martes, 27 de septiembre de 2011

Proetarras. Graves incidentes en Leiza. Por Francisco José Alcaraz

Vivimos en una libertad vigilada por ETA, libertad vigilada que se mantiene siempre y cuando el Gobierno siga pagando la fianza a los asesinos. Esa fianza es la pérdida de la memoria, dignidad y justicia.

El domingo 25, después de terminar el programa Sin complejos, mi amigo Luis del Pino me llamó para preguntar por el homenaje realizado por VCT a Juan Carlos Beiro asesinado por ETA en Leiza en 2002. Me preguntaba "¿no ha habido incidentes?". Le contesté: "sí que los ha habido, Luis, ha habido incidentes muy graves".

Consciente de que la pregunta iba dirigida a interesarse por los posibles ataques de los proetarras, quise exponerle que la ausencia de este tipo de incidentes no puede tapar otros incidentes de más calado como son los hechos que les relato.

Un grupo de víctimas del terrorismo y ciudadanos implicados con la causa nos habíamos desplazado desde varias ciudades de España. Antes de llegar a Leiza, en un área de servicio a pocos kilómetros del pueblo, nos esperaba Silvestre, un vecino de la localidad, que nos condujo a aparcar los autobuses en un polígono industrial junto al pueblo. Cuando nos bajamos del autobús, muchos esperaban encontrar la presencia de algún Cuerpo de Seguridad del Estado para acompañarnos y protegernos de cualquier incidente hasta la plaza del Ayuntamiento. No fue así, y sólo nos acompañó un hombre valiente, Silvestre, que, junto a sus hijos, nos recibieron con los brazos abiertos.


Procedimos a desplazarnos todos con las fotos de Juan Carlos Beiro hasta la plaza, durante el trayecto en esa improvisada manifestación silenciosa en un pueblo que todos calificábamos como "pueblo fantasma", tan solo fuimos escoltados por Silvestre y su hijo, que hacía de improvisado agente parando el tráfico en las calles para poder darnos paso. Sorprendió a todos la ausencia de los uniformes que podrían habernos transmitido seguridad frente al aquelarre estético de un pueblo adornado con las pancartas proetarras y pintadas desafiantes.

Cuando llegamos al Ayuntamiento algunos ciudadanos, venidos desde fuera, representantes políticos del PP Navarro, UPN y DNE, entre otros, escoltados por un dispositivo de la Guardia Civil, recibieron con aplausos a la comitiva encabezada por la familia de Juan Carlos. La plaza y las casas adyacentes estaban adornadas con pancartas y pintadas a favor de los asesinos de ETA. Además de estas pancartas, en el Ayuntamiento no ondeaba la bandera nacional, incumpliendo con ello la ley. Un periodista me indicaba que en el tablón de anuncios del Ayuntamiento tenían expuestos unos pasquines contra mi persona y contra VCT, tratándonos de fascistas por alegrarnos del encarcelamiento de Otegui.

Los cinco minutos de silencio terminaron con un "¡viva la Guardia Civil!" y "¡viva España!". Después nos desplazamos por el pueblo fantasma hasta la iglesia y, una vez terminada la misa, de nuevo sin la presencia de uniformes, volvimos todos hasta el polígono para recoger el autobús y desplazarnos al lugar donde fue asesinado Juan Carlos. Durante el acto pasaron algunos coches que miraban con indiferencia, otros con odio manifiesto, a quienes allí nos congregábamos.

¿Alguien ha encontrado algún incidente en este relato? Por supuesto que sí, el incidente es que en el homenaje a un Guardia Civil que perdió su vida por trabajar por la libertad y la seguridad en Leiza, la mayoría de los vecinos del pueblo en lugar de estar al lado de las víctimas, estaban al lado de los asesinos. El incidente es que ese pueblo esté gobernado por el brazo político de una banda terrorista, dejando en evidencia al Gobierno y a los medios de comunicación que nos quieren vender que Bildu no es ETA.

El incidente es que, a pocos kilómetros de allí, miles de proetarras llenaban las calles de Bilbao a favor de los asesinos, mientras en la concentración estábamos poco más de un centenar de ciudadanos llegados de toda España, y muy pocos de Navarra y la Comunidad Autónoma vasca. Incidente es que muchos, por miedo, decidieron no venir en los autobuses o ausentarse de una concentración en homenaje a una víctima del terrorismo. Incidente es que se piense que este acto de desagravio es una provocación a Bildu-ETA. Incidente es que la mayoría de los medios, casi todos afines al Gobierno, propaguen las "virtudes" de los proetarras y su manifestación ocultando el homenaje a una víctima de ETA. Incidente es la necesidad del dispositivo de seguridad en el Ayuntamiento para evitar ataques de los proetarras evidenciando la falta de libertad que existe. Vivimos en una libertad vigilada por ETA, libertad vigilada que se mantiene siempre y cuando el Gobierno siga pagando la fianza a los asesinos. Esa fianza es la pérdida de la memoria, dignidad y justicia.

Leiza, 24 de septiembre de 2011, graves incidentes.

Las víctimas solas en medio de un pueblo fantasma donde gobierna el terror. Aunque algunos valientes como Silvestre y su familia me permiten poder decir que en Leiza aun quedan buenas personas.


Libertad Digital – Editorial

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