miércoles, 20 de julio de 2011

Fin de régimen. Felipismo reloaded.. Por Pablo Molina

La única ingeniería social que impone con éxito el socialismo es la del desastre económico del país entero, el deterioro de las instituciones democráticas y la catástrofe estética de sus regidores.

Con la cúpula del ministerio del Interior, de momento sólo la policial, encausada por delitos relacionados con el terrorismo, millones de parados y una economía devastada, es difícil que a los que pasamos de los cuarenta no nos venga instintivamente a la memoria la última etapa del felipismo.

Es cierto que hay diferencias notables con los mandatos de Felipe González Márquez porque los parados que va a dejar Zapatero son casi el doble de los que nos legó el sevillano y también porque, en lo relacionado con la ETA, el felipismo mandaba matar a los terroristas y ahora se los excarcela y se los nombra concejales, pero la impresión general en las postrimerías del zapaterismo es de un cierto dejà vu.


Los propagandistas de la izquierda afirman que las ideas socialistas funcionan; es más, son las únicas capaces de permitir la prosperidad de las sociedades. El hecho de que cada vez que se ponen en práctica provoquen exactamente el efecto contrario es sólo porque las personas encargadas de imponerlas son bastante mediocres, porque "la dictadura de los mercados" impone sus malvadas normas a las buenas intenciones de los políticos progresistas o una mezcla de ambas excusas, que parece ser la teoría predominante en las postrimerías del Zapaterismo.

Mas el problema de España no es Zapatero sino el socialismo, como hace dos décadas no lo fue González sino sus ideas, que ZP ha llevado a su máxima expresión. El resultado en la sociedad ha de ser por fuerza parejo, como estamos viendo con ejemplos sobrados.

Por no faltar, en los estertores de esta última ración de socialismo, no faltan ni los episodios chuscos como el del senador detenido después de organizar una bronca en el puticlub, que nos recuerda aquella famosa foto de Roldán en calzoncillos y camiseta imperio rodeado de piculinas, con la única diferencia de que ahora los altos cargos socialistas acuden a locales de mucho más nivel y visten algo mejor.

La única ingeniería social que impone con éxito el socialismo es la del desastre económico del país entero, el deterioro de las instituciones democráticas y la catástrofe estética de sus regidores. A ver si al segundo tropezón en el mismo pedrusco sus votantes comienzan a enterarse.


Libertad Digital - Opinión

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