jueves, 6 de octubre de 2011

Tarde y muy mal. Por Iñaki Ezkerra

Es la expresión que resume la política de Zapatero, que ha acabado haciendo tarde y mal, muy mal, muchas de las cosas que Rajoy le propuso y que él rechazó por ser supuestamente reaccionarias. Una política de viraje y de aterrizaje forzoso en la realidad que tuvo una escenificación gloriosa en tres actos durante mayo de 2010. Tres actos correspondientes a tres fechas.

El 5 de mayo representa la descalificación ideológica. Rajoy se reúne con Zapatero y le propone un paquete de medidas entre las que hay serios recortes del gasto público, que el presidente rechaza soberanamente en nombre del socialismo y con una inolvidable sonrisa.

El siguiente acto llega el 8 de mayo y es la bronca entre bastidores, el teatral «aparte» de las llamadas que recibe de la UE, del BCE, del FMI, de Obama y hasta de los chinos.

El tercer acto se escenifica el 12 de mayo en el Congreso y es el de la rectificación más espectacular que han conocido los tiempos. En dos minutos contados, Zapatero anunció un reajuste en la economía española que les metió un viaje sin precedentes a los funcionarios y a los pensionistas.

Un reajuste de nueve medidas que llegaba eso, tarde y mal. Marcado por la improvisación y la falta de convicción. Como han seguido llegando las medidas posteriores, la reforma laboral que no es tal o la del cálculo de las pensiones. En realidad, esa tragicomedia de la descalificación-rectificación que vivió Zapatero entre el 5 y el 12 de mayo de 2010 se ha venido repitiendo una y otra vez desde entonces. Es la que le lleva a dar bandazos a la derecha y a la izquierda en su campaña al propio Rubalcaba.


La Razón – Opinión

La tragedia continúa. Por Carmen Tomás

El paro junto con la situación económica presente y futura siguen siendo las principales preocupaciones para la mayoría de los españoles. Y no es de extrañar. Las cifras de paro registrado en septiembre conocidas el lunes lo justifican. Más de 3.100 parados cada día del mes es para estar pesimistas. Son casi 100.000 dramas más que hay que sumar a la larga lista que se viene produciendo desde hace ya más de tres años bajo la inoperancia, la irresponsabilidad, la insensibilidad y hasta la mala fe de un gobierno que nos ha conducido al abismo y que además ni se arrepiente ni muestra propósito de la enmienda. Y digo esto por las declaraciones realizadas por los responsables del ministerio de Trabajo que han explicado a los ciudadanos estos datos. Tanto la secretaria de Empleo como el secretario de la Seguridad Social han tenido la caradura de presentar estos datos como el fruto de las políticas de ahorro, ellos le llaman recortes, llevadas a cabo por los nuevos gobiernos del PP en las Comunidades Autónomas. Unas políticas a las que todo el mundo sabe que se han visto abocadas por la situación en que han encontrado las cuentas públicas. Ni una mención, por supuesto, a la nefasta política de casi ocho años de gobierno socialista. A la inacción, primero, y a la equivocación después.

España tiene la tasa más alto de paro de los países serios, el doble de la media de la eurozona y lo es así desde ya varios años. Encontrar ahora el culpable en el PP y en las políticas de ahorro emprendidas precisamente para recortar los agujeros y pagar deudas, en aras de que algunas empresas puedan salvarse o volver a nacer y así generar empleo es sencillamente un ejercicio de desvergüenza. Tampoco se ha cortado un pelo la ministra de Economía que por enésima vez se ha atrevido a asegurar que no van a hacer nada porque ya lo han hecho todo y que las cosas van a mejorar en breve. Hay que recordar las declaraciones que hace apenas unos meses, antes del verano, realizó el candidato del PSOE, Rubalcaba, en las que aseguraba que veríamos meses de crecimiento del empleo. Se crearán empleos y más empleos, decía, en un nuevo engaño a los ciudadanos. Desde luego si Rubalcaba exigió a Zapatero que retrasaran las elecciones hasta el 20-N pensando en que las cosas iban a mejorar, que se siente a esperar la derrota, pero sin paliativos. Los ciudadanos ya no toleran ni una mentira más. El empleo desgraciadamente no va a mejorar en muchos meses y aunque un cambio tras las elecciones provoque ciertas dosis de confianza, el trabajo que hay que hacer es ingente y ya veremos si un derrotado y muy tocado PSOE está a la altura de las circunstancias o agrava las cosas con su propensión a la agitación.


Periodista Digital – Opinión

Es un genio. Por José Antonio Vera

Tengo que reconocer mi admiración por la capacidad transformadora de Rodríguez Zapatero, que crece conforme pasan las semanas. Empezó su mandato deshonrando a la bandera americana y mandando a freír monas a Bush al retirar las tropas españolas de Iraq, y se va abrazando el escudo antimisiles propugnado por el anterior presidente de los Estados Unidos.

Durante la transición tuvimos ocasión de admirar evoluciones notables, entre ellas la del inolvidable Jorge Verstrynge. Sin llegar a tanto, González subió al poder con la pancarta «OTAN, de entrada no», y se jubiló entregado a la Alianza Atlántica, en donde logró colocar de secretario general a su valido Javier Solana. A Felipe se le veía venir, pero lo de Zapatero nos coge a casi todos sin preparación alguna, pues era tal su militancia antiyanqui que ni los más derechosos del partido hubieran pronosticado semejante evolución. Pero ahí tenemos a nuestro hombre, reformando la Constitución para contener el gasto público, haciendo los mayores recortes sociales de la democracia y entrando de lleno en la «guerra de las galaxias».

Eso sin olvidar que nos metió hasta las cejas en la contienda de Afganistán, envió tropas al Líbano, participó en el conflicto de Libia y hemos contribuido a recolocar a los presos de Guantánamo y a ocultar los vuelos secretos de la CIA. O sea, un genio. Para que luego digan que el poder no cambia.


La Razón – Opinión

José Blanco. Cita en la gasolinera. Por Cristina Losada

Fue látigo de corruptos y de amigos de corruptos y, así, la oposición sólo ha tenido que recordarle sus palabras heavymetal: lo que le exigió al PP, que se lo aplique.

Un ministro que se detiene en una gasolinera a fin de recoger a un empresario y hablar con él a solas en el coche oficial, es un ministro que, como poco, suspende en elemental prudencia. De lo que hablaron sólo hay, que se sepa, dos testigos, de manera que el thriller resultante más que un whodunit, un "quién lo hizo", es un "qué se dijo" en un automóvil que llevaba a sus ocupantes hacia una buena comilona, como es costumbre en la tierra, y que en el caso aquel era un cocido. El empresario resultó un estafador y uno que, como viene a ser condición sine qua non, sabía tocar las teclas políticas. Paso a paso, se hizo un nombre en la sociedad lucense y se ganó el favor de los políticos, trayectoria que culminaría con su entrada en el vehículo del titular de Fomento, para el que había organizado un homenaje con entrega de medalla de oro incluida. Hay que ver cuántos sucumben al halago. Y a la recomendación de un primo.

Procesado el otrora ejemplar emprendedor por urdir una trama de subvenciones ilegales, asegura que pagó ciertas cantidades en concepto de pago de servicios a José Blanco, a un concejal del PP y a un exconsejero del Bloque Nacionalista. Los tres partidos han resultado pringados, pero su reacción ha sido diferente. De modo que ya hay, sobre la mesa, dos dimisiones y esas rápidas renuncias, en un país donde dimitir es una rareza, ponen el foco sobre el tercer hombre, que es el ministro. Como Blanco no se ha distinguido por su mesura, las declaraciones que hizo a cuenta del caso Gürtel se vuelven en su contra. Fue látigo de corruptos y de amigos de corruptos y, así, la oposición sólo ha tenido que recordarle sus palabras heavymetal: lo que le exigió al PP, que se lo aplique.

A José Blanco le había rozado el escándalo en otros tramos de su carrera. Tras su paso por la presidencia de uno de tantos organismos perfectamente prescindibles, el Consejo de la Juventud de Galicia, quedó un runrún de facturas que nunca se aclararía. Mucho más tarde, tuvo bronca y hasta rifirrafe por su ático en una urbanización que fue denunciada por ilegal y bautizada como Villa PSOE. Peccata minuta en comparación. Si el empresario que le acusa miente o dice la verdad, tendrán que dilucidarlo los jueces. Pero en política debe de regir aquello de la mujer del César. Y es que una cita en la gasolinera puede acabar en citación.


Libertad Digital – Opinión

El hundimiento. Por Charo Zarzalejos

Casi cien mil parados más. Previsiones a la baja para los próximos meses y presagios de una eventual entrada de España en recesión, son datos que abruman y que además tienen un efecto acumulativo. Hace un mes estábamos muy mal, pero hoy estamos peor. El común de los mortales no entiende ni sabe bien que es el PIB, o la deuda. La mayoría, la inmensa mayoría de ciudadanos españoles lo que sabe, lo que sabemos todos, es que la situación produce agobio y desazón. Agobio por el propio presente que cada día es más duro y desazón, una enorme desazón porque es como si el futuro no existiera. La sensación más compartida es la de auténtico hundimiento. Hundimiento de los ahorros, hundimiento de los legítimos proyectos personales, profesionales y familiares, hundimiento, en fin, de un estilo de vida que, con toda seguridad no va a volver.

¿Excesivo pesimismo?. No quisiera. Más bien puro realismo porque cuando los datos son los que son y los vamos conociendo sin previa anestesia nada habría más deshonesto que vender humo. Y venden humo quienes osen , ahora que estamos en campaña, lanzar promesas de imposible cumplimiento o previsiones pretendidamente entusiastas. Las cosas son como son. Duras y dolorosas y cuando se está caminando en hielo se hace más necesario que nunca un buen refugio, una mínima dosis de confianza en los llamados a dirigir tanto nuestro país como los países que nos rodean. Se acabó la fiesta de las gracietas por mucho toque electoral que estas tengan, deberíamos castigar con nuestra indiferencia a quienes teniendo responsabilidad política se alejen, por intereses partidistas, de lo que realmente agobia a los ciudadanos. Por el contrario hay que prestar atención y respeto a quien se atreva a decir la verdad y nos diga que nos esperan tiempos de sangre, sudor y lágrimas y proponga, aunque duela, un rearme moral y ético para que lleguen a sentir vergüenza y mala conciencia quienes, sin mover una ceja, cobran indemnizaciones millonarias cuando con dinero público ha habido que paliar su pésima gestión al frente de entidades financieras. También un llamamiento moral y ético a quienes, por ejemplo, pudiéndose pagar un antibiótico acuden a la Seguridad Social para que lo financie. Hace un tiempo hubiera pensado que lo del antibiótico, además de una bobada, era el chocolate del loro. Ya no hay ni chocolate ni loro sólo una enorme sensación de hundimiento que no se aminora porque desde el Gobierno se diga que el paro ha aumentado por las medidas de ajuste de las Comunidades Autónomas. Ya vale.


Periodista Digital – Opinión

El sucesor del sucesor. Por Javier G. Ferrari

A mes y medio de las elecciones las encuestas siguen siendo tozudas. Tan tozudas como los datos del paro en el mes de septiembre que conocíamos el pasado martes. Mientras Zapatero se prepara para su nuevo cargo de inspector de nubes, en su partido algunos ya empiezan a moverse a ras de suelo pensando en el día después de las elecciones. Se busca sucesor del sucesor. Son pocos los que creen que Rubalcaba pueda optar a la secretaría general del PSOE si se cumplen los pronósticos, y demasiados los que creen que, con toda seguridad, el resultado será peor que el conseguido en el año 2000 por Joaquín Almunia. Esa seguridad con la que se expresan varios barones socialistas se convierte en cautela, cuando no directamente temor, en las filas del PP. Para no pocos dirigentes peperos, y para una gran cantidad de votantes y simpatizantes, el ex vicepresidente del Gobierno es una especie de druida capaz de convertir el hielo en fuego. Y hacen bien en no bajar la guardia y pensar que está ya todo el pescado vendido. Aunque, hasta el momento, la campaña del candidato socialista está siendo bastante mediocre y los mensajes que lanza están llenos de contradicciones, entre las filas populares se palpa un cierto desasosiego y no poca inquietud. ¿Qué estará urdiendo el gran artífice del vuelco en marzo de 2004? Esta es la pregunta que se repite entre quienes no se fían de las encuestas y temen una movilización de última hora de toda la izquierda como la que pedía Felipe González en esa reedición del retorno de los brujos que fue la conferencia política del pasado fin de semana. Pero mientras la derecha recela, en el PSOE se detectan ya conspiraciones e intrigas para buscar a quien se haga cargo del barco si se confirma que la vía de agua es modelo Titanic. En el 96, decía González, les faltó un telediario para evitar el triunfo de Aznar por la mínima. Si lo sabrá él que los controlaba al segundo. Pero ahora mismo la situación no es comparable. En España la crisis se está cebando de manera brutal con el empleo y no hay familia que no tenga en su entorno más inmediato a alguien apuntado a las listas del INEM. La política económica del Gobierno ha sido un desastre, y Rubalcaba se sentaba en el Consejo de Ministros hasta hace unos meses, y eso es algo que no puede taparse con palabras y golpes de efecto. Como dijo Duran Lleida tras conocerse el incremento en más de 95 mil personas sin trabajo, resulta vergonzoso que se quiera cargar el muerto a las autonomías y ayuntamientos que cambiaron de manos el 22 de mayo. Autonomías y corporaciones locales que los socialistas dejaron como unos zorros (en su acepción no insultante) con unos déficit millonarios que, en muchos casos, se ocultaron descaradamente. Con este panorama no es de extrañar que haya quien esté rotulando ya el cartel de «se busca líder» para colgarlo en la puerta de la sede central del PSOE en la calle Ferraz de Madrid en la medianoche del domingo 20 de noviembre. El mismo día, pero treinta y seis años antes, se colgaba el «cerrado por defunción» en la puerta del franquismo.

La Razón – Opinión

La boda de la Duquesa. ¡Vivan los novios! Por José García Domínguez

Es verdad que nunca veremos la revolución, nosotros que la quisimos tanto. Pero procede conceder que las nupcias hispalenses del funcionario Díez representan el sucedáneo simbólico que más se le parece.

"Jesús, por ahí no. Pon tu fe en otra caza", advirtió en cierta ocasión don Juan Carlos al difunto Jesús Aguirre. Fue cuando el ya excura diera en prodigarse con demasiadas citas de Hölderlin ante la princesa Irene de Grecia, dama por entonces en edad de merecer. Una regia admonición a la que, según contaría luego su biógrafo Manolo Vicent, el futuro duque de Alba replicó: "Majestad, la fe es la salvación, pero no un consuelo". Y así, en procura de alivio, aquel epígono valleinclanesco de la Escuela de Frankfurt comenzó a frecuentar a la viuda Cayetana Fitz-James Stuart y Silva.

Luego, bodorrio mediante, llegaría la célebre sentencia de Cela a cuenta del consorte. "Que disfrute de su sillón ese escritor de prólogos", espetó don Camilo cuando al otro le ataron lo de la Academia de la Lengua. "Siente pasión por las antigüedades", acaba de airear, y no sin alguna maldad, mi admirada Beatriz Cortázar a propósito del sucesor de Aguirre, el novio Díez. Con tales querencias, yo no sé si habría que ir moviéndole un apaño en la de la Historia, aunque ese asunto parece que ahora anda muy competido. Por lo demás, en España la lucha de clases se clausuró formalmente el día que cierta joven de verbo abrupto, una Belén Esteban, irrumpió triunfal en las páginas del ¡Hola!

Desde aquella jornada gloriosa, el equivalente ibérico a la toma de la Bastilla, solo nos restaba contemplar a un probo funcionario del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales sentando sus reales en el Palacio de Liria. Es verdad que nunca veremos la revolución, nosotros que la quisimos tanto. Pero procede conceder que las nupcias hispalenses del funcionario Díez representan el sucedáneo simbólico que más se le parece. Al respecto, es sabido que la reina de Inglaterra vendría obligada a cederle el paso a la señora de Díez caso de coincidir ambas ante la puerta de un ascensor. Aunque está por ver qué sucederá si sus respectivos esposos se tropiezan por los pasillos de Muface. Sea como fuere, Felipe de Edimburgo no podría proceder al modo de su tocayo Felipe II, que encarceló al tercer y quinto duque en castigo por los matrimonios inapropiados de la Casa de Alba. En fin, ¡vivan los novios!


Libertad Digital – Opinión

Los jetas. Por Fernando Jáuregui

Parece que no eran solamente los coches blindados, los favores a cuñados y correligionarios o las tramas gurtelpolíticas. Parece que en determinadas cajas de ahorro anidaban esos jetas, esos caraduras, capaces de blindarse un sueldo para-toda-la-vida, de autoconcederse gratificaciones de escándalo y retiros de mayor escándalo aún. Y si hubiesen sido unos grandes gestores, la cosa, impresentable en todo caso, aún podría tener un relativo pase. Pero resulta que dejaron a sus entidades -llámense CAM o como se quiera- exangües, gracias a un ejemplo de mala gestión e inepcia.

Tampoco podría asegurar que hayan sido solamente algunas de esas cajas ahora "recompradas" por el Banco de España a precios de saldo las que han colocado a jetas monumentales al frente de sus entidades. No: hay despedidores profesionales en empresas públicas y privadas que cobran enormes indemnizaciones cuando cesan en su trabajo de cortar cabezas; algún caso conozco que, solamente con la liquidación que logró llevarse, podría haber salvado una docena de los puestos de trabajo que destruyó.

El jeta es producto típicamente nacional: es el socio que te deja todo el trabajo, excepto a la hora de cobrar. El concejal que se lo lleva crudo o que, al menos, te obliga a colocar al sobrinillo/a. El sableador que alude a la vieja amistad. El que jamás paga el almuerzo, o el que pasa como gastos de empresa la cena con aquella moza que. En fin, que una parte considerable de nuestros males vienen dados por el jeta, españolísimo producto que se cree más listo que nadie y acaba siempre siendo pillado, como no podría ser de otro modo. Pero entonces casi siempre es ya tarde.


Periodista Digital – Opinión

Un veto indecente

Rusia y China arrojan un salvavidas a la tiranía siria en el Consejo de Seguridad.

Que Rusia y China hayan juntado fuerzas en el Consejo de Seguridad para vetar un proyecto europeo de resolución condenando al sanguinario régimen sirio es una pésima noticia para los sirios que luchan por su dignidad y para el conjunto de los movimientos prodemocráticos en el norte de África y Oriente Próximo.

El salvavidas ruso y chino a Damasco (casi 3.000 civiles muertos por las fuerzas de la dictadura) no refleja discrepancias de lenguaje con el borrador vetado, algo improbable en un aguado proyecto de resolución en el que ni siquiera figuraba la palabra "sanciones". Ilustra, por el contrario, una opción política muy definida por parte de ambas potencias, con argumentos tan impresentables como que el proyecto europeo iba "contra el arreglo pacífico de la crisis" (Moscú) o representaba una "interferencia en los asuntos internos de Siria" (Pekín). Que países de la envergadura de India o Brasil hayan avalado con su abstención la inacción internacional hace más grave lo ocurrido.


En el doble veto se han mezclado agravios y geopolítica. Moscú y Pekín, por un lado, han hecho pagar al Consejo de la ONU su aprobación, en marzo, de una intervención armada en Libia. Ambos Gobiernos se abstuvieron entonces, pero luego han condenado y juzgado excesiva la intervención de la OTAN a favor de uno de los bandos y decisiva en la caída del régimen de Gadafi.

También los intereses nacionales han desempeñado un papel determinante. Si Libia era un jugador marginal -pese a su petróleo- sin liderazgo en el mundo árabe y musulmán, no es el caso de Damasco. Siria es un actor regional decisivo en Líbano, aliado de Irán y con ascendiente en el conflicto palestino-israelí, factores todos relevantes para la política global que Pekín pretende desarrollar, pero mucho más para Moscú. Para el Kremlin, especialmente, la dinastía de los Asad constituye un aliado histórico, el único relevante en esa zona del mundo y su última baza para mantener un pie en ella. Por eso sigue inundando de armas a la dictadura de Damasco.

Por más que fuera previsible, el crudo no de Rusia y China a un borrador casi versallesco representa un serio fiasco para detener las atrocidades de Bachar el Asad, además de un revés para Occidente. La votación del Consejo de Seguridad augura también un inquietante punto muerto internacional en escenario tan crucial como Oriente Próximo y el norte de África.


El País – Editorial

Compromiso con la OTAN

La base aeronaval de Rota albergará uno de los principales dispositivos estratégicos del nuevo escudo antimisiles propiciado por Estados Unidos: nada menos que el componente naval del sistema defensivo. Por primera vez, buques de la Marina norteamericana tendrán puerto permanente en la bahía gaditana. Serán cuatro destructores dotados del sistema Aegis, capaces de disparar los misiles antibalísticos SM-3, que se han demostrado muy eficaces en la destrucción de blancos móviles más allá de la atmósfera. La decisión del Gobierno español, anunciada ayer en Bruselas por José Luis Rodríguez Zapatero, supone un salto cualitativo en la participación española en la Alianza Atlántica y debe ser, por lo tanto, bienvenida. Más aún si rectifica pasadas actitudes que, entre otras consecuencias, nos han traído la pérdida de un cuartel general, el de Retamares, con el consiguiente debilitamiento de nuestra posición en la estructura de mando de la OTAN. España ganará peso en la alianza y, sobre todo, dejará patente su compromiso en la defensa común. Porque el hecho no se presta a equívocos. El escudo antimisiles, aún en la versión «edulcorada» de Obama, supone uno de los principales obstáculos en las relaciones de los países occidentales con Rusia, que no termina de creerse que todo se deba a la potencial amenaza nuclear de Irán o de Corea del Norte. Moscú alega que el establecimiento de una barrera defensiva de esas características menoscaba gravemente el efecto disuasorio de su arsenal atómico. Es de temer, y hay que asumirlo, que el Gobierno ruso muestre su contrariedad ante la evidencia de que el sur de España, y además en el estratégico Estrecho de Gibraltar, albergue una fuerza naval cuya potencialidad se proyecta a miles de kilómetros. Hay que prever, también, el impacto que causará en los gobiernos del norte de África, región sumida en pleno proceso de reformas, cuando no revolucionario. Es, y conviene reiterarlo, una decisión con un calado estratégico y político que se prolongará mucho más allá de esta agonizante legislatura. Aún aplaudiéndola, no hubiera estado de más que el presidente del Gobierno, que está en funciones, hubiera contado con el resto de las fuerzas políticas, sobre todo con el PP. Porque si las previsiones que auguran, tozudas, las encuestas se cumplen, será el Gobierno de Mariano Rajoy el que tenga que implementar el acuerdo. Si bien comprendemos las prisas de la Casa Blanca y el Pentágono, obligados a negociar los fondos del escudo antimisiles con el Congreso, y la necesidad del secreto, es cierto que el presidente del Gobierno podría haber elegido un momento y una escenografía menos «dramáticas» para anunciar el acuerdo, lo que le hubiera permitido darlo a conocer previamente a su probable sucesor en la Presidencia. Y por último, aunque sólo sea a efecto de hemeroteca, subrayar el cambio de percepción de la política exterior española de un Gobierno que se estrenó retirando por sorpresa la tropas españolas de Irak, y de la decisión adoptada ayer. En todo caso, un giro que merece el elogio porque es positivo para España y para nuestras Fuerzas Armadas.

La Razón – Editorial

Sueldos con control

La retribución variable en la banca debe ajustarse a los resultados y ser aprobada por el regulador.

Las indemnizaciones pagadas a sus exdirectivos por Novacaixagalicia, un grupo financiero formado por la fusión de cajas gallegas que necesitó una inyección de capital público de 2.465 millones para evitar la ruina de sus balances, ha resucitado el debate sobre los límites salariales de los ejecutivos financieros, en especial los de las cajas, en tiempos de una crisis que está recortando o congelando las rentas de la mayoría de los ciudadanos.

La primera línea de ese debate es si los más de 23 millones que se han llevado a casa los directivos mencionados tienen el respaldo de los consejos de las entidades y cuentan con la autorización de las correspondientes comisiones de retribución. Hay dudas al respecto. Una de las consejeras de Novacaixagalicia asegura que no se habían examinado en el Consejo. Si fuera así, y después de una investigación, debería requerirse judicialmente la devolución de la parte de las indemnizaciones que no se corresponda con sus salarios y no esté respaldada por el Consejo y por los estatutos.


Pero el debate va mas allá de la legalidad. Resulta necesario precisar si las retribuciones extraordinarias e indemnizaciones se decidieron después de que se confirmara la aportación de capital público a las entidades dañadas o, por el contrario son resultado de acuerdos cerrados muchos años antes. Es evidente que la deplorable situación de las cajas gallegas no justificaba bonus o emolumentos extraordinarios a los ejecutivos que fueron responsables del deterioro de las instituciones. Por tanto, hay que suponer que quienes concedieran los emolumentos extraordinarios y quienes los aceptaron tienen una ética profesional desconectada de la realidad. De demostrarse que este es el caso, resultaría reprobable por la nula relación entre la mala gestión de la caja (quizá por negligencia u omisión de los directivos ante la presión política de la Xunta gallega, responsable de la tutela de las entidades de su autonomía) y los premios salariales con que se ha agraciado a los responsables.

La circular sobre recursos mínimos de la banca que ha sacado a consulta el Banco de España pretende corregir la tendencia de los directivos bancarios a atribuirse espléndidas remuneraciones variables al margen de los resultados de las entidades. La circular establece algo de sentido común: que la retribución variable debe bajar cuando los resultados sean "mediocres o negativos" y propone cláusulas para recuperar bonus y extrasueldos cuando el grupo financiero vaya mal.

Esto es lo razonable. Puesto que las entidades bancarias están defendidas en última instancia por los contribuyentes (a la vista está la recapitalización pública de las cajas y el coste en crecimiento y empleo que han pagado los países por la crisis bancaria), la contrapartida lógica es que el Banco de España tenga facultades para garantizar que los incentivos salariales están alineados con los resultados del ejercicio y con sus objetivos.


El País – Editorial

La rémora sindical

El mayor crecimiento del paro en un mes de septiembre en cincuenta años y los pronósticos de cinco grandes bancos, que auguran la vuelta de España a la recesión en 2012, no vienen sino a hacer aun más oportuna la publicación del artículo de Bustelo.

Los últimos datos del paro –los peores en un mes de septiembre de la serie histórica- y los pronósticos de cinco grandes bancos, que auguran la vuelta de España a la recesión en 2012, no vienen sino a hacer aun más oportuna y necesaria la publicación del artículo de Carlos Bustelo "La gran reforma pendiente", que Libertad Digital ofrecerá a sus lectores en entregas sucesivas y que va dirigido contra el principal obstáculo para nuestro crecimiento económico, que no es otro que nuestro marco laboral y sindical.

Bustelo denuncia cómo gobiernos de todos los signos, incluidos los de los últimos años del franquismo, han estado siempre dispuestos a conseguir la "paz social" mediante un cúmulo de concesiones y privilegios de toda índole, gracias a los cuales los sindicatos han llegado a ostentar un poder que ha venido a sustituir de facto al poder legislativo en temas laborales. Así, por culpa de los sindicatos y por los acomplejados gobiernos que lo han consentido, el sistema actual supone una indexación general de toda la economía nacional –los salarios se ajustan a la evolución del IPC–, los convenios son intocables y solo pueden negociarse al alza (ultractividad de los convenios), el despido es y ha sido tradicionalmente el más caro de toda la Unión Europea, los liberados sindicales incrustados en las empresas y pagados por ellas son inamovibles e intocables, la movilidad laboral es prácticamente nula o el absentismo laboral es el más elevado de Europa.


Si ya resultó una irresponsabilidad no acometer una reforma a fondo de la negociación colectiva y del resto del mercado de trabajo antes de ingresar en el euro, tal y como denuncia Bustelo siguiendo a Alberto Recarte, peor aun ha sido el inmovilismo de Zapatero durante estos años de crisis que venimos padeciendo. Zapatero ha dejado durante sus años de gobierno la reforma en manos de unos agentes sociales que son los más furibundos partidarios del statu quo por el hecho de ser uno de sus principales y escasos beneficiarios. Solo al final de su mandato, y por presión de los socios comunitarios, el gobierno socialista ha presentado un simulacro de reforma que, más que a liberalizar nuestro encorsetado mercado laboral, parecía destinada a tratar de engañar a todo el mundo.

Lo cierto, sin embargo, y tal y como ya denunciamos en su día, es que ese decreto ley de junio de 2011 finge una mayor flexibilidad y un mayor peso al papel de los convenios de empresa, pero en realidad luego todo queda en papel mojado, pues se da la última palabra a lo que se acuerde en los convenios nacionales, regionales o sectoriales.

El resultado es el que cabía esperar de un farsa: las cosas siguen como estaban, con el paro aumentando y una economía parada que da síntomas de ir marcha atrás. Disfruten, pues, los lectores de este artículo de Bustelo, que debía ser de lectura obligada para todos aquellos que pretenden demostrar que el cambio de gobierno significará mucho más que un mero cambio de caras y de siglas.


Libertad Digital – Editorial