lunes, 31 de diciembre de 2007

Pepiño, la checa y la Iglesia

Pepiño Blanco, portavoz de los herederos voluntarios y voluntariosos (nadie les obligaba a ello) de la checa -- véase su "memoria histórica"-- y de la sádica persecución religiosa practicada por los suyos, por la que nunca ha expresado el más mínimo pesar (como tampoco por sus gigantescos expolios), dice ahora, con "esa constante e irritante mentira de los rojos" (Marañón) que la concentración en defensa de la familia fue "un acto del PP presidido por los cardenales".

Él sabe bien que el PP, cuando estuvo en el poder, nunca se preocupó por la familia y que, en la oposición, abunda en las ideas y medidas del propio PSOE, orientadas precisamente a socavarla. No se contenta con eso nuestro glorificador de chequistas, pues con el mismo talante con que los herederos de las checas vienen exigiendo a la Iglesia que pida perdón a sus masacradores, quiere asustar ahora a los obispos para que rectifiquen por haber afirmado que los derechos humanos sufren una involución bajo el gobierno de los autoproclamados "rojos", enterradores de Montesquieu y sucesores del totalitario Frente Popular.

La intimidación va en la línea de las denuncias mafiosas a Alcaraz, a Jiménez Losantos, a César Vidal o a mí por decir, precisamente, la verdad: que este gobierno se identifica con los terroristas y acosa a las víctimas, que corroe la independencia judicial, desvirtúa la Constitución, socava la familia, promueve el separatismo y llena el país de corrupción. La democracia permite, ciertamente, la expresión del embuste, y los embaucadores políticos, siempre gritando, siempre intimidando, han llenado el país de su basura. Pero una cosa es el derecho a la mentira, inevitable dada la naturaleza humana, y que no deja de convertirse en camino a la difícil verdad si encuentra la crítica y la aclaración correspondientes; y otra cosa muy distinta que lo único que permita la democracia sea precisamente la mentira, como quieren los cada día más radicalizados pepiños, los balcanizadores del país, los herederos de la checa y sus "creadores" a sueldo, pagados con el dinero de todos. Esa gente ha tenido muchos años de predominio en la plaza pública y aspira a convertir en absoluto ese predominio. Si lo consintiéramos con nuestra pasividad, con nuestro silencio, nos convertiríamos en sus cómplices.

Pío Moa en su Blog
Libertad Digital, 31-12-2007

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