viernes, 4 de febrero de 2011

Merkel-Zapatero. Hacer la pelota no basta. Por Cristina Losada

No faltan, desde luego, las voces disonantes. Desde CCOO, Fernández Toxo ha instado a la canciller a hacer las reformas en "su casa". Qué manía han cogido los sindicatos de mandar a la gente a su "puta casa".

El presidente Ronald Reagan contaba de su época de actor en films de serie B que las productoras "no querían que (las películas) fueran buenas, las querían para el jueves" ("they didn’t want them good, they wanted them Thursday"). Tal que así ha querido el Gobierno socialista ese pacto social que celebra con trompetería y redoble de tambores. No importaba que fuera bueno, profundo y riguroso. Importaba que estuviera listo el jueves, igual que las malas películas de las que hablaba Reagan. El jueves, esto es, a fin de llevarlo como certificado de buena conducta a la cumbre con la canciller Merkel.

Aún creerán Zapatero y sus asesores que los alemanes –y de la CDU y el FPD, para más– se dejan impresionar, como aquellos aborígenes de otrora, por el simpático brillo de unos abalorios. Y, en realidad, por un envoltorio, muy de diálogo sosiá, no cabe duda, pero que sólo encierra la reforma de las pensiones que el Gobierno ya se había comprometido a realizar a instancias de unos inquietos líderes de la eurozona. El resto del florido paquete lo componen, a lo sumo, buenas intenciones, la especialidad de la casa, formuladas en una lengua de madera que, traducida al alemán, no mejorará.


Al vicepresidente Chaves le dio la risa cuando le preguntaron si Merkel venía a someter a España a un examen. "No estamos de examen", respondió risueño un político al que la idea de que se controle su gestión, debe de resultarle cómica. De eso no tiene experiencia. Pero ha sido su Gobierno el que ha rodeado una cumbre hispano-alemana más, de la fanfarria, la expectación y los nervios que preceden a una prueba. Y el que ha pasado de fustigar a la fracasada Merkel a hacer la pelota a la liebe Frau Merkel con un recibimiento de "Bienvenido Mr. Marshall". Siempre en los extremos.

No faltan, desde luego, las voces disonantes. Desde CCOO, Fernández Toxo ha instado a la canciller a hacer las reformas en "su casa". Qué manía han cogido los sindicatos de mandar a la gente a su "puta casa". Y no me refiero a los parados. Aunque una de las causas del paro, la rigidez de nuestro mercado laboral, preocupa naturalmente en Berlín y en cualquier lugar donde gobiernen personas razonables. No es el caso de la secretaria de Estado Consuelo Rumí, partidaria de que no aprendamos de aquellos a quienes les va bien, sino de que ellos aprendan de nosotros, que nos va mal. En cuanto al partido de la oposición, o está lost in translation o llorando por los recortes sociales. Pues esos pucheros, también ante Merkel.


Libertad Digital - Opinión

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