martes, 6 de septiembre de 2011

El Angliru. Por Ignacio Villa

El pasado domingo vivíamos con intensidad la subida a una de las míticas etapas de la Vuelta Ciclista a España, la subida al asturiano alto del Angliru, uno de los momentos más intensos de la Vuelta que ha convertido ese puerto en un auténtico clásico aunque sea relativamente reciente su inclusión entre las etapas clave de la ronda española.

Y viendo esa etapa dura y angustiosa, cruelmente selectiva y previsiblemente definitiva para la clasificación general me venía a la cabeza que los españoles tenemos ante nosotros el Angliru particular en la actual situación económica que se vive con angustia, que se sufre con pundonor en muchas familias españolas y que se sobrelleva con heroicidad por tantos ciudadanos que han visto cómo se han derrumbado como un castillo de naipes los resultados del trabajo y del esfuerzo de muchos años. El Angliru con esas pendientes de porcentajes sobrehumanos nos sitúa muy bien en la necesidad obligada de la sociedad española de cambiar el piñón, de aguantar el vendaval y echar el resto para salir de esta situación donde los ciudadanos se llevan en sus hombros todo el sufrimiento y todo el castigo que ellos no han buscado, ni han querido. Ni por supuesto se merecen.


Comienza el curso en plena subida al Angliru; después de unas vacaciones más o menos ficticias en millones de hogares españoles, nos encontramos de bruces con la realidad de la crisis más cruda y real. Subsidios de paro como la única forma de mantener a una familia; hipotecas impagadas; facturas que se amontonan sin recursos para hacer frente a ellas; gastos y más gastos del comienzo del curso escolar; empresas que ya no abren a la vuelta del verano; restaurantes vacíos; bares que facturan un setenta por ciento menos que hace tres meses; sueldos congelados que llegan con dificultad a la mitad de cada mes; automóviles aparcados sin dinero para gasolina; grandes superficies desiertas; terrazas vacías y un largo etcétera que describe con exactitud escalofriante en qué consiste el verdadero Angliru de los españoles en este curso que comienza. Un curso plagado de angustias, de interrogantes y de una dureza extrema en miles y miles de hogares españoles.

Los españoles lo están pasando mal, lo están pasando muy mal. Estos meses de verano han servido para amortiguar algo ese sufrimiento. Pero la vuelta a la realidad está siendo durísima. Y va a ser todavía más dura. Se nota, se percibe en el rostro de las gentes por las calles. Vivimos inmersos en una evidente recesión económica y esa recesión tiene ahora un auténtico bofetón psicológico: la certeza de que estamos muy mal, y de que además tenemos por delante la subida de un Angliru donde muchos se van a quedar descolgados, otros van a pedir a gritos la retirada y algunos van a caer desfallecidos. Los españoles comenzamos un curso crítico en lo económico, pero también en lo psicológico. Necesitamos ayuda. Necesitamos esperanza. El panorama es desolador. Y todavía no hemos empezado.


La Razón – Opinión

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