jueves, 8 de septiembre de 2011

Más que palabras. Pánico y consenso. Por Esther Esteban

El de esta semana ha sido un nuevo lunes negro, uno mas de esos en el que tiemblan los mercados y se desata el pánico en las bolsas. Las europeas bajaron un 5 por ciento, y la prima de riesgo española, al igual que la italiana, se disparó de nuevo sin que el BCE consiguiera frenar la escaladA.

A estas alturas ya no hay analista que sepa con exactitud donde situar el origen de nuestros males, aunque lo que está claro es que el desencadenante de esta nueva situación de pánico fueron unas desafortunadas declaraciones de la directora del FMI Christine Lagarde advirtiendo de que el mundo está al borde de una recesión inminente. No era la primera vez que esta señora hacia una previsión tan catastrófica y, de hecho, la última semana de agosto advirtió también que la banca europea necesitaría una urgente recapitalización por valor de 200.000 millones de euros pero, desde entonces, las cosas no han parado de empeorar.

Si de muestra vale un botón, ahí esta el pésimo dato de paro registrado en agosto en Estados Unidos -el país mas poderoso de la tierra-, el reconocimiento de que Grecia no puede cumplir con su reducción de déficits pactada con la UE, la situación de Italia, incapaz de afrontar su anunciado ajuste presupuestario o la inestabilidad permanente de España donde, ni siquiera un cambio constitucional, ha conseguido parar el desastre.


La cosa está tan fea que el mismísimo presidente del Deutsche Bank ha dicho que la situación del sistema financiero es equiparable a la de hace tres años, cuando quebró Lehman Brother y tal vez sea así, que estos tres larguísimos años de sobresaltos solo hayan servido para situarnos en el mismo punto, incluso peor.

Con este panorama y de puertas adentro, con elecciones a la vuelta de la esquina convendría que los partidos políticos y especialmente los dos grandes, PP y PSOE, huyeran lo máximo posible de la demagogia y dejaran de enzarzarse con las cosas de comer. ¡Claro! que las recetas de ambos para salir de esta deben ser diferentes y es normal que Rajoy apueste por bajar los impuestos a los emprendedores, los autónomos y las PYMES para que puedan crear riqueza, mientras que Rubalcaba hable restablecer el impuesto de patrimonio -que ellos mismos eliminaron hace un par de años- o la imposición de una tasa para la banca.

Es natural que ambos candidatos quieran marcar distancias ideológicas con sus adversarios y que los ciudadanos puedan ver opciones distintas para decidir su voto. Pero una vez celebradas las elecciones, el 21-M sin ir mas lejos lo sensato y lo que demanda la sociedad es que ambos se entiendan y que se suscriban unos pactos similares a los de la Moncloa que en su día sirvieron y mucho para reavivar nuestra economía. La magnitud de esta crisis, sin precedentes, requiere de acuerdos y si han sido capaces de entenderse en horas para cambiar la Constitución que era intocable hasta hace bien poco, no estaría de mas que hicieran lo propio y junto al resto de grupos parlamentarios dieran al país un ejemplo de altura de miras por encima de las pequeñas miserias partidistas. Aquí o se rema en la misma dirección para salvar la marca España o vamos derechos al abismo si es que no somos intervenidos antes del 20-N.


Periodista Digital – Opinión

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