domingo, 3 de abril de 2011

El PSOE que deja Zapatero. Por Eduardo San Martín

Hace tiempo que los posibles candidatos se han lanzado a la palestra, sin pudor.

Las zozobras que agitaban a la cofradía socialista en las jornadas previas a que el líder se hiciera verbo ante el claustro de Ferraz resultaban un tanto desorbitadas para quien intenta descifrar, con alguna distancia, el desarrollo previsible de los próximos procesos electorales. ¿Alguien que no se sienta atribulado por la amenaza de perder el cargo cree de verdad que la probabilidad cierta de que las elecciones de mayo se conviertan en una consulta de alcance nacional iba a depender de lo que Zapatero anunciara ayer a sus desquiciados camaradas? La gravedad de la situación general, y la fatiga del electorado tras treinta años de gobiernos monocolores, han situado a presidentes y alcaldes socialistas al borde del despeñadero; no las vacilaciones del presidente. Y esa situación cambiará poco aunque Zapatero confirmara ayer lo que todos esperábamos.Otras preocupaciones previas a la epifanía sabatina del líder concernían al efecto que podría tener, no ya sobre las próximas elecciones, sino sobre el resto de la legislatura, la apertura de un proceso de sucesión en estos momentos. Ese debate dominaría la escena política desde que se iniciara y ofrecería al PP, junto a una posible derrota electoral rotunda, un flanco abierto para exigir, con munición de más grueso calibre, elecciones anticipadas. Pero la batalla sucesoria ya la abrió el propio Zapatero estas Navidades y sólo se cerrará cuando se proclame un vencedor, cualquier que hubiera sido la actitud que adoptara ayer el presidente. Hace tiempo que los posibles candidatos se han lanzado a la palestra, sin pudor y con escasa discreción, y nada les detendrá en adelante. Los socialistas no deberían preocuparse por incógnitas que el público da por amortizadas, sino por qué tipo de liderazgo y de partido quieren como alternativa al erial que les dejará un líder al que sobrevaloraron de manera imprudente. Y de eso no parecen estar hablando.

ABC - Opinión

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