En otros tiempos algunos denunciábamos la “familia burguesa”, represora de la sexualidad, transmisora de los valores e ideología del explotador sistema capitalista y opresora de la mujer. Esa familia, con la propiedad privada, la religión y la patria o nación también burguesa, eran los objetivos clave de nuestras ofensivas. Tras las experiencias del siglo XX pocos atacan tan directamente la propiedad privada, pero las otras instituciones siguen recibiendo fuego graneado de las tendencias progres y más o menos rojos o libertarios.
Por la familia cristiana: reunión en Plaza Colón de Madrid, domingo 30-12-2007 a las 11 horas.
La familia burguesa era en realidad la familia cristiana, antigua de casi dos mil años, apoyada en los pilares de una estricta monogamia, del “compañera y no sierva”, de la fidelidad conyugal a ser posible de por vida y la atención a la prole. Preceptos nunca cumplidos del todo, ni muchísimo menos, pero que marcaban un ideal y frenaban otras formas como la poligamia o el llamado libertinaje sexual, poco o nada compatible con la noción misma de familia estable.
Sugiere Paul Diel que la superioridad de la cultura occidental proviene de ese tipo de familia, la cual facilita mejor la educación de los hijos, la transmisión generacional de los valores morales y una individuación y noción de la libertad personal más sólida que en otras culturas. ¿Cabe hablar de superioridad cultural? La ideología progre considera tabú tal pretensión, pero la realidad salta a la vista.
Los ataques de las ideologías utópicas a la familia invocaban antaño el “amor libre”, sin papeles ni más compromiso que la atracción momentánea. Sus experimentos han funcionado mal (la URSS volvió pronto a una especie de puritanismo), y hoy se combinan esas viejas ideas con la igualación de cualquier tipo de “familia”, incluso la homosexual. Ni ellos creen tales cosas, solo las utilizan como arietes contra la familia cristiana, a la que tanto detestan.
Pío Moa en su Blog
Libertad Digital, 30-12-2007
Por la familia cristiana: reunión en Plaza Colón de Madrid, domingo 30-12-2007 a las 11 horas.
La familia burguesa era en realidad la familia cristiana, antigua de casi dos mil años, apoyada en los pilares de una estricta monogamia, del “compañera y no sierva”, de la fidelidad conyugal a ser posible de por vida y la atención a la prole. Preceptos nunca cumplidos del todo, ni muchísimo menos, pero que marcaban un ideal y frenaban otras formas como la poligamia o el llamado libertinaje sexual, poco o nada compatible con la noción misma de familia estable.
Sugiere Paul Diel que la superioridad de la cultura occidental proviene de ese tipo de familia, la cual facilita mejor la educación de los hijos, la transmisión generacional de los valores morales y una individuación y noción de la libertad personal más sólida que en otras culturas. ¿Cabe hablar de superioridad cultural? La ideología progre considera tabú tal pretensión, pero la realidad salta a la vista.
Los ataques de las ideologías utópicas a la familia invocaban antaño el “amor libre”, sin papeles ni más compromiso que la atracción momentánea. Sus experimentos han funcionado mal (la URSS volvió pronto a una especie de puritanismo), y hoy se combinan esas viejas ideas con la igualación de cualquier tipo de “familia”, incluso la homosexual. Ni ellos creen tales cosas, solo las utilizan como arietes contra la familia cristiana, a la que tanto detestan.
Pío Moa en su Blog
Libertad Digital, 30-12-2007