viernes, 2 de septiembre de 2011

Reforma constitucional. La izquierda y su corsé. Por Cristina Losada

Cuanto más déficit y más deuda contraiga un gobierno y, por tanto, cuanto más dependa de los mercados, más de izquierdas será y todos felices.

Nuestra izquierda ha topado con el déficit y, francamente, no estaba preparada. La súbita inmersión en la realidad le ha provocado una rabieta. Zapatero ha tenido que ceder de nuevo ante los hechos, puesto entre la espada de la deuda y la pared de Merkel. Pero le ha salido un molesto sarpullido en su propio flanco, en el más querido. Es la consecuencia imprevista de hacer señuelo y bandera de la ideología. Cómo extrañarse de que sus fieles juzguen ahora sus decisiones por el rasero ideológico y las declaren, ¡horror!, de la más rancia derecha. Aunque la parte divertida del caso es la desorientación de la izquierda respecto a qué es de izquierdas, cuestión ontológica que tanto ocupa a sus gentes.

Voces airadas braman contra el principio de equilibrio presupuestario porque despide, aseguran, un detestable tufo ideológico. A fundamentalismo conservador, a neoliberalismo salvaje o a derechismo fanático, dicho sea en su rico vocabulario. Y, por supuesto, denuncian su inclusión, aun de aquella manera, en la Constitución, como una intolerable imposición de los mercados. Vale. Entonces, gastar más de lo que se ingresa, endeudarse y lastrar con esa deuda el presente y el futuro de los españoles, es un dogma inscrito en el libro sagrado de la izquierda. Así, cuanto más déficit y más deuda contraiga un gobierno y, por tanto, cuanto más dependa de los mercados, más de izquierdas será y todos felices. Con tan pintoresco criterio, han de canonizar a Berlusconi los de IU, UGT y Comisiones. Sin olvidar a Reagan, que hizo el célebre chiste cuando le preguntaron por el déficit: "Ya es lo suficientemente grande para cuidar de sí mismo".

De izquierdas, de izquierdas, es subir los impuestos, pero he aquí que Zapatero sentenció lo contrario. Por obvias razones electorales. Metido en tal callejón, el PSOE ha pergeñado un cuento fantástico para encajar la reforma en el lecho de Procusto ideológico y contentar a sus huestes. Y es que nos acechaban dos malhechores, el "déficit cero" y los "manirrotos", hasta que ambos fueron detenidos en briosa operación por Supermán Rubalcaba. Incluso González, Felipe terció para determinar que lo de derechas era el "déficit cero", al que propinó el sopapo de "sectario". Cómo puede ser sectario un balance de ingresos y gastos es un misterio que, me temo, no va a desentrañarse. Por lo demás, no hay enigma. Nuestra izquierda no quiere un corsé presupuestario, pero es prisionera del suyo.


Libertad Digital – Opinión

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