martes, 26 de diciembre de 2006

El Rey elude dar al 'proceso de paz' el apoyo que sí le dio en el 98

El mensaje navideño del Rey Don Juan Carlos no será este año tan recordado por sus palabras como por un clamoroso silencio: en un curso político marcado por el llamado proceso de paz con ETA, el monarca quiso que sus únicas referencias al terrorismo fueran para recordar que «la única respuesta a la extorsión, la coacción y la violencia es la que resulta de la primacía de la Ley y del Estado de Derecho».

No ha habido en esta ocasión ni una sola mención al «diálogo» o la «generosidad», los términos que marcaron el discurso del Rey en la Nochebuena de 1998, vigente la anterior tregua de ETA. Entonces, el monarca hizo una referencia explícita a lo que llamó el «cese de las actividades terroristas» y se mostró esperanzado de que aquel proceso llegase a buen puerto. Bien al contrario, en 2006 todas las referencias que el Rey ha hecho sobre cómo «acabar con el terrorismo» se han ceñido a la aplicación de la Ley y el respeto a la Constitución, palabras que bien podrían haber sido pronunciadas en un contexto en el que en vez de estar vigente el alto al fuego se contasen las víctimas por decenas.

¿A qué puede atribuirse este cambio de actitud? La respuesta no se encuentra tanto en una decisión del Rey como en el diferente cariz de ambas treguas. Mientras la de 1998 le llegó al Gobierno por sorpresa y fue acogida como una cuestión de Estado por parte de todos, la actual no ha pasado de ser una cuestión del partido en el Gobierno. Lógicamente los apoyos explícitos del jefe del Estado han de reflejar el acuerdo entre las grandes fuerzas políticas del país. Pero también a este respecto resulta elocuente que las repetidas apelaciones al «consenso» del discurso de ayer no estuvieran encaminadas a buscar la adhesión de todos al proceso de paz, sino a recuperar el espíritu de la Transición que tantos logros ha procurado para España. Resulta imposible no reconocer que este lenguaje tiene más resonancias con el habitual discurso del PP que con las últimas intervenciones del PSOE.

La mejor prueba de esto último son las reacciones que el discurso navideño ha generado en los distintos partidos y organizaciones sociales. Mientras el PP «asumía y hacía propio» el mensaje del Rey y distintas organizaciones de víctimas del terrorismo han expresado su adhesión a lo dicho por Don Juan Carlos, el líder de IU se ha quejado de que el monarca «no se moje» en el proceso y los partidos nacionalistas volvían a poner en solfa al jefe del Estado por hablar de la «gran Nación» española.

Entre estos dos extremos se encuentra la reacción templada del PSOE, que ha respondido a la llamada de unión del monarca con la increíble versión de que el Pacto contra el Terrorismo sigue, por su parte, vigente. Está claro que el Rey no ha dicho nada que explícitamente pueda molestar al Gobierno, pero tampoco ha dicho lo que al Gobierno le hubiese gustado escuchar.

Editorial de El Mundo, 26-12-2006

1 comentarios:

Anónimo dijo...

pues lo podia haber dicho en catalan;
que si nos jodemos nosotros con esa mierda de idioma impuesto, que se joda el tambien