miércoles, 8 de junio de 2011

Bildu y el pelo de la dehesa etarra

En uno de esos municipios, Elorrio, es donde a los miembros de Bildu se les ha vuelto a ver "el pelo de la dehesa etarra" con un amenazante panfleto, en los que se califica al PP de "extrema derecha".

Aunque sepamos por documentación incautada a ETA que la organización terrorista dio orden expresa a los miembros de su nueva marca electoral para que disimulasen su vinculación con la banda cuanto fuese necesario con tal de burlar la Ley de Partidos, lo cierto es que, gracias a la repugnante y condescendiente sentencia de los magistrados del Tribunal Constitucional Pascual Sala, Pablo Pérez Tremps, Adela Asúa, Elisa Pérez Vera, Eugenio Gay y Luis Ortega, los proetarras han podido volver a presentarse a las elecciones sin tan siquiera tener que condenar uno solo de los casi mil asesinatos perpetrados por la organización terrorista.

A esta pública renuencia de los miembros de Bildu –"los nuestros", tal y como les llamó Otegi en conversación telefónica interceptada por la policía–, así como al resto de la documentación aportada por la policía, que sirvió de base a la sentencia de ilegalización de Bildu dictada por el Supremo, hay que sumar otros hechos posteriores a la vergonzosa "rehabilitación" dictada por los magistrados del Constitucional, como es el ya público y abierto respaldo a Bildu de los miembros de la ilegalizada Batasuna o de miembros no arrepentidos de su "brazo armado" a su salida de prisión.


Con todo, no menos significativo de la naturaleza proetarra de Bildu es el hecho de que, en numerosos ayuntamientos que pueden caer bajo su control, tales como Elorrio, Ondarria u Orduña, numerosos concejales, no sólo del PP o del PSOE, sino también del PNV, hayan optado por hacer su obligada declaración patrimonial, no en el propio consistorio, sino ante el secretariado de la Diputación Provincial. El hecho de que haya concejales del PNV que se acojan a esta modalidad de declaración patrimonial, permitida por una reforma legal llevada a cabo en 2003 y pensada para los concejales amenazados por el control etarra en las instituciones, es buena prueba de que la supuesta desconexión entre ETA y Bildu no se la creen ni aquellos partidos que la predican.

Precisamente en uno de esos municipios, Elorrio, es donde a los miembros de Bildu se les ha vuelto a ver "el pelo de la dehesa etarra" con un amenazante panfleto, en los que se califica al PP de "extrema derecha" o se considera un obstáculo para la "paz" y para la "superación del conflicto" algo tan legítimo y acorde al juego democrático como sería el hecho de que el PP y el PNV sumasen sus concejales para impedir que los proetarras se hagan con la alcaldía. Los de Bildu, además, dejan de manifiesto su nulo respeto a la libertad de expresión al arremeter contra medios de comunicación como Libertad Digital, Veo7 o Intereconomía, por el sólo hecho de dar voz al edil del PP, único edil no nacionalista de dicho municipio, o por denunciar ese "feudo irrespirable" que los proetarras quieren imponer en el municipio. Eso por no hablar del desprecio a la Ley de Partidos que decían respetar pero a la que acusan de haber "adulterado" en el pasado "el mapa político de este país".

Con todo, no nos quejemos, ni menos aún sorprendamos, de que la cabra tire al monte o de que los de Bildu se manifiesten como lo que son: si el arrepentimiento por el "vicio" pasado no garantiza la "virtud" futura, ¿qué respeto futuro a la democracia cabía esperar de quienes ni se arrepienten ni quieren condenar la violencia pasada? Nuestra indignación debe dirigirse contra los que han consentido esta burla a nuestro Estado de Derecho, que no son otros que los magistrados designados por el PSOE que todavía se sientan en nuestro Tribunal Constitucional. Ellos son los que han hecho posible este escarnio para las víctimas del terrorismo, pasadas, presentes y futuras.


Libertad Digital - Editorial

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