viernes, 11 de julio de 2008

Gregorio Salvador: “Prohibir la enseñanza en castellano es un poco nazi”

Eva Reuss- Le insultan por decir que es aberrante que se multe a un comerciante catalán que pone un letrero sólo en castellano, por afirmar que todo nacionalismo acaba en dictadura y totalitarismo y que es muy cateto querer desplazar el idioma oficial con lenguas minoritarias. El Manifiesto por la lengua común le apoya.

-¿No es un sueño pensar que el Parlamento vaya a modificar la Constitución para unificar nuestro idioma, aunque sea necesario y lo pidan miles de españoles?

-Yo no pido una nueva ley. Sólo pido que se cumpla en estrictos términos la Constitución. Al coincidir con una escandalosa sentencia para Mario Conde, nadie hizo caso a aquella otra, injusta, que decía que la Constitución no impedía la inmersión lingüística.

-Pero estará contento de que se haya elaborado este ‘Manifiesto por la lengua común’.

-Muchísimo, porque se ensancha el número de los que protestamos. Éramos muy pocos los que arrastrábamos la culpa, a los que se nos llamaba fanáticos y todo tipo de insultos: fachas y reaccionarios, por defender el castellano. Y, a mí, persona non grata en Cataluña.

-¿Le insultan sólo por querer defender nuestra lengua oficial?

-Sí, porque digo que los españoles tenemos el derecho a usarla y el deber de conocerla. ¿Cómo puede ponerse una multa a un librero porque sólo había puesto los carteles en castellano? Pues Zapatero dijo que le parecía bien. Lo normal es que, si recurre, el Tribunal Constitucional le permita restituir el cartel. En vísperas electorales, cuando una señora contó a Rajoy que su hija se había trasladado a Cataluña y no podía estudiar en castellano, la contestación fue: pues yo soy partidario de estudiar inglés. ¿Qué esperanza tenemos con estos políticos que dicen que la lengua se defiende sola? Muchas personas son agredidas impunemente por utilizar la segunda lengua del mundo y la primera como lengua materna.

-El idioma es un arma política, pero también económica, porque los nacionalismos mueven muchísimo dinero, ¿no?

-Una de las bondades de nuestro idioma es que es un patrimonio rentable. Gracias a su auge, el inglés ha recaudado muchísimo dinero, sobre todo a través de la enseñanza de esa lengua. Y nosotros podemos competir en ese terreno. Es un producto que hay que vender, pero que está vinculado a una mala situación en el propio territorio nacional. Hay becarios Erasmus, hispanistas, que llegan a Barcelona y se encuentran con que sólo pueden estudiar en catalán. Defraudados, muchos han tenido que irse porque no podían hincarle el diente al castellano.

-Soy medio aleman y allí, donde hay Estados autónomos, por encima de todo está la lengua y la bandera, que aquí se maltratan. ¿No es un poco nazi?

-Sí, es nazi porque todo nacionalismo es un camino a una dictadura, un totalitarismo. La gran ventaja del español es que no es signo de identidad de nadie porque somos etnias diversas, e identidades también diversas. No hay competencia con el castellano y es muy cateto querer desplazarlo.

-¿Quién es más fascista: Franco imponiendo el castellano o los nacionalistas plantándonos la lengua propia por narices?

-Lo peor es imponer las lenguas minoritarias en la enseñanza. Al menos Franco nos introdujo en una lengua de 400 millones de personas, y otros, en una de medio o un millón. Estamos hablando de derechos humanos y de personas afectadas que saldrán beneficiadas o perjudicadas, a las que no permiten el acceso a una lengua en la que te desarrollas y aprendes mejor.

-¿El ahogarse en sus lenguas no les perjudicará económicamente? Si tu hijo estudia en catalán en la Universidad, nunca le contratarán en Mondragón.

-Es una faena para el hijo y para el país. Un vasco, harto de la situación actual, me dijo el otro día que las industrias no tienen personal competente por culpa de la obligatoriedad del euskera, que el obrero especializado está desapareciendo.

-¿De verdad existe el euskera?

-El euskera ya existía cuando surgen las lenguas románicas, pero eran ocho dialectos y un bilbaíno no se entendía con uno de San Sebastián. Sabino Arana se inventa por entonces que los castellanos somos gente deleznable. Y aparece el euskera batua, una lengua inventada con retales de los ocho dialectos. Por eso hay vascoparlantes que no se entienden con otros. Hay una abuela vasca que dice no entenderse con sus nietos porque hablan “vasco gramático”.

-¿Hasta qué punto están deformando la lengua y la ortografía los ‘sms’, ‘mails’, ‘messengers’?

-La escritura es la representación gráfica de lo oral, pero su proceso va mucho más lento y las abreviaturas existen desde siempre. Quienes hemos estudiado paleografía y nos hemos leído documentos del siglo XVI sabemos que es algo infernal porque los manuscritos estaban llenos de abreviaturas que no se entendían. Quiero decir que no pasa nada. Ese nuevo lenguaje de los niños no afecta para nada al castellano, algo mucho más importante.

lanacion.es

3 comentarios:

Anónimo dijo...

-Yo no pido una nueva ley. Sólo pido que se cumpla en estrictos términos la Constitución.


Este SEÑOR lo tiene claro.

Gorriarán tendría que tomar nota.

Pascual Ete dijo...

Yo si pido una nueva ley. Una que diga que el castellano, idioma de todos los españoles, es el único que ha de usarse en los colegios. El que quiera hablar en otro idioma, que lo haga en su casa.

Anónimo dijo...

¿Hay una lengua común?

Rodríguez Ibarra defiende "Educación para la Ciudadanía" porque "una cosa es pecado y otra son derechos".

Según Rodríguez Ibarra, la nueva asignatura impuesta por el Partido Socialista defiende "los valores comunes de la sociedad", y darlos a conocer es "una necesidad no sólo para el sistema educativo sino también para los mayores", aseveró.
El argumento siguiente es tumbativo, dice: "si hay una lengua común, que está muy bien, por qué no puede haber unos valores comunes".

Ante esta afirmación nos preguntamos ¿Hay hoy realmente en España una lengua común? El partido de Ibarra precisamente hace lo contrario: hacer común lo que no se debe imponer (valores éticos) y favorecer la no utilización de la lengua común, al menos en Cataluña.