miércoles, 20 de julio de 2011

DESPLOME SOCIALISTA

Zapatero va a llegar a la cumbre extraordinaria del Eurogrupo de mañana con su crédito político hecho trizas. La continuidad de su Gobierno no contribuye a la recuperación de España.

LA candidatura de Rubalcaba no es compatible con el Gobierno de Zapatero. Así de claro es el resultado de la bicefalia socialista, por el empeño de los dirigentes del PSOE de no asumir con todas las consecuencias el desastre electoral del 22 de mayo. En aquella jornada, los españoles cancelaron el mandato de Rodríguez Zapatero y del PSOE, pero uno y otro, incluyendo al candidato Pérez Rubalcaba, decidieron actuar como si tuvieran derecho a disponer libremente de los tiempos políticos y de los intereses nacionales. Ahora, cuando la desafección llega a los más afines del Gobierno, el desplome del PSOE no es que sea mayor que hace un mes, sino que se hace más insostenible de puertas adentro. Y nada de lo que sucede en el PSOE y en su entorno es casual o inocente. Lo que está sucediendo, esta fractura entre lo que le interesa al candidato socialista y lo que quiere el presidente del Gobierno, estaba escrito desde que el PSOE decidió no celebrar inmediatamente un congreso extraordinario para sustituir a Rodríguez Zapatero de la secretaría general y dar paso a unas elecciones anticipadas. Por el contrario, en el remate final de su suicidio político, el PSOE optó por un equilibrio imposible entre Rubalcaba y Zapatero, equilibrio que sólo aguantó las formas hasta que el primero abandonó el Gobierno. Desde entonces, Rubalcaba está pagando las facturas de un Ejecutivo al que ya no pertenece, pero que lo ha marcado y lo sigue marcando de forma indeleble. Por eso, las mínimas posibilidades electorales que le quedan a Rubalcaba se basan en sacar a Zapatero cuanto antes del panorama político, mediante la disolución del Parlamento y el repudio de su herencia. La crisis de la deuda española, con una insoportable prima de riesgo muy por encima de los 300 puntos y un encarecimiento de la financiación a corto y largo plazo, está apuntillando al Gobierno, al candidato Rubalcaba y al PSOE, abocados —ellos, y por su responsabilidad puede que también España— a una auténtica tragedia

griega. Zapatero va a llegar a la cumbre extraordinaria del Eurogrupo de mañana con su crédito político hecho trizas. La continuidad de su Gobierno no contribuye a la recuperación de España, ni a la estabilidad financiera de Europa, como pretenciosamente se ha dicho desde el PSOE, mientras los mercados castigan sin piedad la deuda española.


ABC - Editorial

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