lunes, 20 de noviembre de 2006

El indiscreto encanto de la taifa

El problema es que la actual revisión del sistema autonómico se está haciendo deliberadamente en el sentido de una creciente disgregación del Estado, de una creciente insolidaridad entre las regiones, de una creciente fragilización de la unidad nacional. Quienes aún conocen algo de la Historia de España saben que esto nos pasa con alguna frecuencia: de repente todo se resquebraja, la unidad empieza a romperse, el particularismo se impone sobre el interés general. Da la impresión de que hoy estamos viviendo, una vez más, un proceso de este género: la revisión de los estatutos de autonomía –una revisión que la sociedad no necesitaba, que los ciudadanos no pedían, que es simple consecuencia de los pactos de poder del PSOE– va configurando una forma de Estado más frágil, una España más dispersa. La unidad nacional se afloja y, en su lugar, los poderes regionales reclaman más poder. Para legitimar tal reclamación se recurre a un concepto tan etéreo como peligroso: el de "realidad nacional".

Publicado por: Fundación para la Defensa de la Nación Española

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