martes, 30 de noviembre de 2010

La izquierda abandonada

Para el PSOE, esta derrota ya no es un aviso, sino un auténtico desahucio que anuncia una etapa de graves conflictos internos.

LA clave nacionalista no es la única que explica la contundente victoria de CiU en las autonómicas catalanas, y tampoco sirve, como es obvio, para los incrementos de voto del PP y Ciudadanos. El nuevo Parlamento catalán es más nacionalista, pero también más liberal y conservador, y, en lo que importa en este momento, esta otra mayoría significa un nueva pérdida de confianza en la izquierda para gestionar la crisis económica. La tendencia europea se extiende a España en cuanto se han celebrado las primeras elecciones verdaderamente inmersas en el estado actual de desempleo y pesimismo, aunque no deben olvidarse las derrotas socialistas en Galicia y en las europeas de 2008. Zapatero y el PSOE han perdido tres de las cuatro elecciones celebradas desde marzo de 2008 —y en el País Vasco gobierna gracias al PP—, por lo que los factores coyunturales no sirven como excusa. El declive socialista es constante, y Cataluña lo ha acelerado.

El análisis de lo sucedido en la comunidad catalana no puede reducirse solo al factor nacionalista. Había una clara necesidad de poner fin a las extravagancias del tripartito y de favorecer un gobierno que redujera los riesgos en la gestión de los asuntos públicos. Por eso es previsible que en la acción del futuro gobierno convergente primen los criterios de una política liberal sobre la agitación nacionalista. Para la izquierda, esta derrota ya no es un aviso con prórroga para rectificar. Es un auténtico desahucio que anuncia una etapa de graves conflictos internos en el PSOE. Cataluña era el anticipo a cuenta de los temores de los barones socialistas: si Montilla perdía sin quebrar el suelo de 30 diputados, el efecto contaminante de la derrota podía mitigarse. Pero si se rompía ese suelo —como ha sucedido, forzando la renuncia a su escaño— los dirigentes territoriales del PSOE saben que con él también se rompía la conexión con Zapatero. El aumento del PP en las áreas industriales tradicionalmente adscritas al PSC es una inflexión que atemoriza a presidentes y candidatos autonómicos del PSOE de comunidades donde la estructura de voto socialista es más permeable a la abstención o al traspaso al PP. Zapatero ha encadenado su derrota en las primarias de Madrid con su derrota en Cataluña. Como líder de un partido que vive en el alambre electoral para las municipales y autonómicas, su situación en el PSOE empieza a ser dramáticamente precaria.

ABC - Editorial

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