lunes, 5 de septiembre de 2011

Un esfuerzo por la educación

Apartir de mañana, en torno a 7,8 millones de alumnos no universitarios tienen una cita con las aulas para dar el pistoletazo de salida a un nuevo curso escolar. Las múltiples novedades con las que se estrena este año académico, y que en su mayoría responden al objetivo del Gobierno socialista de frenar el abandono escolar a costa de reducir la exigencia, han pasado a un segundo plano a raíz de las movilizaciones anunciadas en los últimos días por los sindicatos de profesores. En el origen del conflicto se encuentra el aumento de la carga lectiva del profesorado aprobado por las consejerías de Educación de Madrid, Castilla-La Mancha, Galicia y Navarra. Esta decisión en ningún caso puede contemplarse como un aumento de la jornada laboral de los educadores y, por tanto, tampoco como una merma en sus condiciones laborales. Se trata de una leve reestructuración de la jornada lectiva decidida por los gobiernos autonómicos en el ejercicio de sus competencias y dentro de los límites legales. Lo que los sindicatos califican como un «ataque frontal» a los profesionales de la enseñanza se limita, en la práctica, a un aumento en las horas lectivas, de 18 a 20 horas en Secundaria y de 23 a 25 en Primaria. Esta modificación responde a la necesidad de incrementar recursos en programas educativos de especial importancia, como la apuesta por el bilingüismo en Madrid, y, por otra parte, resulta a todas luces insuficiente para justificar una huelga. Sin embargo, lejos de echar marcha atrás en su desafío, las principales organizaciones sindicales tienen previsto reunirse esta semana con el fin de acordar medidas a nivel nacional, que podrían incluir la celebración de una gran manifestación e, incluso, una huelga que supere el ámbito autonómico. A la espera de que el conflicto no estalle finalmente, de lo que caben pocas dudas es de que el sistema educativo español atraviesa una situación crítica en la que no parece aceptable la convocatoria de una huelga. Con un porcentaje de abandono escolar del 28,4%, que dobla la media de la UE, y con unos pésimos resultados de lectura, matemáticas y ciencias en el Informe PISA, que mide el nivel de los países de la OCDE, los alumnos podrían terminar siendo los principales perjudicados de este conflicto laboral. El rechazo a la huelga es además mayoritario entre los ciudadanos. Tal y como pone de manifiesto la encuesta que hoy publicamos, más del 60% de los españoles se manifiesta en contra de un paro que coincida con el inicio del curso. Un porcentaje similar, un 59,1%, ve acertado que los profesores den al menos 4 horas de clase al día, y casi la mitad de los encuestados, un 47,6%, son partidarios de que este colectivo realice un esfuerzo en el contexto actual. Los sindicatos no deben caer en la demagogia de vender estas modificaciones como un severo recorte ya que, incluso, en la Comunidad de Madrid los profesores experimentarán un incremento salarial. Se trata, únicamente, de que los profesores comprendan que también ellos han de asumir un sacrificio razonable en un momento de crisis en el que la mayoría de los trabajadores españoles ya lo ha hecho.

La Razón – Editorial

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