viernes, 4 de febrero de 2011

Aprobado condicional. Por José María Carrascal

Sólo si los demás países de la UE aceptan sus principios, Alemania estará dispuesta a aceptar el «pacto de competitividad».

¿HA venido Ángela Mekel a felicitar a Zapatero por haber dado la vuelta a su política económica o a advertirle que tiene que hacer más, mucho más, para que Europa en general y ella en particular se sientan tranquilos?

Pues ha venido a ambas cosas, ya que se complementan. Palmadas en la espalda y espuelazo en las ijadas. Pues la canciller conoce a nuestro hombre y del mismo modo que ha dejado plantado a la izquierda, puede dejar plantada cualquier día a la derecha. Modesto en el tono, su política es errática cual piuma al vento, y tan pronto la llama fracasada como la rinde pleitesía. Hay, por tanto, que atarle corto y vigilarle de cerca. En otras palabras: que si los primeros pasos que ha dado en la nueva dirección son correctos, no son ni mucho menos suficientes. Tendrá que seguir avanzando en esa línea para que desaparezca el temor de tener que rescatar a España, como ya se ha hecho con Grecia e Irlanda, algo que sería mucho más difícil dado el tamaño de su economía.


¿Y cuáles son esos nuevos pasos que tiene que dar para que todos respiremos tranquilos? Por lo pronto, que se cristalicen en hechos los ya dados. Ese pacto sobre las pensiones que tanto se festeja y esa consolidación de las Cajas de Ahorro, que hasta ahora es sólo sobre el papel, que incluso con fórceps cuesta sacar. Luego: —Desconectar la subida de los salarios a la subida de la inflación, como aquí alegremente se hace. Los salarios, dice la canciller, deben subir según las ganancias de cada empresa, no sólo por justicia, sino porque en otro caso, pondrían en peligro las existencia de algunas de ellas.

— Hay que poner un tope legal al déficit público, tanto del gobierno central como de las autonomías, si no queremos que se produzcan los desequilibrios presupuestarios actuales.

— Establecer el principio de que al euro se le defiende, no a base de «rescatar» los países comunitarios en quiebra, sino a base de aumentar su competitividad, tanto interna como interna.

— Por ello, «la solidaridad va en ambas direcciones». Es decir, no sólo ayudando los países ricos a los pobres, sino también procurando los pobres en convertirse en ricos, a base de esfuerzo, voluntad y sacrificio si es necesario.

Es, como ven, aplicar la «fórmula alemana» a la entera Comunidad Europea y es lo que frau Merkel va a sostener hoy en la cumbre de Bruselas, al tiempo que advierte que sólo si los demás países de la comunidad aceptan esos principios, Alemania estará dispuesta aceptar el «pacto de estabilidad y competitividad» propuesto y a aumentar el «fondo de reserva» para un posible rescate de otros miembros en apuros. Antes, ha querido pasarse por Madrid para decírselo a Zapatero en persona, por ser el socio más afectado. Dándole, de paso, un aprobado condicional, como a esos alumnos listos, pero vaguetes.


Libertad Digital - Opinión

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