miércoles, 10 de noviembre de 2010

Perdido entre la «X» y ETA

González y Eguiguren han dicho lo que han dicho porque no hay un Gobierno respetable que les hiciera valorar los perjuicios de sus palabras.

CUANDO el PSOE dice que la estrategia del PP para llegar a La Moncloa en 2012 consiste en no hacer nada debería empezar a preocuparse de lo que pone de su parte para que este método de esperar y ver, que achaca personalmente a Rajoy, sea eficaz. Si el presidente de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren, se burla de las instrucciones de silencio del partido y hace público homenaje a sus buenas relaciones con Josu Ternera, etarra fugado, y anuncia que ETA hará tregua definitiva en Navidad; y si Felipe González confiesa que tomaba decisiones que podían haber matado o no a etarras asumiendo el control de la guerra sucia, es porque dentro del PSOE hay gente a la que le resulta indiferente el futuro del actual inquilino de La Moncloa. Gente más numerosa de la que parece, porque ni Eguiguren es solo un «verso suelto» ni Felipe González un jubilado locuaz, muy «querido» por cierto por Pérez Rubalcaba y José Bono. Eguiguren y González han dicho lo que han dicho porque no hay un Gobierno respetable que les hiciera valorar los perjuicios de sus palabras en la imagen de Zapatero, hecha trizas por más que pueda interpretarse también que el afán de Rubalcaba o González es servir como escudo de protección del líder del PSOE y recibir golpes en su lugar.

Se decía que el problema del Gobierno era la mala comunicación de su política. Hecha la remodelación, se comunica muy bien que el problema es su mala política, y esta idea toma cuerpo cuando empiezan unas apariciones públicas que se manifiestan como aparentes soluciones para camuflar la debilidad de Zapatero, pero que se están saldando con fracasos estrepitosos. No hay otra explicación posible a que, en este momento, salgan a la palestra de forma tan cruda y temeraria las implicaciones de los gobiernos de González con la guerra sucia contra ETA y su reverso de las negociaciones políticas del Gobierno de Zapatero con los terroristas. La responsabilidad, en ambos casos, es exclusiva del PSOE, a través de quien ostenta la presidencia del socialismo vasco y de quien ha sido presidente del Gobierno desde 1982 hasta 1996. Las claves internas de este caótica situación del PSOE y del Gobierno pueden perderse en especulaciones sobre teóricas operaciones de acoso y derribo a Zapatero, o de encumbramiento de sucesores, o de supervivencia personal. Pero la suma de despropósitos en los últimos días demuestra que este Gobierno se mantiene solo porque Zapatero tiene la llave de las elecciones anticipadas.

ABC - Editorial

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