sábado, 26 de marzo de 2011

Libia. Aquí no hay estiércol. Por Maite Nolla

Lo que convirtió en legal esta intervención, lo que evita que te viertan estiércol ante tu sede, fue el consentimiento de los chinos en la ONU. Hasta la ex ministra Trujillo le moja la oreja a cualquiera con este rollo.

Supongo que ustedes no repararon en el detalle de que en el debate del martes pasado, en el que se aprobó de forma casi unánime que España participe de forma entusiasta en la guerra para no se sabe qué en Libia, la que presidió durante un buen rato el asunto fue la vicepresidenta del Congreso, la leridana Tere Cunillera. Y, claro, ver a Rajoy apoyar al Gobierno en este asunto con Tere Cunillera detrás, ha refrescado mis recuerdos y me ha llevado a 2003. Un año políticamente penoso y punto de partida de siete u ocho años que han cambiado España. Sólo con recordar que es entonces cuando se forma el primer tripartit, el del Pacto del Tinell, supongo que hay suficiente. Pero es que el pacto de exclusión política del PP en Cataluña no es más que el fruto de lo que había sucedido en la primavera de ese mismo año; es decir, el resultado de haber creado un estado de miedo y de violencia contra los votantes, militantes y candidatos del PP a cuenta de la guerra en Irak, que si en algún sitio alcanzó la cumbre fue en Cataluña, en general, y en Barcelona, en particular. Y el Pacto del Tinell, aunque fuera un revoltijo de diferentes pretensiones –ninguna buena– se firma pensando que la sociedad catalana ya estaba lo suficientemente madurita como para considerar que la exclusión política de un partido era algo necesario e incluso saludable.

Y claro, cuando sale Rajoy y la que preside el Congreso es Tere Cunillera, diputada por Lérida, ciudad en la que el PP tuvo que soportar que vertieran estiércol en su sede y que desde entonces deban habitar en otro local sin apenas signos externos, como si fueran una gestoría y no un partido político democrático en una democracia, y no aproveche la ocasión para pasar cuentas, da un poco de pena. Y también da pena que nadie en el PP recuerde que la gran baza del Gobierno en el asunto de Libia, que es la supuesta legalidad internacional, depende de la respetable dictadura China. Porque lo que convirtió en legal esta intervención, lo que evita que te viertan estiércol ante tu sede, fue el consentimiento de los chinos en la ONU. Hasta la ex ministra Trujillo le moja la oreja a cualquiera con este rollo.

En el PP son muy libres de mantener el rumbo que les va a llevar al poder total y no inmutarse ya vengan guerras, crisis, faisanes o lo que sea. También son muy libres de hacer como si lo de 2003 no hubiera pasado.


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Libertad Digital - Opinión

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