viernes, 7 de septiembre de 2007

El PP vasco respeta a Buesa pero recuerda que "a Savater le importa un bledo España"

Respeto y sorpresa. Así han recibido en medios constitucionalistas del País Vasco la adhesión de Mikel Buesa al nuevo partido político Unidad, Progreso y Democracia (UPD), adelantada este jueves por Libertad Digital. La vicepresidenta del Foro Ermua confía en que Buesa renuncie a la presidencia de esta asociación si asume responsabilidades directivas en el nuevo partido político de Rosa Díez, Fernando Savater y Carlos Gorriarán. En el PP del País Vasco, reconocen su sorpresa porque "a Savater le importa un bledo España, mientras Buesa ha acreditado de sobra su defensa de la unidad constitucional de España", dijo este viernes a LD el diputado regional y presidente de Denaes Santiago Abascal.

El reconocimiento del liderazgo de Mikel Buesa en los tiempos difíciles de la defensa de la libertad, la Constitución y la unidad de España en el País Vasco predomina en las primeras reacciones a su decisión de unirse al nuevo partido Unidad, Progreso y Democracia (UPD).

No obstante, su salto a la política dirigente del nuevo partido ha causado también sorpresa en medios constitucionalistas del País Vasco.

La vicepresidenta del Foro Ermua, Inmaculada Castilla de Cortázar, ha manifestado en COPE su "respeto por la decisión de Mikel" y ha dicho que confía en que "dependiendo de su grado de implicación" en el nuevo partido, el hoy presidente del Foro "asuma que debe renunciar a dirigirlo".

Inma Castilla ha hecho votos, además, "por que el proyecto político que va a nacer contribuya a la regeneración de las filas socialistas".

"El Foro Ermua va a ser siempre lo que ha sido: una organización suprapartidista e independiente –indicó–, por lo que si el grado de implicación de Mikel Buesa perjudicara esa independencia, evidentemente plantearíamos la incompatibilidad entre la Presidencia del Foro y sus responsabilidades o representatividad en el partido", que, según apuntó, "todavía es un proyecto".

García de Cortázar reiteró que el Foro Ermua "siempre" ha destacado por su "independencia diciendo lo mismo gobierne quien gobierne" y, por esta razón, "no puede permitir que ésta se lesione porque algún miembro relevante adquiera responsabilidad de liderazgo de una opción concreta".

Por todo ello, y porque "la independencia del Foro es esencial", la vicepresidenta del citado colectivo cívico aseguró que velarán "para que no haya la menor incompatibilidad".

En este sentido, quiso dejar claro que la decisión de Mikel Buesa de apoyar la formación Unión, Progreso y Democracia (UPD) es "estrictamente personal" y que esta posición "en absoluto afecta a la posición institucional" del Foro de Ermua.

Y es que, según apuntó, el objetivo de cara a las próximas elecciones de la plataforma cívica es "desalojar" del poder al PSOE que, por contentar las aspiraciones nacionalistas, se ha implicado en una estúpida negociación con ETA mintiendo reiteradamente a los españoles y ha roto el pacto antiterrorista que había dado lugar a la política antiterrorista más decente, democrática y eficaz de la historia de España".

Desde el PP vasco, la respuesta al paso dado por Buesa es de "respeto y reconocimiento", pero también de "cierta sorpresa", según indicó este viernes, en declaraciones a Libertad Digital, el diputado y presidente de la Fundación para la Defensa de la Nación Española (DENAES), Santiago Abascal.

"Ante todo, mi respeto y mi admiración personal e intelectual por Mikel Buesa, que tanto ha hecho por la libertad y la unidad de este país", dijo Abascal.

"Por otro lado, su decisión me sorprende, porque no acabo de ver qué tiene que ver Mikel Buesa con Fernando Savater. A Savater le importa un bledo España, mientras que Buesa es uno de sus defensores más lúcidos", los ha comparado Abascal.

El diputado popular observa que "a Mikel Buesa no se le habría ocurrido decir, como acaba de hacer Savater, que sería posible a medio plazo aliviar las condenas a asesinos de ETA".

Libertad Digital, 07-09-2007

La izquierda democrática no está desamparada

EDITORIAL

"La voz de Díez representa el sentir de cientos de miles de votantes socialistas, que asisten boquiabiertos e impotentes a la deriva radical e irresponsable de un Gobierno nefasto."

Dos son las cuentas pendientes de la izquierda española con la democracia. En primer lugar, el llamado “patriotismo de partido”, un concepto arcaico y fascistoide, y por ende liberticida, que hoy en día sólo sostienen los nostálgicos del Muro. Junto a él, la aceptación de la igualdad ante la ley, un principio inherente al Estado de Derecho hacia el que no pocos socialistas manifiestan un mal disimulado desprecio.

En este contexto, la creación de Unidad, Progreso y Democracia (UPD), el nuevo partido liderado entre otros por la ex militante socialista Rosa Díez, cuya trayectoria no ha sido siempre todo lo coherente que cabría esperar –aún no ha explicado su ausencia de la triste votación sobre ETA celebrada el pasado mes de octubre en el Parlamento Europeo- constituye una novedad positiva en el panorama político español. Ante el escándalo de un Partido Socialista entregado a los postulados de la izquierda más reaccionaria, la iniciativa de Díez podría suponer un factor de democratización que contrarrestara los delirios nihilistas del actual líder del PSOE.

Sin embargo, son varios los peligros que acechan el loable esfuerzo de esta tenaz política vasca. Para empezar, Díez debe precaverse contra la afición al “vedettismo” de algunas de las personalidades que apoyan su nuevo partido. Nos referimos al siempre sibilino y nunca confiable Fernando Savater, experto en el trazado de falaces equidistancias que sólo revelan una profunda amoralidad. A estas alturas, sólo un incauto confundiría el vedettismo del profesor de Filosofía con la independencia intelectual.

Además de cuidarse de oportunistas y bribones, UPD, cuya plataforma a favor de la igualdad entre todos los españoles y en contra del nacionalismo excluyente concuerda plenamente con algunos de los principios de la tradición liberal, debería abandonar los postulados más radicales del progresismo español, tales como la ira anticlerical y el intervencionismo. En principio, nada impide que el nuevo partido lleve a cabo en España el proceso de modernización realizado por la izquierda democrática en otros países occidentales, y de la que Rodríguez Zapatero y los suyos están más lejos cada día.

Por último, cabe pedirle a Rosa Díez que evite la tentación populista, el fácil y necio “contra todos” que sólo aporta confusión y que a menudo deviene amarga decepción tras el entusiasmo inicial de los desencantados con los partidos establecidos.

Pese a éstas y otras precauciones, lo cierto es que la voz de Díez representa el sentir de muchos cientos de miles de votantes socialistas, que asisten boquiabiertos e impotentes a la deriva radical e irresponsable de un Gobierno nefasto. La ocasión la pintan calva.

Libertad Digital, 06-09-2007