martes, 29 de marzo de 2011

Los españoles se merecen un Gobierno que no les mienta. Por Federico Quevedo

Escribe Alfonso Merlos en su twitter (@alfonsomerlos), con mucha razón, que “en un país serio, con una oposición merecedora de tal nombre, la información de El Mundo habría provocado la caída entera del Gobierno de ZP”. Yo no sé si ustedes han leído lo que ayer relataba nuestra compañera Ángeles Escrivá en el citado diario, pero, francamente, me parece una de las informaciones más graves y de mayor trascendencia que hayamos leído en bastante tiempo, en la medida que pone en evidencia hasta qué punto un Gobierno, en este caso el de Rodríguez Zapatero, ha colaborado con una banda terrorista para buscar unos fines que, a estas alturas, se me antojan imposibles.

En efecto, si algo así hubiera ocurrido en Francia, en Alemania o en Estados Unidos, no duden ustedes de que ninguno de esos gobiernos hubiera resistido el envite de la oposición política y de la presión mediática y social. Pero estamos en España, aquí no solo no dimite nadie sino que encima el principal responsable de una de las mayores vergüenzas de nuestra política antiterrorista, es decir, el ministro del Interior Alfredo Pérez Rubalcaba, es el principal candidato a la sucesión de Rodríguez.


Ese mismo Rubalcaba que la noche del 13 de marzo de 2004 decía aquello de que “los españoles se merecen un Gobierno que no les mienta”, frase que ha pasado a la posteridad, pero que a él mismo le va a pesar como una losa, porque hoy esa frase cabe aplicársela sin lugar a dudas al Gobierno de Rodríguez Zapatero y, sobre todo, al ministro del Interior, el hombre que, como dicen algunos “miente con mayor sinceridad”. El Gobierno ha mentido. Rubalcaba ha mentido. Lo sabíamos, pero la constatación de que es así no deja de resultar profundamente decepcionante, sobre todo tratándose de algo tan dramático como es la lucha contra una pandilla de asesinos. Y todavía hoy, estos mismos que eran capaces de sentarse con ETA, de negociar con ETA y de ceder ante ETA, siguen empeñados en darle a ETA una última victoria permitiendo a los terroristas acudir a las urnas el 22 de mayo.
«Algunos dicen que las víctimas no deben tomar parte de estos procesos, porque están demasiado condicionadas. Si no hubiera sido por las víctimas, y por el PP, como bien ponen de manifiesto los negociadores del Gobierno en su diálogo con los terroristas, hoy estaríamos hablando de la derrota de la democracia y del Estado de Derecho frente a ETA.»
Miren, de las actas conocidas ayer hay detalles que repugnan, como ese momento en el que los negociadores gubernamentales se dirigen a los terroristas para explicarles por qué dos meses después del ‘chivatazo’ no han podido evitar las detenciones de Elosua y sus cómplices les dicen que se trata de “un accidente muy grave, un asunto que viene del juez”. Y uno de ellos añade: “No sé qué deciros, cuando lo escuché me irrité y entiendo que vosotros lo estéis”.

La derrota del Estado de Derecho

Y eso, según el fiscal general del Estado, no es colaboración con banda armada. No, eso debe ser irse a tomar unos txikitos. Durante semanas, meses y años, Rubalcaba y Rodríguez nos han mentido de manera sistemática. Negociaron con ETA, pactaron con ETA; y estaban dispuestos a llegar hasta donde ETA quisiera con tal de conseguir una victoria que no era sino una derrota del Estado de Derecho y de la Justicia, la dignidad y la memoria de las víctimas del terrorismo.

Algunos dicen que las víctimas no deben tomar parte de estos procesos, porque están demasiado condicionadas… Hay que tener poca vergüenza… Si no hubiera sido por las víctimas, y por el Partido Popular, como bien ponen de manifiesto los negociadores del Gobierno en su diálogo con los terroristas, hoy tendríamos que estar hablando ya de la derrota de la democracia y del Estado de Derecho frente a ETA, gracias a un Gobierno que nos ha manipulado y mentido a su antojo para lograr un objetivo político que para Rodríguez era imprescindible ya que su consecución -creía él- le hubiera dado la mayoría absoluta en 2008. Es probable que fuera así, pero a cambio de entregar a ETA casi todo lo que se le había venido negando durante los 30 años anteriores, convirtiendo en polvo el sacrificio de casi mil víctimas de la pandilla de asesinos.

Rubalcaba debe dimitir, y como ayer decía González Pons, cada minuto que pasa sin que lo haga implica un poco más a Rodríguez en el asunto del chivatazo. No es que yo crea que no lo está, porque es seguro que nada de esto se hizo sin el conocimiento del propio presidente, como tampoco se hizo nada de lo que se hizo en tiempos de los GAL sin que González lo conociera, pero la dimisión de Rubalcaba podría rebajar la presión sobre Zapatero como la condena de sus colaboradores rebajó la tensión sobre González. Ahora bien, cada día que pasa sin que el Gobierno asuma sus responsabilidades políticas por este caso, que es uno de los más graves de nuestra corta historia democrática, ésta alcanza más alto. Que un Gobierno colabore con una banda terrorista, sea cual sea el fin último de esa colaboración, solo puede acarrear la dimisión de ese Gobierno, porque aceptar eso sería como aceptar la muerte misma de la Justicia y del Estado de Derecho. Y los españoles no se merecen un Gobierno que actúa al margen de la ley.


El Confidencial - Opinión

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