viernes, 18 de marzo de 2011

Maremoto en Berlín. Por José Mª de Areiza

Al día siguiente de la catástrofe japonesa, 60.000 ciudadanos se manifestaban en Stuttgart contra las nucleares.



El devastador maremoto ha recorrido 9.000 kilómetros hasta llegar a Berlín y tendrá importantes consecuencias en la política alemana. Al día siguiente de la catástrofe japonesa, 60.000 ciudadanos se manifestaban en Stuttgart contra las nucleares. Cuarenta y ocho horas después Angela Merkel anunciaba una moratoria de tres meses de su valiente y necesaria decisión a favor de prolongar la vida de las centrales, tomada hace menos de un año. La moratoria es una medida sin respaldo parlamentario y que podría tener problemas legales. Además, ha decidido cerrar de forma temporal siete centrales construidas antes de 1980, un cese de actividad que podría convertirse en permanente. Tras haber perdido en otros feudos, la posibilidad de una derrota electoral de su partido en el estado de Baden-Württemberg el 27 de marzo ha llevado a la canciller a dar el volantazo. A pesar de que decisiones de esta envergadura deben tomarse en frío, Angela Merkel necesita apuntalar al primer ministro regional, Stefan Mappus, de la CDU, uno de los mayores defensores de la energía nuclear, quien se ha enfrentado a su correligionario el ministro de medio ambiente Norbert Roettgen por su retórica verde. Los ecologistas tienen hecha la campaña, aunque saben que deben tener cuidado para no dar la imagen de estar aprovechando una tragedia. Las encuestas antes del desastre proyectaban en la región un empate entre la CDU y la suma de verdes y socialdemócratas, en parte por la dimisión del copión de zu Guttenberg. La fortaleza política de Merkel disminuye en casa mientras su figura se agranda en la relación con sus socios europeos. Los apuros de la canciller pondrán las cosas más difíciles a los eslabones débiles del euro como España. El sentimiento antinuclear será determinante en las siguientes elecciones generales alemanas y la canciller es consciente de que para poder ejercer bien el poder, primero hay que ser poderoso.

ABC - Opinión

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