sábado, 3 de septiembre de 2011

Al descubierto la otra ‘trama Gürtel’, para desesperación de RBCB. Por Federico Quevedo

Era, probablemente, de los pocos asideros que le quedaban a Alfredo Pérez Rubalcaba de cara a las próximas elecciones generales del 20-N: la ‘trama Gürtel’. Pero un auto demoledor del juez Pedreira -magistrado que, por cierto, está donde está no precisamente por decisión de la cuota del CGPJ nombrada por el PP para mayor deshonra de la actuación partidaria con la que el Gobierno ha manejado este asunto- ha desmontado la famosa trama en la que el Gobierno y el Partido Socialista habían puesto su máximo empeño, es decir, en pretender demostrar la financiación ilegal del PP. Pues no señor. No hay Filesa del PP. Aquí el único partido sobre el que la justicia ha demostrado que se financió ilegalmente sigue siendo el Partido Socialista Obrero Español, les guste o no les guste, y la famosa ‘trama Gürtel’ ni es ni ha sido nunca un montaje de financiación ilegal del partido que lidera Mariano Rajoy.
«¿Significa esto que no existe la ‘trama Gürtel’? No, significa que lo que existe es lo que siempre defendimos algunos, una serie de pillos que se quisieron aprovechar del PP y que consiguieron engañar a algunos cargos de este partido, pero lo que no hubo bajo ninguna circunstancia fue financiación ilegal.»
La verdad es que han sido casi tres años de persecución incansable, de montajes policiales y judiciales bajo la directriz del entonces ministro del Interior y hoy candidato socialista, que de manera irregular y, sobre todo, antidemocrática, utilizó las instituciones del Estado contra el PP y al servicio del PSOE. Es verdad que yo mismo defendí en su momento la conveniencia de que ante la avalancha de información y, sobre todo, ante la dureza de la campaña de acoso a la que estaba siendo sometido el PP, los imputados abandonaran sus cargos, como finalmente ocurrió. No porque fueran culpables de nada, sino porque era evidente que su permanencia estaba minando la imagen de Mariano Rajoy y perjudicaba sus aspiraciones y las aspiraciones de su partido. Así que por lealtad a las siglas y porque de esa manera podrían preparar mejor su defensa, era bueno que dimitieran. Hoy cabe afirmar que hacerlo así fue un acierto: la presión sobre el PP desapareció en cuanto abandonaron sus cargos, y su defensa ha conseguido demostrar su inocencia y que así lo vea el juez instructor al archivar las causas contra Bárcenas, Merino y Galeote.

¿Significa esto que no existe la ‘trama Gürtel’? No, significa que lo que existe es lo que siempre defendimos algunos, una serie de pillos que se quisieron aprovechar del PP y que consiguieron engañar a algunos cargos de este partido, pero lo que no hubo bajo ninguna circunstancia fue financiación ilegal. En el fondo, todo se ha basado en una pura campaña de marketing perfectamente orquestada: para que pareciera que había financiación ilegal, había que conseguir poner bajo sospecha a destacados miembros del partido y, sobre todo, a los que se ocupan de los dineros, en este caso Luis Bárcenas. Luego solo hacía falta contar con un juez sin escrúpulos -Baltasar Garzón- y medios de comunicación dispuestos a la causa, que de eso nunca le falta al Partido Socialista, y la verdadera trama, la otra ‘trama Gürtel’, estaba montada y lista para utilizarse contra el PP. Lo siguiente ahora debería ser pedir responsabilidades políticas a quienes pusieron esto en marcha, porque este tipo de operaciones de cloaca y estercolero hacen mucho daño a la credibilidad del sistema y al sostenimiento del Estado de Derecho.

Cuando un partido político y un Gobierno se saltan a la torera las más elementales normas de conducta democrática, y cuando desde las tribunas de opinión se juzga y se condena sin dar ni siquiera pie a la presunción de inocencia, el daño que se hace al sistema puede llegar a ser irreparables. Ya no se trata solo del daño personal que se le haya podido hacer al señor Bárcenas, al señor Merino, al señor Galeote… que también. Se trata de la esencia misma de un Estado de Derecho, que se fundamenta en el galantismo, y la primera de todas las garantías jurídicas es que cualquier persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario, y lo contrario lo debe demostrar un juez en un juicio justo e imparcial. Y nada de eso ha habido aquí. ¿Quién pide ahora perdón? ¿Quién asume la responsabilidad? Nadie, por cierto. En estas mismas páginas digitales hay alguno que debería revisar muchas de las cosas que ha escrito sobre los ahora exculpados de delitos que para muchos eran inapelables. Al menos, espero que se les caiga la cara de la vergüenza.


El Confidencial – Opinión

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