jueves, 11 de agosto de 2011

Barrer un vandalismo injustificable

Ninguna actuación policial de supuesto índole racista, ni la pobreza ni la crisis económica son excusa para esta ola de violencia, una intolerable falta de respeto al Estado de Derecho que debe ser barrida y no justificada.

Miles de londinenses han comenzado a organizarse a través de las redes sociales para hacer frente y protestar, con escobas en la mano, contra los vándalos que en los últimos días han quemado coches y viviendas, destrozado y saqueado innumerables comercios, en los peores actos de violencia callejera que la capital británica ha sufrido en el último cuarto de siglo.

Aunque se haya detenido a más de 500 personas y las autoridades –empezando por el primer ministro– hayan renunciado a sus vacaciones para hacer frente a la situación, los ciudadanos denuncian la escasa contundencia con las que las fuerzas de orden público reprimieron en un primer momento estos injustificables actos de barbarie que se han extendido a otras ciudades y que han dado una imagen de Londres como si de una ciudad devastada por la guerra se tratara.

El tiempo y los tribunales juzgarán la proporcionalidad con la que actuó el agente de policía que el pasado jueves abatió a tiros al joven Mark Duggan, cuya muerte ha sido utilizada por los organizadores de estos actos de violencia como excusa de su barbarie. Pero lo que no es de recibo es que, no sólo los vándalos, sino también numerosos medios de comunicación, incluidos los españoles, se limiten a decir del joven abatido que era negro, mientras silencian que estaba vinculado con el mundo de las drogas y las bandas criminales y que, en el momento de su enfrentamiento con la policía, portaba un arma de fuego.


Si ninguna actuación policial de índole racista excusa la violencia de estos días, tampoco la justifica la pobreza, ni la crisis económica ni una falta de política de integración de los inmigrantes, como también han querido dar a entender esos mismos medios de comunicación. Se trata tan sólo de una intolerable falta de respeto a la propiedad ajena, al imperio de la ley y al Estado de Derecho que debe ser barrida y no justificada.

Esperemos que esa sensación de impunidad sea de una vez erradicada por acciones policiales "más robustas", tal y como han prometido los mandos de Scotland Yard, pues estos falsos "indignados", que no son, en realidad, más que simples delincuentes, deben sentir toda la fuerza de la ley. A la postre, tal y como ha afirmado, aun tardíamente, el primer ministro Cameron, "si estos jóvenes son los suficientemente adultos para cometer delitos, también los son para asumir las consecuencias".


Libertad Digital - Editorial

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