lunes, 28 de marzo de 2011

Zapatero. Los empresarios y la batalla política. Por Agapito Maestre

Quizá sea verdad que Zapatero esté muerto. Sí, sí, pero aún muerto gana batallas todos los días, todas las semanas, todos los meses y años, y así, muerto, camina hasta el final de la legislatura.

Podemos negar, incluso despreciar, las batallas políticas diarias que gana Zapatero, pero están ahí ante nuestros ojos. Es menester comentarlas. Criticarlas. Las encuestas, sin embargo, siguen dando ganador al PP por una ventaja significativa respecto del PSOE. Pero esta legislatura pasará a la historia política del PP por sus fracasos políticos, o peor, porque quizá se arrepienta de lo que no ha hecho. Terrible. Porque quien se arrepiente de lo que no ha hecho, como diría Maquiavelo, cae en dos vicios: cobardía y estulticia. Los resultados electorales pueden, no obstante, ocultar estos defectos políticos. Pero, de momento, Zapatero sigue ganándole batallas al PP. La del último fin de semana ha resultado apoteósica.

Sin despeinarse, y como si se tratara de un jefe del Gobierno de un Estado corporativista, Zapatero convocó por segunda vez, en cuatro meses, a los empresarios más importantes de España para intercambiar opiniones, pero sobre todo para hacer un seguimiento de las medidas contra la crisis que los propios empresarios le habían sugerido a los socialistas. El resultado para Zapatero fue tan impresionante como el alcanzado en el Parlamento para respaldar la participación de España en la guerra de Libia. Ganó por goleada.


Primero, Zapatero consiguió que aceptaran dialogar y consensuar asuntos importantes con el Gobierno, e incluso les sacó una propinilla para esconder las cifras del paro. Segundo, y quizá decisivo desde el punto de vista político, los empresarios le han dado legitimidad para que no convoque elecciones anticipadas. Tomó la palabra Botín, y le secundaron otros grandes empresarios españoles, para pedirle, por favor, a Zapatero que no convoque elecciones anticipadas, y se deje de plantear ahora, en pleno inicio de la recuperación económica, el debate sucesorio en el PSOE, porque sería contraproducente para atraer inversionistas a nuestro país.

Con este telón de fondo, la dirección del PP persiste en dar por amortizado a Zapatero. De acuerdo. También las encuestas predicen lo peor para los socialistas. Quizá sea verdad que Zapatero esté muerto. Sí, sí, pero aún muerto gana batallas todos los días, todas las semanas, todos los meses y años, y así, muerto, camina hasta el final de la legislatura. Por el contrario, el objetivo fundamental del PP, que no era otro que el adelanto de las elecciones generales, está siendo derrotado ampliamente por ZP. Es obvio que el PP está perdiendo esta batalla, y, aún peor, parece que la da por finalizada, porque ya sólo espera un triunfo tan apoteósico en las autonómicas y municipales que tape esta falta de iniciativa e imaginación y, sobre todo, inteligencia política, que habría puesto a Zapatero en la calle cuando peor le iban las cosas.


Libertad Digital - Opinión

El presidente y los mandarines. Por José María Carrascal

De sacrificios, nada de nada. Aquí, nadie quiere sacrificarse, y el que menos el presidente del Gobierno.

LO que vinieron a decir los superpatronos a Zapatero es «Olvídese de su sucesión, quédese en Moncloa hasta el final del mandato y termine las reformas que necesita el país. A fin de cuentas, usted está acabado. Haga lo que haga, no ganará las alecciones. Tiene, por tanto, las manos libres para tomar esas medidas impopulares que España necesita. Sea un patriota y sacrifíquese por ella».

Lo malo es que, aunque a Zapatero le gustaría seguir, no le gusta sacrificarse. Quiere que esas dolorosas reformas se las hagan los demás. De ahí ese trajín en la Moncloa, donde sindicalistas, empresarios, presidentes de comunidad y personajes cazados a lazo no hacen más que entrar y salir, con muchas cámaras, muchos apretones de manos y muchas declaraciones rimbombantes. Pero de sacrificios, nada de nada. Aquí, nadie quiere sacrificarse, y el que menos el presidente del Gobierno. «¿Por qué tengo que sacrificarme yo si la crisis vino de fuera, he hecho lo que he podido contra ella y si sigue no es culpa mía?», debe de decirse. Aparte de que la crisis, para él, no ha sido nunca el principal problema de España. El principal problema de España es que la derecha no ocupe el poder. Si hubiese dedicado a la crisis la décima parte del empeño que ha puesto en estigmatizar al PP, ya estaría superada.


Pero ahí seguimos, sin haber cerrado capítulos tan importantes como el mercado laboral o el pacto de competitividad, sin los que la economía española no arrancará nunca, porque un país donde «hay un millón de absentistas diarios« (Rossell, presidente de la OECD), donde «no se han solucionado las necesidades de financiación de las pymes» (Alemany, presidente de Abertis) y donde los salarios aumentan más que la productividad, nunca será competitivo ni saldrá del bache en que se encuentra (según cualquier manual de política económica, excepto los que se manejan en la Moncloa).

Podremos ir trampeando la crisis con parches aquí y allá, con reuniones cara a la galería y declaraciones solemnes o grotescas según se miren. Lo que no podremos en evitar que nuestro crecimiento siga siendo debilísimo, que nuestro paro continúe siendo el doble que el europeo y que nuestra demanda interna siga cayendo, porque las grandes reformas siguen sin hacerse. Mientras tanto, nos continuarán diciendo que no somos Portugal. Pero también Portugal dijo que no era Irlanda, como Irlanda dijo que no era Grecia. Y ya ven dónde está las tres. Ahora, resulta que nosotros somos los próximos en la lista. Listos que somos.

PD: Del último comunicado de Eta, ni caso. Es un asunto español, como las 800 víctimas, que tenemos que arreglar los españoles sin correveidiles extraños, que lo único que harían sería enredarlo (que es lo que busca Eta).


ABC - Opinión

El quinielismo sucesorio no le sienta bien a la economía. Por Antonio Casado

El vicepresidente Pérez Rubalcaba declaró ayer en Alcázar de San Juan -un clásico en los arranques de las campañas socialistas desde los tiempos de Felipe González- que el PP sufriría un ataque de contrariedad si la economía se recuperase antes de las elecciones generales de 2012. Aunque es una acusación muy dura, no se inventa nada. Resulta de una observación medianamente atenta de la realidad. “Sin ti no soy nada”, le cantaba el PP a ETA en la primera Legislatura de Zapatero. “Sin ti no soy nada” le canta el PP a la crisis económica en el aquí y ahora de nuestra reyerta política nacional.

Tomar nota no incluye rasgarse las vestiduras. Al PP le incumbe como fuerza alternativa moverse por el método de contradicción. La oposición está para oponerse y a Mariano Rajoy no le toca celebrar el aumento de las exportaciones o la pacificación de los mercados, sino repetir hasta la saciedad que vamos de mal en peor, que las últimas medidas presentadas por Zapatero en Bruselas no van a servir para nada y que esto sólo se arregla con elecciones anticipadas y un Gobierno del PP.


Es la lógica de la política. Sin embargo debe ser muy duro que sean precisamente los más “poderosos” del tejido empresarial (el calificativo, en su acepción menos amable, es de la número dos del PP, Dolores de Cospedal) quienes vengan a reventar el guión de acoso y derribo a Zapatero elaborado por el PP. Eso hicieron el sábado unos cuantos de los grandes empresarios reunidos por el presidente en Moncloa: decirle a los populares que la convocatoria anticipada de elecciones generales no es la purga de Benito contra los males de la economía.
«A diferencia de Sócrates, Zapatero dispone de mayoría parlamentaria y paz social. ¿Qué sentido tendría zarandear la barca más allá de jalear a ciertos creadores de climas artificiales?.»
Una alegría en casa del pobre. Ni tan pobre ni tan sólo. La propia elite empresarial española le indica la localización exacta del palo mayor -el proceso de reformas económicas-, por si necesita amarrarse cuando se sienta aturdido por el quinielismo sucesorio o por quienes le piden que anticipe el final del partido. No hacía falta porque hubo plena coincidencia en que el calendario político estará supeditado al programa de reformas.

Un severo correctivo, en definitiva, a quienes creen, y quieren hacernos creer, que el anuncio de la retirada de Zapatero como candidato y la convocatoria de elecciones generales anticipadas, cuanto antes mejor, es el mejor remedio para acelerar la remontada de la economía nacional. Ni la cercanía del síndrome portugués lo ha hecho verosímil. A diferencia de Sócrates, Zapatero dispone de mayoría parlamentaria y paz social. ¿Qué sentido tendría zarandear la barca más allá de jalear a ciertos creadores de climas artificiales?

Se lo han pedido Botín, Borja Prado, Villar Mir, Rafael del Pino y otros. Que no mueva la barca ahora que empieza a notarse una mejora en la estabilidad económica. Con notable rasgado de vestiduras entre los esforzados pregoneros de la bancarrota socialista, que acusan a la elite empresarial de querer marcar el calendario político.

Hombre, no. Son otros los que se empeñan en marcarle el calendario a Zapatero. Enredadores profesionales, napoleoncitos de cercanías y locos por la hípica. Pero el calendario político ya viene marcado por la normativa constitucional y consiste en celebrar elecciones cada cuatro años, salvo que el titular del poder pierda la mayoría parlamentaria y no pueda gobernar. Cosa que no ha ocurrido todavía.


El Confidencial - Opinión

PSOE. Pepón y Freddy. Por Emilio Campmany

Lo de ahora da pena. La broma del Sin ti no soy nada, además de no ser muy graciosa, es un insulto a las víctimas del terrorismo.

La izquierda nunca ha brillado por su sentido del humor. Pero, de vez en cuando, surge alguien con fogonazos de ingenio. En la II República, cuando Ossorio y Gallardo se opuso a la ley de divorcio preguntándose retóricamente ¿qué haremos con nuestros hijos?, Pérez Madrigal le espetó desde el escaño: "de momento al suyo lo hemos hecho subsecretario". Se acabó el discurso antidivorcista. Alfonso Guerra no era Pérez Madrigal, pero tenía su gracia con lo del chaleco floreado o cuando decía que Soledad Becerrill era Carlos II vestido de Mariquita Pérez. No está mal para un sociata.

Lo de ahora da pena. La broma del Sin ti no soy nada, además de no ser muy graciosa, es un insulto a las víctimas del terrorismo. Porque el humor, bueno o malo, es contraproducente cuando se emplea para ironizar sobre las cosas más serias. Y lo de que la Policía avise a un terrorista de que va a ser detenido y escape no es algo para gastar cuchufletas. No me explico que ningún diputado del PP no le espetara desde el escaño, a cappella, sin micrófono, algo así como "¿Y por qué no se la cantas a la viuda de Gregorio Ordóñez? ¿O a la de Fernando Múgica?". No hubiera tenido gracia, pero hubiera puesto en evidencia la poca que tenía la ocurrencia de Freddy.


Ahora va el tío, se les aparece a los castellano-manchegos para presentarles a Barreda, como si no lo tuvieran ya hasta en la sopa, y se encuentra más gracioso que nadie. Y, para demostrarlo, no se le ocurre otra cosa que acusar a Rajoy de pronunciar frases incomprensibles. Lo dice él, que es la mano derecha de un individuo al que no se le entiende la mitad de lo que dice y que, cuando se le entiende, es peor porque no son más que tonterías.

A otro que le gusta recrearse en su sentido del humor es a José Bono. A éste le ha dado por el halago hiperbólico dirigido a Rubalcaba cuando lo tiene delante. Se le nota muy bien que lo va a volver a hacer porque empieza llamándole, con voz acaramelada y mirada sedosa, por su nombre de pila. Luego, se pone en plan espejo de la reina de Blancanieves y le dice que no hay nadie más listo que él. Esta vez lo ha hecho de este modo: "Alfredo, has sido muchas cosas, quiero decirte que siempre que te hemos necesitado nos has apoyado, con el agua, con las carreteras y cuando eras diputado por Toledo", como cunero de porquería, podría haber añadido.

Éstos son los listos. Cómo serán los tontos, que lo que conocemos es sólo una muestra. Y Botín, haciéndole la pelota a Zapatero. Y Pedro J. confundiendo a Homero con Apolonio de Rodas y la Odisea con las Argonaúticas. Así, ni arreglamos el país ni metemos al director de El Mundo en la Academia. Pena de país.


Libertad Digital - Opinión

Y en esto llegó Botín. Por Félix Madero

¿Qué dirán mañana gentes tan principales como estas a Rajoy, al que las encuestas colocan en la silla de Zapatero?

COMO un comandante del capitalismo del siglo XXI, como fiel epítome de los tiempos que nos toca vivir; como un señor al que el apellido desborda, saca de los números y porcentajes, Emilio Botín se enfunda un terno gris con corbata y tirantes rojos, se presenta en La Moncloa y manda parar debates en los que amigos ciertos y ciertos amigos tratan del futuro de Zapatero. Señores, sean serios, pónganse a trabajar y dejen ya la vaina de la sucesión de alguien que ya está sucedido, les dice. No me escandaliza esta función tan española en la que los actores se sientan en la platea y el público, distinguido y poderoso, el dueño del dinero, hace la representación. No deseo el mal a los bancos, unas instituciones necesarias para quien tiene dinero y molestas para quien lo busca y necesita. Los que entienden me dicen que el país camina bien si sus bancos son prósperos y viceversa. Miren cómo están las Cajas y algunos bancos, piensen en la marca España, y no discutamos más. Las cosas son como parecen. Y Botín, también. Leo que el banquero más importante de España habla a Zapatero como si fuera un viejo socialista: Mira, José Luis, déjate de menudencias, dedícate a gobernar.

El sábado pasado Zapatero cambió Ferraz por La Moncloa, y se dispuso a hacer una suerte de Ejecutiva en la que cambió a los Barreda, Caldera, López Aguilar o Fernández Vara por los Botín, Villar-Mir, Rafael del Pino o Borja Prado. O sea, que los actores que están fuera del libreto hacen de protagonistas mientras los actores de verdad, los que votamos, preparan una paella a la familia. No te desgastes ZP; no te distraigas, no te dejes enredar, corta esto de la sucesión, que huele a muerto, y no convoques elecciones anticipadas. Pero, ¿y a Rajoy? ¿Qué dirán mañana gentes tan principales como estas al que las encuestas colocan en la silla de Zapatero? Lo mismo, pero al revés, ¿no les parece? La banca, que siempre gana.

Un mundo instalado en la sorpresa y el sobresalto nos ha vacunado a todos con una dosis de letargo y modorra que se llama costumbre. No desprecio la opinión de los que mandan —¿o es que mandan en el Congreso?—. Pido delicadeza. Que se les note menos. Y que a Zapatero se le note más que lo han puesto los españoles ahí. No sé qué habrá pensando usted al verlos en la foto, ahí sentados junto al presidente. Al contemplarlos pensé: y yo a estos señores, ¿cuándo los he votado? ¿O es que es la opinión de Botín la que vale y no la de Barreda, por poner un ejemplo?

Un amigo me regala el último libro de Jorge Edwards, La muerte de Montaigne. Es el señor de la Montaña en el que me invita a concluir este artículo con una reflexión magistral: Es más fácil triunfar que vivir. Y el que pueda entender, que entienda.


ABC - Opinión

Crisis. El desacato de Botín. Por José García Domínguez

El adelanto de los comicios solo serviría para reabrir la caja de Pandora de la demagogia garbancera, tan cara a los peronistas de todos los partidos.

Parece ser que Emilio Botín ha incurrido en el desacato de manifestar su personal opinión a propósito del acontecer nacional. Y a las bravas, por su cuenta y riesgo, sin siquiera recabar el preceptivo permiso previo de ningún director de periódico. Así, para escándalo de alguna claque tremendista siempre presta a echar a correr en auxilio del ganador, Botín ha venido a reclamar de Zapatero que anteponga al patriotismo de partido el patriotismo a secas. Esto es, que sacrifique su interés personal y el del PSOE, evitando abocar al país a un trance errático como el que ahora mismo atraviesa Portugal. Y es que el mejor servicio que el presidente del Gobierno puede rendir a España, acaso el único, consiste en respetar los plazos constitucionales y, una vez llegado el momento procesal, inmolarse a lo bonzo en las urnas.

Una vez llegado el momento, ni un segundo antes. Al respecto, el adelanto de los comicios solo serviría para reabrir la caja de Pandora de la demagogia garbancera, tan cara a los peronistas de todos los partidos. Huelga decirlo, con su preceptivo corolario de pirotecnia populista: solemnes promesas de alegre dispendio presupuestario aliñadas con la recurrente charlatanería a cuenta de los coches oficiales y demás sonajeros retóricos, eterno, invariable menú de campaña para consumo de los segmentos más primarios del censo. Que por algo resultan ser los que al final deciden. Un escenario ideal, pues, en estos tiempos de vuelta al pensamiento mágico; tiempos en que la apelación a la "confianza" ha venido a ocupar el lugar de las romerías en rogativa a la Virgen del pueblo cuando las sequías.

He ahí esa fe del carbonero macroeconómico que nos permite mantener con vida a nuestra convaleciente deuda soberana en los mercados internacionales. Por lo demás, el peor peligro que se cerniría sobre Rajoy en caso de adelanto sería el riesgo cierto de obtener mayoría absoluta. Ya Santa Teresa lo alertó en su día: "más almas se pierden por las plegarias atendidas que por las no escuchadas". Porque lleva razón Botín, es Zapatero quien ha de acabar el trabajo sucio. Él, no otros. A él, y solo a él, compete rematar la cirugía sin anestesia iniciada con el decreto de ajuste y la reforma laboral. Por patriotismo.


Libertad Digital - Opinión

Botín y el mal menor. Por Ignacio Camacho

Botín también ha comprendido que si Zapatero anuncia su retirada se puede dar por concluida la legislatura.

TAMBIÉN Emilio Botín ha comprendido que si Zapatero anuncia ahora su retirada se puede dar por concluida la legislatura. Las palabras del banquero y otros tres altos empresarios —el diez por ciento de los que acudieron a La Moncloa— han sido interpretadas por el entorno gubernamental como un espaldarazo al reformismo del presidente, pero lo que desde luego representan es un estado de opinión que entiende con toda claridad que este mandato expira de factoen el momento mismo en que se abra el proceso sucesorio en el Partido Socialista. Botín y sus colegas han pedido al Gobierno que concluya su agenda reformista sin enredarse en aventuras internas porque consideran que lo prioritario es la estabilidad; en su análisis de la situación, la sucesión zapaterista interrumpiría las reformas en marcha y abocaría a elecciones anticipadas. Como a una gran parte de los ciudadanos, en ningún momento consideran razonable que el Ejecutivo pueda aguantar un año bajo un liderazgo interino.

Ése es exactamente el escenario político que se abrirá si este sábado el presidente comunica a la dirección federal del PSOE su decisión de no volver a presentarse. El Gobierno quedará desde ese mismo instante convertido de hecho en un Gabinete en funciones apoyado por un partido en plena recomposición —o descomposición— interna. En la hipótesis de que se abran primarias, la agenda oficial será aplastada por el alboroto de la campaña y los dirigentes socialistas aplicarán su energía a la ruidosa batalla sucesoria. En el caso de que Rubalcaba sea designado candidato de forma más o menos directa, estaremos ante una abdicación en toda regla: el eje del poder sufrirá un inmediato desplazamiento y la copresidencia dará un vuelco mediante el que Zapatero pasará a ser una figura decorativa. De un modo u otro, la legislatura saltará hecha trizas y con ella el calendario político; no se puede gobernar haciendo las maletas. Aznar lo hizo porque conservaba sin género de dudas el control de todos los resortes, y aun así fue severamente criticado y no pudo impedir sentirse él mismo atacado de un indeseable mal de altura. La situación de Zapatero es distinta: hace tiempo que perdió todo el crédito y sólo mantiene una mínima cohesión en la medida en que conserva la ultima ratioejecutiva. Si la arroja por la borda se acabó todo; el tiempo que falte para las elecciones serán sólo los minutos de la basura. Anticiparlas a otoño equivaldría a parar seis meses el reloj de las reformas, y un año de provisionalidad con Rubalcaba a los mandos garantiza una fenomenal trifulca preelectoral en medio del estancamiento socioeconómico.

Ante este panorama, Botín ha venido a expresar una suerte de jesuítico rechazo a la mudanza en tiempos turbios. Prefiere un Gobierno exánime a un vacío de poder. Es la teoría de mal menor: una pragmática resignación conformista entre dos calamidades.


ABC - Opinión

ETA se desespera

La mejor prueba de que la lucha contra el terrorismo etarra va por buen camino es que la banda se aferra desesperadamente a sus amenazas y arremete contra el Gobierno, al que acusa de «irresponsable». En el comunicado divulgado ayer, pocos días después de que el Tribunal Supremo rechazara la legalización de Sortu, los pistoleros no ocultan su irritación por no haber logrado ni uno solo de sus objetivos en todos estos meses de «tregua indefinida y verificable», entre ellos retomar la negociación y que una comisión internacional organizara poco menos que una «conferencia de paz». A juicio de los expertos antiterroristas, el nuevo pronunciamiento etarra encierra un mensaje inequívoco: la tregua que «graciosamente» decretaron en septiembre pasado y ampliaron en enero tiene fecha de caducidad. Es decir, los dueños de las pistolas habrían decidido cancelar el periodo de recreo dado a su brazo político. Sea como fuere, tampoco merece la pena entretenerse demasiado en analizar qué les pasa por la cabeza a una caterva de asesinos y si sus excrecencias literarias quieren expresar una cosa u otra. Como suele decirse en estos casos, el único comunicado inteligible de ETA será aquel en el que anuncie su rendición incondicional y se someta a la Justicia para pagar por los delitos cometidos.

Para alcanzar este final, el único aceptable por un Estado de Derecho, no hay método más eficaz que la actuación policial, la intervención de la Justicia y la unidad de los partidos. Si la banda terrorista ha llegado a la fase terminal en la que se encuentra no es porque se haya cedido a alguna de sus pretensiones ni por haber negociado con ella ni por bailarle el agua a su brazo político. Todo lo contrario: porque se ha mantenido un pacto entre PP y PSOE que, salvo en el desgraciado paréntesis del proceso negociador, ha funcionado a la perfección; porque los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad nunca han estado en «tregua»; porque se ha cerrado el paso a las instituciones del entramado político y económico de los pistoleros; y porque la gran mayoría de los jueces no se han manchado las togas «con el polvo del camino». Gracias a la política de firmeza y dignidad, de la que las víctimas han sido atentos vigilantes, se ha acorralado a los asesinos y a sus portavoces políticos sin que se produjera cataclismo alguno, como amenazaban los agoreros. En el último medio año, las fuerzas policiales han desarticulado varios comandos, han detenido a numerosos pistoleros y han intervenido diversos arsenales. El Gobierno francés, por su parte, también se ha empleado a fondo, con más motivo después de que los etarras asesinaran a un gendarme, y han practicado detenciones relevantes. Lejos de aminorar la presión, como pretendía ETA con su tregua trampa, también se ha acentuado en el ámbito legislativo y se ha fortalecido el consenso antiterrorista, pese a determinados boicoteadores, como el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, y a los nacionalistas, que desean para ETA un final sin vencedores ni vencidos, algo así como unas tablas entre los demócratas y los terroristas. De ahí que el Estado deba reforzar la vigilancia ante el nuevo intento de los etarras de colarse en las elecciones de mayo.

La Razón - Editorial

ETA pide tiempo y dinero para reorganizarse

El terror es su única baza para lograr réditos económicos y políticos y, desde luego, no tienen ninguna intención de abandonarlo, más bien se dedican a enmascararlo tácticamente.

Sabido es que gran parte de la infraestructura criminal de ETA depende de que ésta siga recibiendo financiación de las instituciones, que es lo mismo que decir financiación de todos los españoles a quienes lleva desde hace décadas extorsionando y en ocasiones asesinando. De ahí que siempre que, desde la ilegalización de esa marca blanca de ETA que es Batasuna, haya realizado cuantas tretas estuvieran a su alcance para seguir en el Parlamento vasco o en los consistorios vascos y navarros.

A estas alturas, pues, a nadie debería extrañarle que la serpiente haga cuanto esté a su alcance para continuar viviendo del erario, incluso ofreciéndonos esas frutas que todos debieran considerar prohibidas como las treguas trampa. En esta última, la banda terrorista ha llegado a prometer un "alto el fuego verificable", algo muy del gusto del gran verificador de la anterior paz sucia que fue el ministro del Interior y actual vicepresidente del Gobierno.


Puede que con semejante representación, acompañada de un genérico rechazo de la violencia por parte de Sortu, ETA confiara en permanecer en las instituciones. Y cierta razón no le faltaba: a poco que nos ha prometido haber cambiado de verdad, los socialistas vascos, con Eguiguren y López a la cabeza, ya han proclamado el derecho de Sortu a concurrir en los comicios. Incluso dentro del Tribunal Supremo, en su reciente sentencia de ilegalización de la pantalla proetarra, hubo por primera vez votos particulares sobre este asunto.

Mas no deberíamos engañarnos. Puede que algunos españoles tengan una memoria de pez, sobre todo cuando ideológicamente les interesa, pero basta con leer los comunicados de la banda, el último el de este domingo, para saber a qué nos atenemos. Como ya es habitual, en ellos ni se condena su violencia, ni se pide perdón a las víctimas, sino que siguen insertando sus crímenes en un conflicto armado entre dos bandos: ETA y los represivos Estados español y francés, los únicos que, según el reciente comunicado, siguen practicando la violencia. ¿Y qué entiende la banda por violencia estatal? Pues, por un lado, que se sigan deteniendo a asesinos de la ETA y, por otro, que se impida que Sortu, su máscara electoral, concurra a los próximos comicios municipales.

La paz según ETA consiste, pues, en una suspensión del Estado de Derecho que vaya de la mano de un rearme de la banda terrorista sufragado por los españoles. ¿A qué viene, si no, insistencia en que permitamos a sus pistoleros reorganizarse con tranquilidad y, sobre todo, en que Sortu siga presente en los ayuntamientos? Saben que están débiles y que necesitan tiempo y dinero para seguir amenazando de manera creíble a todos los españoles; el terror es su única baza para lograr réditos económicos y políticos y, desde luego, no tienen ninguna intención de abandonarlo, más bien se dedican a enmascararlo tácticamente.

Ahora sólo queda por descubrir el alcance de las más que probables conversaciones entre ETA y el Gobierno. La "derrota" de ETA a través de la rendición del Estado de Derecho sería uno de los pocos reclamos que Zapatero o Rubalcaba podrían exhibir en unas generales. ¿Hasta dónde estarán dispuestos a llegar para lograrlo?


Libertad Digital - Editorial

Zapatero contagia confusión

Cancelada la cita de Vistalegre, el PSOE persevera en la estrategia y sigue ocultando a su líder en los mítines de la campaña del 22-M.

EL debate sobre la sucesión de Zapatero es un virus que contamina la vida política y difumina los asuntos importantes para una sociedad con una crisis económica histórica, inmersa en una tasa de paro superior al 20 por ciento, en un endeudamiento asfixiante y sin datos consolidados de reactivación de la actividad productiva y de las economías familiares. Lo que para las grandes empresas y bancos pueden ser síntomas de recuperación, para los ciudadanos que pierden empleos y viviendas no dejan de ser meras ilusiones de macroeconomía, que no se traducen en nuevos puestos de trabajo, ni en créditos para financiar sus empresas y evitar quiebras. Tanto el PSOE como el Gobierno están lastrados por la carga de las especulaciones que impulsó la frivolidad de Zapatero cuando, en Navidad, anunció que ya había decidido lo que iba a hacer, y que sólo lo sabían su mujer y un miembro del PSOE. Su partido ha ido desfigurándose en unas primarias encubiertas, con precandidatos identificados, y mezcladas con la ansiedad de sus «barones» territoriales por el advenimiento de una derrota el 22-M, que puede ser masiva. Y pese a no desvelar quién será el candidato, el partido sigue escondiendo a su líder. Ayer, se pudo ver en actos electorales a Rubalcaba, Blanco, Bono, Chaves, Griñán, Barreda, Jiménez, Gómez, Vara, Iglesias, Alarte... La supresión de Vistalegre no fue una casualidad, sino el principio de esta operación de encubrimiento.

A pocos días del Comité Federal, en el que muchos confiaban en que Zapatero clarificaría su futuro, el Gobierno ha traspasado a la clase empresarial la carga del debate sucesorio. Así es como Zapatero transformó su segundo encuentro con los principales empresarios y banqueros españoles en una mezcla de «photocall» y sanedrín electoral, cuyo principal mensaje oficial es que la banca y las finanzas no quieren que Zapatero dimita, ni convoque elecciones. Unas elecciones anticipadas no son un problema para una democracia asentada, y económicamente pueden ser un revulsivo imprescindible. Además, si España tuviera un gobierno centrado en una agenda de reformas reales, y no de boquilla, sería comprensible el temor a una paralización por el adelanto electoral. Pero, como esto no sucede, el tiempo que llevaría el proceso electoral y el paso de un gobierno a otro se vería compensado con los beneficios de una confianza social renovada y de un programa de reformas refrendado en las urnas, no improvisado día a día.

ABC - Editorial