernalia del caso aparenta, merecen un juez más atento y respetuoso con las formas que rigen el Estado de Derecho. Amén de que por lo general, las apariencias no engañan; los americanos dicen que si algo anda como un pato, tiene pico de pato y plumas de pato, suele tratarse de un pato. Y esa cacería tiene pinta de ser, en efecto, una cacería. De caza mayor.

Así comienza Ignacio Camacho su columna en ABC, que continúa: "El PP no debe perder la perspectiva con un enroque de autodefensa acrítica; sería una lástima que la indudable polución política del caso nublase la oportunidad de una limpieza interna. La corrupción de algunos elementos de una gran organización resulta inevitable, pero lo importante es el modo en que esa organización reacciona. Aunque el cierre de filas obedezca a la necesidad de mantener la cohesión y aunque la evidencia de una maniobra torticera requiera una contraofensiva, lo que está en juego es la capacidad de autodepuración de una fuerza que aspira a volver a ganar la confianza de la gente. Los ciudadanos necesitan una alternativa de poder sin fisuras, capaz de sobreponerse a cualquier atisbo de connivencia con la sospecha, refractaria a la impresión de que ampara, empequeñece, justifica o disculpa conductas deshonestas. Es hora de puñetazos en la mesa, hacia fuera pero también hacia adentro".
"Sin intención alguna de minimizar los hechos, de lo hasta ahora sabido continúa sin desprenderse el motivo que demanda la intervención de la Audiencia Nacional. Casos de corrupción hay, por desgracia, a centenares en el territorio español, sin que traspasen la jurisdicción ordinaria. La Operación Malaya, con enormes repercusiones económicas y ramificaciones geográficas en varias regiones, fue dirigida por un juzgado de Marbella. Si este asunto tiene otro trasfondo, debe saberse. Hasta ahora la instrucción, agujereada de filtraciones, roza la indefensión: los imputados se enteraron por la página web de un periódico".
Y concluye su acertado análisis:
"Casos como el de Ciempozuelos o el recién conocido de Almería -con un vídeo literalmente sobrecogedor- muestran un doble rasero de la justicia y de la opinión pública ante los episodios de corrupción. La diferencia de repercusión entre Boadilla y Ohanes podría entenderse en función de la cercanía con Madrid, pero eso no sirve para explicar el contraste de diligencia y celo de la Fiscalía".
El comisario general de la Policía Judicial acompañó a Bermejo y Garzón

Las “casualidades” en los encuentros entre Garzón y Bermejo para hablar de caza – tal y como ha dicho el propio ministro – se siguen sucediendo. El último dato que hemos conocido es que Juan Antonio González, comisario general de la Policía Judicial, también estuvo presente en la cacería que el pasado viernes reunió al juez Garzón y al ministro Bermejo, según informa Cope.es.

Juan Antonio González se desplazó exclusivamente a la cena que el ministro y el juez mantuvieron en Andújar. Una vez terminada la cena González abandonó la compañía de tan ilustres comensales. Es de suponer que el hecho de que el comisario general de la Policía Judicial, el ministro de Justicia y el juez Garzón cenaron juntos el mismo día que la trama de corrupción que implicaba al principal partido de la oposición en una trama de corrupción responde únicamente a una “casualidad”.

González es un hombre muy próximo al PSOE y de hecho fue nombrado para el cargo que actualmente ocupa por Víctor García Hidalgo, entonces Director General de la Policía, tan sólo dos meses después de que Zapatero llegara al poder en el año 2004. Entre sus actuaciones profesionales se encuentra la detención del que fuera director de la Guardia Civil Luis Roldán

De cacería juntos, también el pasado 24 de enero

Según ha podido saber la Cadena COPE, el juez Baltasar Garzón y Mariano Fernández Bermejo estuvieron en otra cacería el pasado 24 de enero en una finca cercana a la localidad toledana de Talavera de la Reina.

La emisora avanza un nuevo encuentro entre el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón y el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, esta vez en una finca cercana a la localidad castellano manchega de Talavera de la Reina.

Un testigo ha afirmado como juez y ministro estuvieron de cacería y posteriormente almorzaron junto a sus esposas tan solo una semana antes de que Garzón comenzara la investigación del "Caso Günter".

Periodista Digital

1 comentarios:

Rafael del Barco Carreras dijo...

LAS MONTERÍAS DE GARZÓN


Rafael del Barco Carreras


Una batallita. Corrían los 70 y por una “suspensión de pagos” afectando a la Caja General de Crédito Sociedad Cooperativa de mi dirección me adentré por primera vez en el ambiente Judicial. Que unos viejos empresarios y banqueros me aconsejaran no perder el tiempo porque de una “suspensión de pagos” jamás se cobraba nada, no alteró mi tozudez, aunque evidentemente no cobré. Pero conocí el submundo de las “suspensiones de pago” en Barcelona monopolizado por dos jueces Carlos Lorenzo-Penalva de Vega y Joaquín García Lavernia, con base operativa una oficina de los hermanos Penalva, y regentada por un tal Vidal, condenado. Allí morían, se distribuían, se cobraba y se vendían todos los activos con los que en teoría deberían cobrar los pillados acreedores. Un gran negocio “judicial” las suspensiones de pagos, que iniciadas masivamente en la primera crisis del petróleo, 1973, aumentaron en progresión geométrica, aunque con cifras mucho más modestas que las actuales de la Burbuja Inmobiliaria, hasta después de muerto Franco, y las huelgas casi salvajes que siguieron. Pero a lo que iba, aguanté hasta alguna juerga nocturna del grupo, negándome en redondo a acudir a una de sus habituales capeas en una finca, con mansión y plaza de toros incluida, propiedad de uno de los dos jueces, cerca de Tortosa, donde terminaban sus razias puteriles.

Por lo visto y sabido aquello duró décadas, aunque con excedencias de Penalva, ganaba demasiado dinero para no disfrutarlo con largas ausencias. Los dos jueces capos de las “suspensiones de pagos” barcelonesas acabaron en prisión. Los primeros y únicos en España con su “amigo” Pascual Estevill. Por el desmadre, fruto de su total impunidad, los denunciantes (unos cabreados acreedores y sus abogados que con lo de la Democracia pretendían limpiar los juzgados) se basaron en las propias cuentas corrientes para demostrar el “enriquecimiento ilícito”, prevaricación continuada, y todos los imaginables delitos “conocidos y sabidos por el Todo Barcelona”. Por los 88, después de un suave paso por prisión con rápido “tercer grado”, fueron contratados por el Bufete Piqué Vidal, ya de antes “en su órbita”. Así pues, por los 90, encontramos en el Bufete a los ex jueces Penalva y Lavernia, y a los jueces en activo, Adolfo Fernández Oubiña y Luis Pascual Estevill, por unos meses entre 1994 y 1995 delegado para Cataluña del CGPJ, o sea, dueño y terrorífico señor de todos los juzgados. ¡Y yo en prisión escribiendo mi primer libro contra ellos!, 1994. ¡Con razón no me concedieron ni libertad con fianza, ni permisos, ni tercer grado, hasta muy entrado el periodo de posible “condicional”! ¡Hace quince años yo estaba tan loco como ahora! Para más matices se deben añadir otros bufetes “asociados” a sus negocios, grandes bufetes, como los poderosos “Jiménez de Parga”, mi abogado acusador en el caso Consorcio, y actualmente aun “supuesto” extorsionador.

Ignoro que fue de la finca, de las capeas y de sus continuas juegas nocturnas, pero lo que si intuyo por visto en la tele y por sabido desde mi juventud que en otros ambientes judiciales cambian las capeas por monterías. Las dos cuestan un pastonazo, el sueldo mensual de un juez ni entonces ni ahora alcanza para una sola sesión, ni menos para alimentar los adjuntos cortesanos o cortesanas.

Debo ser un ecologista sin conciencia de serlo porque nunca me han gustado ni los toros ni matar muflones. En otra ocasión, también por unas deudas en Yepes, me negué a cazar perdices en la finca de un tal Álvarez de Mendizábal. Aquello de que las criaran en gallineros y soltaran para dispararles, no es que me pareciera una salvajada, lo catalogué de otro de los tantos absurdos humanos.

Han pasado cuarenta años, el franquismo, la transición, izquierda o derecha… todo sigue absolutamente igual…y a peor…

Y me dirán ¿qué tiene que ver aquello con esto?... ¡ya llegaremos!… desde el 2006 Piqué Vidal está acusado de blanqueo de capitales en un sumario en la Audiencia Nacional, con amigos allí desde el nefasto juez Miguel Moreiras… otro conocido ex socio mío que pagó extorsiones lo está directamente por Garzón… por el momento ni de lejos hay juicio… y pasan los años…