viernes, 28 de noviembre de 2008

DON LUIS (La apuesta)


Allá va.

Buscando yo, como vos
a mi aliento empresas grandes,
dije: «¿Dó iré, ¡vive Dios!,
de amor y lides en pos
que vaya mejor que a Flandes?
Allí, puesto que empeñadas
guerras hay, a mis deseos
habrá al par centuplicadas
ocasiones extremadas
de riñas y galanteos».
Y en Flandes conmigo dí;
mas con tan negra fortuna
que al mes de encontrarme allí
todo mi caudal perdí,
dobla a dobla, una por una.
En tan total carestía,
mirándome de dineros,
de mí todo el mundo huía;
mas yo busqué compañía
y me uní a unos bandoleros.
Lo hicimos bien, ¡voto a tal!,
y fuimos tan adelante,
con suerte tan colosal,
que entramos a saco en Gante
el palacio episcopal.
¡Qué noche! Por el decoro
de la Pascua, el buen obispo
bajó a presidir el coro
y aún de alegría me crispo
al recordar su tesoro.
Todo cayó en poder nuestro;
mas mi capitán, avaro,
puso mi parte en secuestro;
reñimos, yo fui más diestro,
y le crucé sin reparo.
Jurome al punto la gente
capitán, por más valiente;
juréles yo amistad franca;
pero a la noche siguiente
huí y les dejé sin blanca.
Yo me acordé del refrán
de que quien roba al ladrón
ha cien años de perdón,
y me arrojé a tal desmán
mirando a mi salvación.
Pasé a Alemania opulento;
mas un provincial jerónimo,
hombre de mucho talento,
me conoció, y al momento
me delató en un anónimo.
Compré a fuerza de dinero
la libertad y el papel,
y topando en un sendero
al fraile, le envié certero
una bala envuelta en él.
Salté a Francia, ¡buen país!,
y como en Nápoles vos,
puse un cartel en París
diciendo: «Aquí hay un don Luis
que vale lo menos dos.
Parará aquí algunos meses,
y no trae más intereses
ni se aviene a más empresas,
que a adorar a las francesas,
y a reñir con los franceses».
Esto escribí; y en medio año
que mi presencia gozó
París, no hubo lance extraño,
ni hubo escándalo ni daño
donde no me hallara yo.
Mas, como don Juan, mi historia
también a alargar renuncio,
que baste para mi gloria
la magnífica memoria
que allí dejé con mi anuncio.
Y cual vos, por donde fui
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé,
y a las mujeres vendí.
Mi hacienda llevo perdida
tres veces; mas se me antoja
reponerla, y me convida
mi boda comprometida
con doña Ana de Pantoja.
Mujer muy rica me dan,
y mañana hay que cumplir
los tratos que hechos están;
lo que os advierto, don Juan,
por si queréis asistir.
A esto don Luis se arrojó,
y escrito en este papel
está lo que consiguió;
y lo que él aquí escribió
mantenido está por él.


(José Zorrilla)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Para mi que le falta algún punto a parte.

Enrique Suárez dijo...

Para mi que que le sobra algún punto sobre las ies.

Enrique Suárez dijo...

Por cierto, Six, buena ocasión para recordar el pensamiento de un liberal como Zorrilla, cuando algunos catetos se preguntan cual era el sentimiento español de los liberales. A la vista queda, hasta para los ciegos.

Saludos Liberales

Erasmo

SixTarta dijo...

Agradezco los comentarios. El primer texto lo bajé, por aquello de la comodidad, de Internet. Pero he tirado de libro, de «Las mil mejores poesías de la lengua castellana», vigésima cuarta edición, Ediciones Ibéricas, Madrid 1.976.

Y no he encontrado diferencias en los puntos y aparte, otrosí en una o dos palabras y en varias discordancias entre comas y puntos y comas, así como en la ausencia de alguna de las primeras.

Corregido el texto está. Y es de suponer que los correctores de imprenta de los años setenta hacían mejor su trabajo que los que editan en Internet.