sábado, 9 de julio de 2011

Rubalcaba ‘se indigna’ y exige a la banca que destine sus beneficios a crear empleo

Primer discurso oficial del candidato del PSOE

Alfredo Pérez Rubalcaba saltó hoy al cuadrilátero electoral alternando golpes de derecha e izquierda. En su esperado primer discurso como candidato del PSOE, trató de conectar con la izquierda indignada exigiendo a bancos y cajas que destinen parte de sus beneficios para combatir el paro juvenil, y proponiendo una reforma electoral para mejorar la representatividad. Pero el todavía vicepresidente también reivindicó el giro económico de José Luis Rodríguez Zapatero, a quien agradeció que haya dado al cara por España. “La deuda hay que pagarla y el pacto del Euro hay que cumplirlo”, advirtió.

El candidato socialista hizo de su discurso una reivindicación de la política como instrumento para solucionar los problemas de los ciudadanos, esbozando los ejes del que será su programa electoral: la creación de empleo, el cambio de modelo económico, la igualdad de oportunidades y la mejora del sistema democrático. No obstante, no desveló su prometida fórmula para combatir el paro, más allá de pedir a la banca que, una vez culminada la reestructuración del sistema financiero, utilicen sus beneficios para crear puestos de trabajo. “Los bancos y cajas pueden esperar, pero los jóvenes, no”, expresó.


Pero los bancos no serán los únicos que tendrán que aflojarse el bolsillo. Entre sus medidas para recuperar el voto progresista, Rubalcaba se comprometió a recuperar el impuesto de patrimonio para los grandes propietarios, de modo que no recaiga de nuevo en las clases medias. A su juicio, se trata de “políticas redistributivas para que quienes no han sufrido la crisis, colaboren para que todos salgamos al mismo tiempo de ella”.

Rubalcaba, como ministro del Interior, ha seguido con atención las protestas del Movimiento 15-M, y parece haber recogido algunas de sus reivindicaciones. Así, planteó la necesidad de incluir en su programa la defensa de una reforma electoral al estilo alemán. Es decir, circunscripciones más pequeñas que las actuales provinciales, de modo que el candidato sea más próximo a los electores, y un resto nacional que amplíe la actual representación de fuerzas parlamentarias. Dado que cualquier reforma electoral necesita de un amplio consenso, la propuesta de Rubalcaba puede quedar en un brindis al sol o en un guiño a los indignados, pero resulta significativo que el PSOE haya dado este paso, tras negarse sistemáticamente a las demandas de partidos como IU o UPyD.

El candidato también ha detectado el desencanto de los votantes progresistas con las medidas económicas que se perciben impuestas desde el exterior, las apelaciones al poder de los mercados o el temor a las agencias de calificación. Por ello, defendió la creación de agencias de rating europeas, la eliminación de los paraísos fiscales y la implantación de un impuesto a las transacciones financieras.

Un sistema educativo perfecto... para crear funcionarios

En su catálogo de reformas democráticas con las que volver a seducir al electorado, Rubalcaba ha incluido también que el Estado ejerza la competencia de controlar los planes urbanísticos, por encima de ayuntamientos y comunidades autónomas, de modo que pueda prevenir la corrupción inmobiliaria y nuevas burbujas. Para el candidato del PSOE, el ladrillo es el gran culpable de la crisis y el desempleo, por lo que su objetivo es “rellenar” con nuevos empleos y empresas el 5% de PIB que ocupaba de más la construcción. “Me voy a partir el pecho por los emprendedores”, afirmó en un intento de disputar al PP su imagen de partido amigo de los pequeños y medianos empresarios.

En un gesto de audacia, se atrevió a definir el sistema educativo español como el mejor para generar funcionarios, aunque lo denunció siendo él mismo “docente y funcionario”. Para cambiar este diagnóstico, abogó por una educación que forme emprendedores, prevenga el fracaso escolar con atención personalizada y selecciones a los profesores con un sistema similar al de los médicos residentes. Y todo ello, aseguró, sin cambiar una sola ley educativa, aunque sí destinando más dinero: “A quien diga que es caro le pregunto cómo de cara es la ignorancia”.

Pero el mensaje de Rubalcaba, aunque también se refiere a la igualdad de hombres y mujeres y a la protección de la sanidad pública, dista bastante del que encumbró entre los votantes de izquierda al Zapatero precrisis. El candidato socialista no puede esconder su larga trayectoria como escudero de Felipe González, primero, y Zapatero, después. Así que Rubalcaba presume de experiencia, de ser socialista, de no haberse “arrugado nunca”, y de trabajar “hasta el límite”. No renegó de su gestión junto al presidente del Gobierno, a quien dedicó grandes elogios por haber dado la cara por España.

Salarios vinculados a beneficios y objetivos empresariales

Su discurso, además de contener derechos, habla de obligaciones, esfuerzo, ortodoxia económica y, de forma difusa, de reformas laborales. “La crisis financiera nos pescó con la deuda al cuello, y tenemos que pagar esa deuda”, advirtió. En esta línea, se comprometió a respetar el pacto del Euro, mantener la reducción del déficit, combatir la inflación, liberalizar mercados y aportar mayor flexibilidad al mercado laboral como piden los empresarios. Aunque no precisó si dará una nueva vuelta de tuerca a la inconclusa reforma laboral de Zapatero, sí apostó por la concertación entre empresarios y trabajadores para fomentar los contratos a tiempo parcial o vincular los salarios a los beneficios y objetivos de las empresas.

Por otra parte, no dedicó ni una palabra a la lucha antiterrorista, a la organización del estado autonómico, y apenas se acordó del PP, aunque lanzó algunos dardos a sus adversarios: “Ningún político de este país se define de derechas, aunque estén a la derecha de la derecha”. Su discurso se alargó una hora, ya que fue interrumpido constantemente con aplausos por los más de 2.000 socialistas que completaron el aforo del Palacio Municipal de Congresos de Madrid. Rubalcaba estuvo arropado por familiares y amigos, así como por la dirección del partido, miembros del Ejecutivo, barones autonómicos y figuras como Javier Solana o Carlos Solchaga. También estuvo Carme Chacón, derrotada antes incluso de poder competir en las primarias, y que ayer vio como Rubalcaba se lanzaba a la carrera electoral con un compromiso: “No voy a comprometer nada que no me vea capaz de cumplir”.


El Confidencial - Opinión

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