jueves, 6 de octubre de 2011

El sucesor del sucesor. Por Javier G. Ferrari

A mes y medio de las elecciones las encuestas siguen siendo tozudas. Tan tozudas como los datos del paro en el mes de septiembre que conocíamos el pasado martes. Mientras Zapatero se prepara para su nuevo cargo de inspector de nubes, en su partido algunos ya empiezan a moverse a ras de suelo pensando en el día después de las elecciones. Se busca sucesor del sucesor. Son pocos los que creen que Rubalcaba pueda optar a la secretaría general del PSOE si se cumplen los pronósticos, y demasiados los que creen que, con toda seguridad, el resultado será peor que el conseguido en el año 2000 por Joaquín Almunia. Esa seguridad con la que se expresan varios barones socialistas se convierte en cautela, cuando no directamente temor, en las filas del PP. Para no pocos dirigentes peperos, y para una gran cantidad de votantes y simpatizantes, el ex vicepresidente del Gobierno es una especie de druida capaz de convertir el hielo en fuego. Y hacen bien en no bajar la guardia y pensar que está ya todo el pescado vendido. Aunque, hasta el momento, la campaña del candidato socialista está siendo bastante mediocre y los mensajes que lanza están llenos de contradicciones, entre las filas populares se palpa un cierto desasosiego y no poca inquietud. ¿Qué estará urdiendo el gran artífice del vuelco en marzo de 2004? Esta es la pregunta que se repite entre quienes no se fían de las encuestas y temen una movilización de última hora de toda la izquierda como la que pedía Felipe González en esa reedición del retorno de los brujos que fue la conferencia política del pasado fin de semana. Pero mientras la derecha recela, en el PSOE se detectan ya conspiraciones e intrigas para buscar a quien se haga cargo del barco si se confirma que la vía de agua es modelo Titanic. En el 96, decía González, les faltó un telediario para evitar el triunfo de Aznar por la mínima. Si lo sabrá él que los controlaba al segundo. Pero ahora mismo la situación no es comparable. En España la crisis se está cebando de manera brutal con el empleo y no hay familia que no tenga en su entorno más inmediato a alguien apuntado a las listas del INEM. La política económica del Gobierno ha sido un desastre, y Rubalcaba se sentaba en el Consejo de Ministros hasta hace unos meses, y eso es algo que no puede taparse con palabras y golpes de efecto. Como dijo Duran Lleida tras conocerse el incremento en más de 95 mil personas sin trabajo, resulta vergonzoso que se quiera cargar el muerto a las autonomías y ayuntamientos que cambiaron de manos el 22 de mayo. Autonomías y corporaciones locales que los socialistas dejaron como unos zorros (en su acepción no insultante) con unos déficit millonarios que, en muchos casos, se ocultaron descaradamente. Con este panorama no es de extrañar que haya quien esté rotulando ya el cartel de «se busca líder» para colgarlo en la puerta de la sede central del PSOE en la calle Ferraz de Madrid en la medianoche del domingo 20 de noviembre. El mismo día, pero treinta y seis años antes, se colgaba el «cerrado por defunción» en la puerta del franquismo.

La Razón – Opinión

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