viernes, 2 de septiembre de 2011

La casi posguerra

La Conferencia de París impulsa la normalización de Libia tras la caída de Gadafi.

Apenas una semana después de la toma de la capital, Trípoli, por las tropas rebeldes del Consejo Nacional de Transición libio (CNT), la celebración ayer en París de la conferencia internacional de países amigos de Libia para orquestar el futuro del país ha resultado más que oportuna.

La conferencia, convocada por iniciativa del presidente francés, Nicolas Sarkozy, el político que más reflejos mostró en esta crisis tras su torpeza mostrada en Túnez, ha logrado rehuir el peligro de erigirse en símbolo prematuro de la victoria de los rebeldes y sus aliados, la UE, Estados Unidos y la OTAN.

La comunidad internacional se aleja así del mal ejemplo dispensado por George Bush cuando declaró antes de tiempo "misión cumplida" en Irak, error que tanto contribuyó al caótico escenario posbélico en aquel país. Porque el dictador Gadafi sigue aún combatiendo desde algún lugar desconocido, y el sentido de la prudencia exige no excluir la eventualidad de que siga creando problemas. La ampliación en una semana del ultimátum formulado por el nuevo Gobierno a los combatientes gadafistas para que se rindan va en la sensata dirección de culminar la liberación ahorrando vidas humanas. La insistencia de la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, en evitar las represalias no es, dados los precedentes, en absoluto ociosa.


Las decisiones de la cumbre parisiense deben contribuir a minimizar las tensiones que el líder derrocado, pero aún no del todo derrotado, pueda provocar. Los reunidos han prestado todo su apoyo económico a la nueva Libia. Aunque el permiso oficial para desbloquear los fondos (unos 50.000 millones de euros) que controlaba Gadafi debe darlo la ONU, los principales actores de esta crisis ya han encontrado la manera de acelerar la disposición de fondos por las nuevas autoridades libias, con cargo a los embargados. La UE, además, ha puesto fin al bloqueo impuesto a puertos y empresas.

Con todo ello, el CNT podrá disponer ya de más del doble de los 5.000 millones indispensables para reanudar urgentemente los servicios administrativos, así como de las plataformas logísticas necesarias para ir normalizando el país.

El paquete político de la conferencia estriba en el compromiso de continuidad en el esfuerzo militar aliado hasta la definitiva derrota de Gadafi y en el carácter masivo del reconocimiento a las nuevas autoridades. Este debe contribuir a desalentar la suicida resistencia de los gadafistas, al subrayar su soledad, así como a influir en su líder para que reconsidere su ardor guerrero.

Los apoyos de última hora, como el de Rusia, y las patéticas reivindicaciones de haber estado siempre ahí, como las de Alemania, son la letra pequeña de esta operación, y sus dirigentes deberán aprender del error para no repetirlo. En cualquier caso, con esta conferencia la primavera árabe reverdece en el escenario hasta ahora más adverso, y vuelve las miradas a otros del mismo signo, como Siria.


El País – Editorial

0 comentarios: